Solo el 11% de los homicidios cometidos en Uruguay están vinculados al tráfico de drogas

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Más de la mitad de los homicidios por “ajustes de cuentas” tienen, en realidad, un motivo desconocido

Investigación cuestiona cómo Interior clasifica los motivos de homicidios y sugiere reclasificación
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19 de febrero de 2024 a las 05:00

“Uruguay es uno de los países con mayor proporción de homicidios cometidos por el crimen organizado”. Así lo informó este diciembre la oficina de Drogas de Naciones Unidas. Y así, en parte, lo vienen repitiendo los sucesivos ministros del Interior (de distintos colores partidarios) cada vez que “justifican” el incremento (o el no descenso) de los asesinatos porque “existen bandas criminales que se disputan el poder”.

Pero una reciente investigación —que financió en parte el propio Ministerio del Interior y a cuyos resultados accedió El Observador— da cuenta de que solo el 11% de los homicidios cometidos en el país durante la última década está vinculado al tráfico de drogas. Y de los (mal) llamados “ajustes de cuentas” más de la mitad carecen de información que permitan saber el real motivo, y solo la sexta parte tienen relación con drogas (ni siquiera con el tráfico per se).

“Uruguay está lejísimos de ser uno de los países en que el crimen organizado está generando más daño, pero cabe hacerse una autocrítica: los informes internacionales que dicen eso se basan en una tipología (una clasificación) que hace pública el propio Ministerio del Interior y que no es para nada buena”, reconoce Diego Sanjurjo, coordinador de Estrategias Focalizadas de Prevención Policial del Delito de esa cartera.

Sanjurjo se basa en las conclusiones de la investigación Tipología de los homicidios en Uruguay, donde se propone una nueva clasificación para superar la “débil e hipertrófica” que existe hasta ahora. Una nueva tipología “que permita construir políticas de seguridad con evidencia y no dejándose llevar por fascinaciones que llevan a políticas fallidas”, agrega  el doctor en Ciencias Sociales Emiliano Rojido, coordinador de esta pesquisa.

Por ejemplo: cuatro de cada diez de los homicidios registrados en la última década fueron anunciados como “ajustes de cuentas”. No en vano el exministro del Interior Luis Alberto Heber hablaba de “tranquilidad para las familias de trabajadores (porque el aumento de los homicidios se daba) entre bandas que se disputan el territorio. O el extitular de la misma cartera, Eduardo Bonomi, refería al “conflicto entre delincuentes y la escasez de droga” como la explicación de la tendencia al alza de los asesinatos. O el también exsecretario de Estado Jorge Larrañaga decía “se la están dando entre ellos”.

Pero la investigación coordinada por Rojido revela que la categoría “ajustes de cuenta” es tan endeble que en más de la mitad de los casos se desconoce el motivo de esos homicidios que terminan calificándose como tal.

Sucede que el Ministerio del Interior usa a la interna una tipología extendida que admite al menos 15 motivos diferentes para clasificar los homicidios. En esa lista, la categoría “sin datos o motivo asociado” es, por lejos, la más frecuente (concentra más de un tercio de los homicidios de la última década). Pero al momento de hacer pública la información —y por tanto rendir cuentas a la ciudadanía y a aquello que acceden los organismos internacionales— se abrevia en seis motivos (y entonces los “ajustes de cuentas” se disparan).

¿Por qué tantos homicidios que a la interna del Ministerio se clasifican como “sin dato o motivo asociado” acaban luego atribuyéndose a los “ajustes de cuentas”? Rojido y sus coautores interpretaron que los técnicos de Interior cuentan con una lista de nueve características “típicas” del ajuste de cuentas y que, con solo tener tres de ellas basta para que un homicidio sea considerado un conflicto entre criminales aunque no se tengan datos para tal afirmación.

En Uruguay seis de cada diez asesinatos se cometen con arma de fuego. Pero basta que el muerto haya sido baleado para que se interprete que esa es una característica típica del ajuste de cuentas. O que la víctima tenga múltiples disparos (cuando en realidad le puede haber disparado alguien con escasa práctica). O si la víctima tenía antecedentes penales por cualquier delito (quizás había robado un pan en un supermercado). O si hay testigos que se niegan a declarar (aunque puede que esos testigos no tuvieran ganas). O…

Todo esto, dice Rojido, va alimentado que uno de los principales indicadores que se usan para ver el real avance del crimen organizado (como son los homicidios vinculados al enfrentamiento entre bandas criminales), acabe siendo “un flan”. Porque “políticamente se viene reforzando la idea de que hay homicidios de primera y de segunda, se alimenta la fascinación de los medios de comunicación sobre homicidios que ocurren porque las bandas avanzan y se genera pánico, los políticos de todos los partidos usan a su vez esa fascinación porque les sirve plantear que la culpa es de otros, la culpa es de un enemigo interno que disputa la fuerza del Estado al que hay que hacerle la guerra —incluso sacando militares a las calles—, pero, a decir verdad, todo se basa en un dato muy débil”.

Ni Sanjurjo ni Rojido niegan que haya enfrentamiento entre criminales, solo que, en base a la investigación, tiran por la borda algunos de los relatos instalados y, en consecuencia, algunas de las políticas de seguridad: “Adjudicar los problemas de seguridad al crimen organizado, porque así se ha mal clasificado, lleva a políticas fallidas”.

“Se piden políticas públicas equivocadas pensando en que el crimen organizado está descontrolado. Cuando se piden más militares en las calles o aumentar las penas de todo, se demuestra que se parte de un diagnóstico equivocado que se viene arrastrando hace décadas”, complementa Sanjurjo.

La nueva investigación sugiere, entonces, una nueva tipología. “La motivación no es el único criterio o la mejor opción posible para clasificar los homicidios con el objetivo de informar políticas de prevención”, reza el texto, el que sugiere considerar también el perfil de la víctima y el victimario, el vínculo entre ambos y el contexto. Por ejemplo: la décima parte de los asesinatos que el Ministerio del Interior rotuló como “venganzas o represalias” en 2019, en realidad fueron homicidios dentro de las cárceles. Entonces, a efecto de prevenir ese delito, ¿es importante saber que hubo sed de venganza o en realidad conocer que se están matando dentro de las rejas?

Los homicidios que no pueden clasificarse (indeterminados) siguen siendo los más frecuentes incluso en la nueva tipología propuesta, pero se reducen al 20%. Para este grupo de homicidios sin causa conocida, los autores proponen metodologías en que, según algunas características del hecho, el caso puede estar más cercano a un conglomerado de homicidios o a otro. Aunque, para ello, reconocen que habría que ampliar la muestra a más años.

Pero lo novedoso de la nueva clasificación es que los "ajustes de cuentas" quedan reducidos a un bolsón mucho más pequeño del que reporta hasta ahora Interior. El "conflicto interpersonal entre conocidos" termina siendo para el año 2019 el motivo más frecuente. Son homicidios que se dan en esta circunstancia: "Cuando el autor y la víctima se conocían con anterioridad al incidente fatal, sin que tuvieran una relación de parentesco o pareja, y el hecho que provocó la muerte no está relacionado con otras motivaciones de esta tipología, como el robo, la motivación sexual o el tráfico de drogas". Un ejemplo típico es la pelea entre vecinos.

Sanjurjo ya les comentó a los actuales titulares de Interior los hallazgos de esta investigación y, según dijo a El Observador, confía en que las autoridades políticas adopten algunas recomendaciones que arroja el informe. Si bien la investigación es independiente, cuenta con el apoyo financiero de la ANII e Interior con el objetivo de que la evidencia sirva para la planificación de medidas concretas y la mejora en la toma de decisiones. “En este caso las recomendaciones son muy buenas y ya están sobre la mesa del Ministerio”, concluyó.

Este no es el único desafío técnico dentro de las estadísticas del Ministerio. El 7 de marzo anunciarán un acuerdo técnico con el Instituto Nacional de Estadísticas que incluye una evaluación de calidad, el inicio de encuestas de victimización que sean representativas del conjunto de la sociedad (y no recortes como lo son las denuncias de delitos), y la posible incorporación de preguntas sobre seguridad dentro de la Encuesta Continua de Hogares (como ya hacen otros países).

Tipología de los homicidios en Uruguay by El Observador on Scribd

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