Camilo dos Santos

Los colorados se frenan, Talvi en la encrucijada

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18 de septiembre de 2019 a las 05:02

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Los últimos sondeos de opinión pública publicados por las diversas empresas sugieren que el crecimiento del Partido Colorado se detuvo después de la definición de su candidatura presidencial en las elecciones primarias. Dado el claro favoritismo de la oposición (que cada nueva medición no hace más que ratificar), el estancamiento en la intención de voto hacia los colorados tiene consecuencias muy importantes porque consolida la posición de Luis Lacalle Pou como más probable presidente electo. El objetivo de esta página es discutir qué podría estar pasando. Como veremos, Talvi no la tiene fácil. Vayamos por partes. 

Desde la noche en que obtuvo su resonante victoria en la elección primaria en adelante, Ernesto Talvi mantuvo con firmeza el rumbo hacia la izquierda. Para ser fiel a su estrategia, tomó dos decisiones que, en su momento, nos sorprendieron. Primero decidió que Julio María Sanguinetti no sería su compañero de fórmula. Al proponer a Robert Silva como candidato a la vicepresidencia optó por una figura nueva en la competencia electoral (conformando una fórmula 100% novedosa) y por enfatizar la importancia de la reforma educativa en su agenda de gobierno. A continuación, prefirió no respaldar a Pedro Bordaberry cuando éste, cambiando de opinión, anunció que le gustaría intentar ser reelecto como senador. Las dos decisiones fueron señales en la misma dirección: ratificaron que Talvi procura que el Partido Colorado crezca entre los votantes de centroizquierda. Simplificando: el candidato colorado apunta con toda claridad a captar votantes de Danilo Astori (Frente Amplio), Pablo Mieres (Partido Independiente) y Jorge Larrañaga (Partido Nacional). 

La respuesta de sus competidores en este nicho electoral no se hizo esperar. Fue especialmente contundente desde el Frente Amplio. Los líderes del partido de gobierno saben bien que pueden perder votos por la izquierda o por el centro. También comprenden que la mayoría de los votos que pierdan por la izquierda votarían por Daniel Martínez en el balotaje. Los votos que no pueden de ninguna manera darse el lujo de perder, en cambio, son los de centroizquierda que podrían verse tentados de votar en el balotaje por el candidato de oposición. No se les escapa, finalmente, que los electores de izquierda están mucho mejor “cuidados” que los electores más centristas. La eventual fuga por la izquierda es obstaculizada por la presencia de dirigentes como Óscar Andrade y Constanza Moreira. La hemorragia por el centro debía, a toda costa, ser detenida. Para eso se han multiplicado las acciones. Además de algunas señales de Daniel Martínez en esa dirección (como la presentación del equipo económico o la definición del régimen chavista como dictadura), han pasado a jugar un papel mucho más relevante en la campaña Danilo Astori y Mario Bergara. 

No es casualidad, por tanto, que ambos, Astori y Bergara, hayan concentrado sus críticas a lo largo de los últimos dos meses en Ernesto Talvi. Están compitiendo exactamente por los mismos electores. El astorismo tuvo tres senadores en 2014. El Frente Amplio se juega una parte fundamental de la posibilidad de ser reelecto en la capacidad de los dirigentes como ellos (sumen a Rafael Michelini y a Álvaro García a esta lista) de retener votantes frentistas moderados. Las críticas a Talvi han sido muy  duras y, probablemente, estén empezando a ser efectivas. Entre otras, cabe mencionar las siguientes (creo que fueron las más resonantes): se cuestionó su ingreso al Banco Central en tiempos de Ramón Díaz y su desempeño dentro de esa institución; se asoció su figura al fracaso de Mauricio Macri; se sembraron dudas sobre el impacto de sus propuestas en materia de política laboral en el bienestar de los trabajadores; se acusó dos veces a Robert Silva de desempeñar tareas violando normas jurídicas; se criticaron muy recientemente sus declaraciones respecto al impacto del empleo público en la tasa de desempleo. El hilo conductor de todos estos argumentos es que Ernesto Talvi sería un lobo “neoliberal” con piel de cordero “socialdemócrata”. 

En todo caso, está claro que el viento cambió de dirección. Talvi está en una encrucijada. Astori y Bergara están defendiendo con uñas y dientes el espacio frentista de centroizquierda. Se diluyó el Frente Líber Seregni pero surgió en su lugar, con mucha energía, una alianza de grupos moderados en torno a Bergara. Del otro lado, el general Guido Manini Ríos se ocupa exitosamente de rastrillar votantes de derecha que podrían haber apoyado al Partido Colorado si Sanguinetti y Bordaberry hubieran tenido una presencia mayor. El candidato colorado tiene una restricción adicional: no puede subrayar sus diferencias con Lacalle Pou. Sabe muy bien que, en menos de dos meses, deberán ponerse espalda con espalda para construir la coalición electoral que les permita asegurar el triunfo opositor en el balotaje. Los dos debates que se anuncian son su mejor oportunidad. Si Lacalle Pou no se muestra suficientemente solvente al enfrentar a Daniel Martínez puede haber electores que presten especial atención al mano a mano, que también se vienen anunciando, entre Danilo Astori y Ernesto Talvi. 


Doctor en Ciencia Política, Docente e Investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, UdelaR
adolfogarce@gmail.com 

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