Durante los últimos años, el factor Novick fue un enigma y un tabú para el resto de la oposición. En parte por la desconfianza que el líder del Partido de la Gente le generaba a los líderes blancos y colorados (entre otras cosas por haber votado con el Frente Amplio un proyecto en Montevideo en 2015 o haber declarado que se sentía “cada vez más lejos de los partidos tradicionales" en 2017) y en parte por la frialdad en el relacionamiento personal que Edgardo Novick sentía que recibía del resto de los opositores, la relación no avanzó.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá