Lo que se juega en las legislativas argentinas

Estos comicios siempre se han anunciado en Argentina como de suma importancia para el futuro del país; pero, salvo contadas excepciones, acaban siendo mucho ruido y pocas nueces.

Este año, sin embargo, sí se definen varias cosas en las dos paradas de esta contienda: la primera, el 12 de setiembre, cuando se llevan a cabo las primarias; y la segunda y definitiva, el 14 de noviembre, cuando tendrán lugar las legislativas generales. 

Lo primero de importancia que se va definir es el liderazgo de la oposición, quién llevará la voz cantante en la vereda de enfrente durante los últimos dos años del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner y que, en última instancia, será también quien lidere a los sectores de centro y centro derecha de cara a las presidenciales de 2023. 

El oficialismo llega golpeado. El gobierno hizo un muy mal manejo de la pandemia, con encierros draconianos de la población que provocaron una caída de más del 10% de la economía. Lo cual, sin acceso al crédito, ha tratado de paliar con emisión monetaria, generando una inflación del 25% en lo que va del año y la disparada del dólar. 

Esto último en Argentina ya es, de por sí, una receta casi infalible para el desastre electoral. El esquema de vacunación del gobierno peronista también ha sido uno de los peores de la región. Sin embargo, la sombra del gobierno de Macri trae tan malos recuerdos en algunos bastiones clave de esta elección, como la provincia de Buenos Aires, que por ahora al menos se perfila como una contienda reñida.

Es por ello que la coalición de oposición Juntos (antes, Juntos por el Cambio; antes, Cambiemos) ha tratado de sacudirse un poco la imagen de Macri, cosa que no ha sido fácil en una alianza -y sobre todo, en un partido (el PRO)- que ha armado toda su estructura y su filosofía de gestión alrededor de la figura del expresidente. 

Su delfín y sucesor, Horacio Rodríguez Larreta, hoy jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, parece haberle ganado un primer mano a mano por el liderazgo de la coalición en el armado de las listas. Aunque todavía está por verse si logra traducir eso en una victoria en las urnas. 

De momento logró imponer a su candidata en la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, exgobernadora de la provincia (un tipo de ‘carpetbagging’ que acá ya conocemos pero que en Argentina está mucho más extendido), y forzó así la bajada de la candidata de Macri, Patricia Bullrich. 

Al mismo tiempo Larreta llevó a cabo un audaz enroque, imponiendo a su propio vicejefe en el gobierno porteño, Diego Santilli, como cabeza de lista en la provincia, muy a pesar de los reparos y resistencias que en un principio esgrimió Jorge Macri, primo del expresidente e intendente del partido de Vicente López.

Así, el moderado, y a veces acusado de “tibio”, Rodríguez Larreta parece haberle ganado la interna a Macri, quien, varado en Suiza, tampoco era mucho lo que podía hacer para defender su magullado liderazgo político.

La interna, empero, no acaba ahí. 

No olvidemos que Cambiemos es una coalición que el PRO integra con la Unión Cívica Radical. Y los radicales le han puesto una carta fortísima para las primarias en la provincia de Buenos Aires: se trata de Facundo Manes, el famoso neurólogo y divulgador científico que usted habrá visto tantas veces por la tele.

Si el ‘Colorado’ Santilli le gana a Manes el 12 de setiembre en la provincia, Larreta no solo habrá consolidado su liderazgo dentro de la coalición opositora, sino que también habrá vencido una tendencia muy complicada de enfrentar en estos días: la candidatura de un famoso, eso que la ciencia política ya llama “celebrity politics”.  

Si en cambio se impone Manes, el radicalismo cobrará mucha fuerza dentro de Cambiemos; es posible que le quieran disputar a Larreta la sucesión del gobierno de la Ciudad -con una eventual candidatura de Martín Lousteau, por ejemplo-, incluso hasta la candidatura presidencial en 2023, lo que el dirigente porteño cree haberse ganado por derecho propio.

Por el lado del oficialismo, la oferta electoral del Frente de Todos está bastante menos disputada porque ahí todo es mucho más vertical. Ahí la que arma y desarma las listas es Cristina. Aunque dicen que esta vez se ha cuidado de mechar a una buena cantidad de candidatos moderados para no ahuyentar al electorado con todas las voces estridentes del kirchnerismo duro.

De cualquier modo, va a estar interesante. Sobre, como va dicho, por lo que hace al futuro de la oposición. 

Pero si los resultados tienen realmente algún significado de cara al 2023, es difícil saberlo. Cristina en 2009 perdió las legislativas por muerte, y dos años después ganó la reelección con el 54% de los votos. En tanto que Macri obtuvo una victoria arrolladora en 2017, para luego perder las presidenciales de 2019 frente a un candidato como Alberto Fernández.

Leer mucho más allá de las internas y de lo coyuntural en estas elecciones argentinas de medio término no parece tener mucho sustento histórico. 

Pero en tren de intentar ver una jugada más allá de lo que se divisa en el tablero, podría ser la eclosión definitiva en el imaginario argentino del liderazgo moderno, serio y mesurado de Horacio Rodríguez Larreta.