El hombre fue condenado por un juez de faltas a un mes de servicio comunitario

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"Me dejé la plata adentro": estafó a varios deliveries y a una prostituta y fue condenado a trabajo comunitario

Un juez de paz de Canelones lo condenó a 30 días de trabajo comunitario por el delito de obtención fraudulenta de una prestación
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02 de julio de 2022 a las 21:32

Un hombre de 37 años fue condenado a cumplir 30 días de trabajo comunitario por haber estafado varias veces a deliveries en Parque del Plata. En una oportunidad, hizo lo mismo con una trabajadora sexual, informó el vocero de la Jefatura de Canelones, Alejandro Ferreira.

Según relató, el hombre tenía como rutina hacer pedidos a diferentes supermercados, pizzerías y otros servicios que tienen delivery por "sumas de dinero considerables", pero cuando se le entregaba la mercadería decía que se había olvidado del dinero adentro de su casa, se encerraba y no volvía a salir. Así estafó a varios deliveries. 

En una oportunidad, contrató a una prostituta y cuando fue a despedirla, utilizó la misma táctica. La acompañó gentilmente hasta la puerta y le dijo que volvía en seguida a pagarle y nunca lo hizo. 

Un juez de paz de Canelones lo condenó a 30 días de trabajo comunitario por el delito de obtención fraudulenta de una prestación. "Será castigado con pena de 7 a 30 días de prestación de trabajo comunitario, el que a sabiendas de que no le era posible pagar, usufructuara servicios de hotel, restaurantes, transporte u otro servicio en general", expone el artículo 366 del Código Penal.

Un caso similar en La Blanqueada 

En La Blanqueada vivía un hombre que llegó a amenazar deliveries con un martillo o un bate de béisbol para robarles los pedidos. Eso hizo que los repartidores que trabajan por la zona se organizaran y evitaran ir a su dirección. 

Su forma de robar tenía algunas variaciones. Una de ellas fue, por ejemplo, mentir sobre su nombre o dar la dirección de otro apartamento en su mismo edificio a la hora de hacer el pedido. Cuando el repartidor tocaba bocina, él bajaba y retiraba la comida, pero el trabajador reclamaba el pago a otro apartamento. En otros casos, arrollaba un billete de $ 20 que tiraba a los repartidores, fingiendo que daba el pago completo.

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