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Los largos viajes en ómnibus, el dolor y los goles: la vida de Esperanza Pizarro

La historia de la goleadora del Torneo Rexona de Fútbol Femenino de Primera División de Uruguay tiene mucho de sacrificio, pero también está llena de ilusiones
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18 de enero de 2021 a las 05:03

Marcó el mejor gol del Mundial sub 17 que se disputó en el Estadio Charrúa en noviembre/diciembre de 2018; media vuelta y al ángulo, en el partido contra Finlandia. Con siete goles es la goleadora del Sudamericano sub 20 que quedó en suspenso por la pandemia de covid-19 en marzo del año pasado. También en 2020, frente a Liverpool y con la camiseta de Nacional, hizo el gol más rápido que se recuerde en el fútbol femenino, a los 13 segundos de juego; además fue la goleadora del Torneo Rexona del fútbol femenino de Primera División de la AUF. La poseedora de estos registros futbolísticos se llama Esperanza Pizarro y su historia es un canto a la esperanza.

La tragedia la marcó a fuego el año pasado, un mes antes del Sudamericano sub 20. Su mamá murió en un accidente de tránsito. Pese al dolor, igual fue a competir por Uruguay.

“Jugué más por la gente que me rodeaba, por el apoyo que tenía y también era una manera de despejarme. A mi madre siempre le gustó que jugara al fútbol, hizo lo imposible para que yo tuviera todo para jugar y fue como una manera de agradecerle, no la podía dejar pasar”, contó a Referí desde Nueva Palmira, donde nació hace 19 años.

Un tatuaje en su brazo derecho, que señala cuando convierte un gol, recuerda a su mamá. "Es la tetera y la tacita de La Bella y la Bestia, porque ella me decía que éramos ella y yo", expresó.

En Nueva Palmira empezó a jugar al fútbol a los cuatro o cinco años. Un día acompañaba a su padre que miraba un partido por televisión y se le ocurrió la idea de insertarse en aquel mundo que entonces era casi exclusivamente de varones.

“Mi padre siempre jugó al fútbol y yo lo acompañaba a las prácticas. Yo siempre jugaba en la calle, tenía pelota, pero esa vez le dije a mi madre que quería jugar al fútbol. Al principio pensaron que era algo del momento, pero cuando tuve la edad, al año siguiente, me consiguieron club”.

Empezó en el Sacachispas de baby fútbol. Actualmente la competencia es mixta, pero en esa época solo jugaban varones. “Era la única. A mis compañeros los conocía de la escuela y no tuvieron problemas en aceptarme, pero cuando jugaba contra otros clubes no me querían marcar o la gente gritaba cosas de afuera. En eso fue bastante complicado. Por suerte ahora está mucho más naturalizado el deporte de la mujer y se ve con otros ojos”, recalcó.

Salvo un año que jugó en el club Sauce, completó el baby en Sacachispas, aunque desde los 10 años defendió simultáneamente a Cerro Oriental de Carmelo, un equipo femenino. Desde los cinco años también reforzó a la selección de Palmira de varones y a los 13 pasó a Palmirense, el único club de mujeres de la ciudad, ya en cancha de 11. Allí permaneció hasta 2018.

Un poco antes, la descubrió el ojo avizor del técnico de la selección uruguaya Ariel Longo y la convocó, con 14 años, para defender a la sub 17 en el Sudamericano de Venezuela de 2016.

Luego llegó el salto a Nacional y los interminables viajes en ómnibus a Montevideo. “En la segunda mitad de 2019 estaba sin club y pude arreglar. Estaba terminando el liceo y mudarme a Montevideo era tener que dejar de estudiar, entonces viajaba los fines de semana a jugar y a algunas prácticas”.

Cuatro horas de ida y cuatro horas de vuelta. Todo por jugar al fútbol. “Era bastante cansador, pero yo quería jugar. Durante el viaje escuchaba música, miraba el celular. A veces cuando iba a entrar un viernes me quedaba con mi hermana que estudia en Montevideo”. El club le pagaba los pasajes y le brindaba un viático si se quedaba en la capital.

En la actualidad es delantera, una de las mejores del fútbol uruguayo, pero no siempre fue así, explica. “Pasé por todos los puestos: empecé de defensa en el baby, después me pasaron a jugar de 5, todo el baby y la selección lo hice de 5, en Cerro Oriental jugaba de golera y cuando no nos llegaban mucho pasaba de delantera, y recién cuando entré a cancha de 11 me pusieron de puntera y no cambié más”.

Ahora tiene el gol entre ceja y ceja, pero Esperanza aclaró: “Cuando jugaba de defensa era el típico defensa rústico, que pasa la pelota o el jugador. Cuando lo hacía de 5 me gustaba habilitar, pase filtrado, más que marcar”.

En 2020 firmó un contrato profesional con Nacional por un año. “Ya tuvimos una reunión para renovar, pero todavía no cerramos nada”, señaló. Una de las condiciones de la vinculación es que tiene que estar a disposición del club en cada entrenamiento, aunque eso no le genera un conflicto: “He dejado muchas cosas por jugar, como cualquier futbolista: fiestas, viajes, tiempo con la familia, también he sacrificado estudio. El tiempo es lo que más he sacrificado y es lo que no voy a poder recuperar”, dijo a Referí.

De todas formas, las distancias entre el fútbol masculino y el femenino, son aún muy grandes en Uruguay: “Cuando juvenil no hay muchas diferencias, pero en Primera sí, porque el hombre es profesional, se dedica de lleno al fútbol y la mujer tiene que hacer mucho sacrificios, horarios que arreglar en el trabajo, en el estudio, muchas otras cosas. Tener una vida normal en el día a día como cualquier persona y encima preocuparse por el fútbol. En ese aspecto es mucho más sacrificado”.

Si bien ha desandado bastante camino, aún queda mucho por delante. “Quiero que el fútbol femenino se profesionalice, pero sé que hay un largo camino para recorrer primero, y dentro de lo que yo pueda hacer, seguiré luchando para que mejore cada vez más, que haya cada vez más nivel y competencia y seguir trabajando para profesionalizarlo lo más que pueda a la forma uruguaya”.

Esperanza quiere ser fisioterapeuta, se está preparando para eso, y en su carrera de futbolista tiene metas y sueños. 

“Mis metas cercanas son salir bicampeonas con Nacional, competir por la Copa Libertadores de la mejor manera posible y con selección ir a competir por el cuadrangular que nos quedó pendiente en el Sudamericano y meternos en el podio; como sueño poder estar en la selección mayor oficialmente y llegar a lo más alto”.

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