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Las pérdidas que no son pérdidas
Los desembolsos financieros de un gobierno con fines de asistencia social directa asumen dos formas. Una es prestar dinero, habitualmente en condiciones blandas pero siempre con la obligación de devolverlo. La otra es el subsidio, que es una erogación fiscal a pérdida porque excluye la recuperación. Pero se procura ahora la mezcla imposible de esos dos cursos, claramente diferenciados, para tratar de defender el manejo desastroso del Fondo de Desarrollo (Fondes) durante la presidencia de José Mujica. Lo intentó Pedro Buonomo, que fuera subsecretario de Economía y director del Fondes, al iniciar el desfile de jerarcas de ese período ante la Justicia para responder a cargos sobre préstamos otorgados a cooperativas de trabajadores para el rescate de empresas quebradas.
Los diputados nacionalistas Jaime Trobo y Rodrigo Goñi y el escindido del Frente Amplio Gonzalo Mujica denunciaron ante el fuero de Crimen Organizado “circunstancias sospechosas” en la concesión de préstamos entre 2012 y 2015 que nunca fueron reembolsados, lo que significó para el Estado un costo de alrededor de US$ 53 millones. Los préstamos cuestionados incluyen, entre otros a cooperativas fracasadas, el mayor de todos por US$ 15 millones a Alas Uruguay, epílogo del largo proceso de errores gubernamentales a partir del cierre de Pluna.
Según informaron a El Observador fuentes vinculadas al caso, Buonomo argumentó ante la jueza Beatriz Larrieu y el fiscal Luis Pacheco que el dinero no recuperado no puede considerarse como pérdida porque los préstamos a las cooperativas tenían un fin social. Al margen de que los denunciantes señalan presuntas irregularidades en su concesión, es evidente la contradicción técnica en el planteamiento de Buonomo. Nadie discute el carácter social de esa asistencia. Pero los préstamos se realizaron con un cronograma específico de devolución en cuotas en determinadas fechas. La prevista recuperación por el Estado, sin embargo, nunca se concretó porque las empresas cooperativas resultaron no ser viables, lo cual convirtió los préstamos directamente en una pérdida fiscal. La argumentación de que no se trató de pérdidas solo hubiera sido pertinente si esos desembolsos se hubieran efectuado como subsidios, como fue el caso en los programas del Ministerio de Desarrollo Social a sectores de menores recursos pero no en los desembolsos del Fondes.
A tal punto fue mal manejado este organismo que el presidente Tabaré Vázquez, en cuanto asumió su segunda presidencia, reformó drásticamente su funcionamiento para detener el drenaje de recursos fiscales en los años previos. Otros jerarcas de la administración Mujica también deberán concurrir a declarar, todos en calidad de indagados, igual que Buonomo. Resta ahora que la Justicia, que ya habrá advertido la incongruencia técnica de la interpretación hecha por el exsubsecretario de Economía, aclare finalmente lo que está detrás de las acciones del Fondes. En el mejor de los casos reflejan incompetencia de gestión y descuido en el uso de fondos públicos, al haberse aprobado préstamos de recuperación imposible por evaluación defectuosa de las posibilidades de éxito de las empresas cooperativas que los recibieron.
