Gabriel Pereyra

Gabriel Pereyra

Columnista

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Mirta Morales: “Es simplista decir que solo el nuevo código aumenta el delito”

La presidenta de la Asociación de Fiscales se defendió de los cuestionamientos y consideró que no se puede decir que la criminalidad obedezca a su trabajo
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17 de febrero de 2019 a las 05:04

Mirta Morales lleva cinco años como fiscal. Hoy es una de los dos representantes del Ministerio Público que concentra los casos de homicidios y se convirtió en la presidenta del gremio de fiscales. Morales repite como un mantra que el nuevo Código del Proceso Penal no genera delitos, sino que es la gente la que los genera.

Me llamó la atención una frase de la declaración de la Asociación de Fiscales que dice que no se consideran responsables directos de la seguridad pública. ¿Cómo es eso? Porque si hay alguien responsable directo es nada menos que el sistema de Justicia. Una cosa es que no sean los únicos, pero directos son ¿no?

La frase tal vez no sea la mejor expresión como para transmitir la idea. Responsables nunca dejamos de ser, nosotros asumimos la responsabilidad y con creces. Cuando nos equivocamos salimos y damos la cara, pero el tema es que además de haber sido bombardeados permanentemente –ese es el sentimiento– ahora se nos culpa del aumento de la criminalidad en el país. Creo que la frase viene por ahí. La criminalidad no solo obedece a nuestro trabajo y no se puede ser tan simplista o menospreciar tanto la inteligencia popular para llegar a concluir que la sensación, que no es solo sensación sino un aumento de violencia que estamos viviendo en el país, obedezca al cambio de un proceso o a la deficiente aplicación que de ese proceso hagan los fiscales. No señores, no vamos a permitir nunca eso. Si nosotros nos equivocamos en un caso asumiremos el error como cualquier trabajador asume errores en su tarea. Somos operadores, operamos con lo que el Parlamento nos da y esa es nuestra obligación, no podemos hacer otra cosa.

En un trabajo académico, buscando sacarse cierta responsabilidad, el fiscal Luis Pacheco dijo que el CPP ha contribuido a aumentar la criminalidad.

Yo no voy a contestar académicamente porque otra particularidad que tenemos los fiscales es que no somos una masa de gente que va y viene. Somos pensantes e individuales y nuestra asociación eso lo respeta por sobre todas las cosas. Además está compuesta por personas, muchas de ellas docentes universitarios, que tienen absoluta libertad para expresar lo que entiendan desde el punto de vista académico y eso no nos debilita, nos enriquece. Así que el doctor Pacheco, al que yo le tengo una grandísima estima en lo personal y en lo académico, me parece que hizo un artículo académico que merece ser estudiado y revisado. Y podremos compartir o no con Pacheco y está muy bien. Lo que no compartimos y parece simplista es decir que sólo el código aumenta el delito. Si no, y lo digo medio en broma, qué delincuencia inteligente tuvimos que estuvo agazapado atrás del árbol esperando que cambiara el código, estudió derecho procesal penal y salió a delinquir el 1° de noviembre. Me parece que eso es como muy simple. Yo creo que la delincuencia se genera con múltiples factores y a lo largo de mucho tiempo. Puedo intuir como ciudadana y como alguien que está metido en la rosca de lo que se ve que viene todos los días a la fiscalía, que la delincuencia tal vez se pueda atacar no solo con represión, que es donde estamos, sino con prevención. Eduquemos más, demos trabajo a la gente, enseñemos a la juventud que la vida es linda.

¿Qué es eso que está viendo en la fiscalía?

Muchachos muy jóvenes. Pero no porque yo asocie juventud con delincuencia, nada que ver, porque también me llega gente adulta. Pero me asombra cuando veo muchachitos que pueden ser mis hijos que no saben leer y escribir. A mí me llegan los mayores, de 18 para arriba, pero jóvenes. Estamos hablando de menores de 30 que a gatas saben leer y escribir el nombre. Que hacen un esfuerzo muy grande para escribir y lo mirás y decís: este podría ser uno de los niños de mi familia… Viste cuando empiezan a alfabetizarse y empiezan a escribir el nombre... Es terrible. En el Uruguay que yo me crié y que me enseñaron, o vivimos una fantasía o algo pasó. Hoy en Uruguay se habla un dialecto que nos cuesta entender. Hay que hacer un esfuerzo enorme cuando tomamos declaración, para hacernos entender, pero también entender lo que te están diciendo. Y me pasó acá ahora en Montevideo pero lo veía también en Rivera. Podemos decir que con el portuñol las cosas se complicaban, pero es un sentimiento de impotencia porque no entendés. Esa persona que si me llega a mi es porque cometió un acto gravísimo y le va a caer todo el rigor de la ley –no estoy diciendo que me ablande, no me malinterpretes–, esa persona salteó una etapa en su vida, una etapa de socialización que no sé qué pasó. ¿Y eso no tendrá que ver en que su reacción sea que porque vio a alguien que no le gustó como lo miraba le pegó un tiro?

¿Lo dicen así?

Me lo dicen. Entonces estamos muy mal, pero eso no es culpa de los fiscales. 

Se informó que con el nuevo código el 80% de los casos no los decidía el juez, quedaban en procesos abreviados. ¿En el área de homicidios es así?

No. Si tenemos lo que llamamos culposos –un accidente de tránsito, mala praxis médica– son delitos sin dolo más allá de que algunos puedan repugnarnos más que otros. Ahí sí el legislador me permite llegar a un abreviado. Pero hay casos en que no puedo ni sentarme a pensar en un abreviado. Así que mi margen de procesos abreviados es mínimo. 

Las drogas están presentes en muchos homicidios.

En muchos.

¿De qué forma?
Como factor que está siempre en la vuelta. Pero no en todos. Hemos tenido homicidios, por ejemplo uno que no pudimos resolver hasta ahora y que me quita el sueño, el del Parque Rodó, del muchacho estudiante de Medicina. Y ahí estoy convencida de que la droga no tuvo nada que ver. Pero hay un número importante donde sí.

Antes los dos grandes grupos de homicidios dolosos eran los que se cometían con premeditación y aquellos que se señalan como una situación mal resuelta, una rapiña que se sale de cauce por ejemplo. Pero hoy hay otros tipos de homicidios producto de la droga y la enorme violencia.

Algún día tendré tiempo, escribiré un libro y analizaré con más profundidad lo que estoy viendo. Tampoco tengo tanto tiempo dentro de homicidios como para poder tener un análisis concienzudo de eso que es muy delicado. Te digo lo que en mi turno veo y lo que veía cuando trabajaba en el interior. Cuando estaba en Rivera el sicariato para mí no era ajeno y tuve por lo menos dos. Pero la droga allí no tenía nada que ver, los sicariatos que me tocó estaban basados en problemas de dinero y en el entorno familiar. Pero antes lo que veíamos era que había una deuda por droga o había un malentendido entre el comprador o vendedor y le pegaba un tiro en las piernas. Esa era la clásica. Lo que estamos viendo ahora es que te pegan un tiro en la cabeza o 20 tiros. Resolvimos un caso –no tengo condena, lo tengo formalizado–, una muerte que hubo terrible en Rivera y Marco Bruto en plena tarde. Mirá que vi homicidios, pero esto ya me está sorprendiendo. Un señor que estaba en Rivera fue perseguido por otro a mano armada. Lo corre y lo corre, le va tirando y cuando cae le pega un tiro en la cabeza. Serían las 2 de la tarde de un día de semana. Todo queda filmado porque el muchacho muere en un estacionamiento que tenía cámaras de seguridad y la empresa nos brinda las cámaras. La persona no reconoce que fue por un ajuste de problemas de drogas, no me queda muy claro pero yo sé que fue por eso a través de otros testimonios. Es brutal. Esa zona está llena de comercios con cámaras, gente que sube y baja de ómnibus.

No hay temor del homicida a que lo agarren.

En general corre un riesgo que me parece llamativo.

¿Y por qué?

No creo que sea culpa del código, sinceramente. Creo que estamos fallando en la base, que es a lo que yo voy. Fue como que nos sacamos un manto que teníamos en la cara y empezamos darnos cuenta de que algo está mal. Vivo con gente en mi fuero más íntimo, que no tiene nada que ver con el derecho, y me reprochan cosas como me reprocha la prensa y dicen: “Pará, ¿esta pena? ¿Y va a salir? Este no tiene que salir”. Pero la pena no la impuso este código, la pena está puesta por el Código Penal. Ahí nos empezamos a preocupar como sociedad de las condiciones en las que van a la cárcel porque parece que recién descubrimos la Constitución de la República que dice que deben rehabilitarse.

¿Incide en su decisión la cantidad de años que va a mandar a alguien a la cárcel sabiendo que cuanto más años esté más va a aprender?

No. Primero, depende del caso. Si vos me decís que es un conductor que nunca tuvo una infracción de tránsito, que tenía todo en regla, hizo una mala maniobra y mató a uno, ahí sí me preocupa. Tuve un caso de un señor afrodescendiente en el que conseguimos una condena a través de un proceso abreviado por el delito de desprecio a las razas y otros colectivos. Cuando tuve que tomar declaración a los imputados, me enfrenté a imputados con hábitos de trabajo, con familia, todos primarios, sus familias sumamente prudentes pidiendo para entrar comida… Eso me hizo prender una lucecita de alerta porque yo tenía que ver qué conseguía con un delito que es excarcelable, que me permitía llegar a un acuerdo, qué efecto iba a tener. Ahí pensás qué efecto tiene llevar a esas personas a la cárcel. 

¿Está de acuerdo con la cadena perpetua?

La verdad es que puedo asegurar que hoy por hoy estoy en desacuerdo total como lo estuve cuando tenía 17 años y empecé a estudiar derecho, totalmente en desacuerdo con la pena de muerte. Con lo demás, hoy por hoy no lo sé.

¿Usted nota que haya gente que pasa por su escritorio que sea irrecuperable?

Claro, pero no soy psiquiatra, no lo puedo saber. Me repugnan algunas cosas porque soy humana, me muevo dentro del margen legal y no salgo de ahí, y hay cosas que me conmueven más que otras. Por eso existen las penas máximas…

Pero ¿qué hace una sociedad con alguien irrecuperable?

 Ahí creo que es donde viene el debate que como sociedad nos merecemos. Y me gusta porque nunca había visto a la sociedad uruguaya tan involucrada en discutir y en conocer cómo se aplicaban las penas y cómo trabajábamos. Lo repito hasta el cansancio, es incómodo para nosotros. Ahora las nuevas generaciones de abogados empezaron a formarse de manera distinta, pero hasta ahora fuimos formados en la reserva, fuimos formados en un proceso escrito, en que el mejor juez y el mejor fiscal era aquel que no hacía lo que estoy haciendo yo ahora, venir y hablarle a la prensa. Se ponderaba la reserva, ahora cambiamos las reglas del juego, nos cuesta muchísimo y lo estamos haciendo a pesar de todos los pesares. Pero eso que lo veo como algo complejo, provocó algo sano en una sociedad que quiere ser democrática, que es conocer el derecho, conocer lo que pasa y discutir. 

¿Usa mucho el beneficiar a los testigos que le aportan datos para aclarar un homicidio?

Nosotros no tenemos la figura de los arrepentidos como ustedes escuchan en otros lados.

Pero si hay un homicidio y el compinche del autor le aporta datos usted puede negociar la pena con él.

Nunca lo hice.

Pero tiene la potestad.

No me parece. 

¿Cómo que no? ¿Y para qué se negocia cuando se negocia hasta un tercio de la pena?

Lo que negociamos es ir a un abreviado.

¿Pero el abreviado para qué es? Entre otras cosas para darle menos pena que lo que establece la ley.

Se hace para muchas otras cosas, como evitarse la exposición en el proceso. Lo del tercio de la pena cuando vamos a un abreviado lo usamos. En mi caso es mínimo el margen, pero se usa. Hagamos este razonamiento: cuando se dice que eso es muy beneficioso y que las penas son más blandas ahora por eso, yo la verdad es que discrepo. Antes tenías procesamientos con prisión y se terminaba ahí, no te enterabas lo que pasaba después salvo casos sonados. Esa persona estaba presa esperando condena, e iba a empezar a pedir libertades, esas libertades tarde o temprano iban a empezar a venir y generalmente venían mucho antes de la condena. Y ahora no porque yo ahora te digo: te negocio eso pero tenés que cumplirla. 

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