En un artículo previo comentamos la alta exposición del sistema bancario a riesgos financieros y que éstos tuvieron un rol central en las crisis (1982 y 2002) y, especialmente, en sus costos sociales. Las crisis impactaron fuertemente en lo económico, político y social. A pesar de ello, a nivel de toda la sociedad (con excepciones importantes), crisis, y riesgos financieros, recibieron poca atención previo a las crisis y menos de lo deseable después de ellas.
¿Qué explica esa poca atención? Varios factores; destacaremos cuatro:
1.1. Percepción naturaleza y consecuencias de las crisis
En el bestseller “Esta vez es diferente: una visión panorámica de ocho siglos de crisis …”, K Rogoff y C. Reinhart concluyen que las crisis son seriales y universales. Como están separadas en el tiempo generan la falsa ilusión de “esta vez será diferente”. Localmente la mayoría, con excepciones (varios especialistas han concluido lo contrario), percibe las crisis como “tormentas perfectas” esporádicas, explicadas básicamente por factores externos. La realidad es otra. ¿La crisis de 1982 pudo repetirse en 1985 y/o 1990; esporádicas? Riesgos financieros fueron claves y son factores internos.
El “relato” de la “tormenta perfecta de causas externas” es erróneo. Promueve la elusión de responsabilidades del gobierno, la oposición y otros (academia) y, fomenta el desinterés en el tema.
1.2. El rol de los riesgos financieros y sus tecnicismos.
Crisis financieras están asociadas a problemas de gestión de riesgos. Estos tienen características especiales y operan como nodos de una red de pesca: aquellos en riesgo transmiten el problema a otros. Hay máximos de nodos en riesgo para que la red tenga seguridad. Si la reducción de nodos en riesgos no consigue llevarlos a menos de ese máximo no se logra la seguridad. Ese es el caso de los préstamos bancarios (y proveedores) en dólares al sector no transables (clave); se mejoró pero aún supera el 50% del crédito en dólares. Hay otros riesgos bancarios como liquidez en pesos (también clave), que aumentaron post crisis 2002 (35% depósitos vista en 2002; 73% hoy) .
Riesgos financieros tienen tecnicismos micro y “macro”. Para trabajar en ellos debe dominarse ambas aristas. Difícil; ello no ayuda.
1.3. Dificultades académicas y similares
La academia, con excepciones (B. Bernanke la más notoria), mostró poco interés en lo macrofinanciero desde inicios de los 70 hasta la crisis 2007-2009. Ahí el interés explota y se registran avances, muchos aún en proceso. Algo similar ocurrió en lo regulatorio pero con avances menores para países emergentes porque las soluciones propuestas fueron enfocadas a mercados desarrollados (con características distintas a emergentes).
Claramente el aporte académico y de organismos referentes en regulación (fundamentales, ambos) sigue en el debe y ello tampoco ayuda.
1.4. Relación “atraso cambiario”– crisis financiera
“Atraso” como mejor predictor de crisis financieras, consolidado mundialmente en la literatura desde fines de los 90. Intuición: “atraso” es un desequilibrio que terminó siempre (en todo el mundo) con saltos abruptos del tipo de cambio (de otra forma nunca fue políticamente posible). Ello genera: pérdidas de depósitos, subas abruptas de tasas de interés, caída del crédito, insolvencia de crédito bancario (y de proveedores) en dólares del sector no transable en el sistema financiero. Dificultades se exacerban en situaciones de altos riesgos financieros. Internacionalmente nos identifican como uno de los países de peor historial de “atraso”. Que “atraso” tenga asociado problemas adicionales, a competitividad y crecimiento, es una mala noticia porque casi nunca supimos darle la atención que merecía. Vinculo “atraso” – crisis debiera ayudar a hacerlo
Desde mediados de los 80 la academia sabe que no hay problema macro grande sin involucrar al sistema financiero. Fortalecer su solvencia equivale a tener un seguro. Para ello deben mitigarse los riesgos financieros y evitarse “atrasos”.
Vínculo “atraso”- crisis debiera subir prioridad de salida rápida del “atraso”; tan ordenada como se pueda. Se trata de corregir “inflación atrasada”, variante sutil de “inflación reprimida” (70s) pero, lamentablemente, sin su “atractivo” ideológico.
La historia no ayuda: subestimamos importancia de crisis y factores explicativos, “atraso” y descalce de monedas (combo “fatídico”). Además, del ámbito académico/regulatorio, no hay mucho en que apoyarse.
Muchos desafíos, pero pequeños comparados con los que hay que evitar. Una vez más, “La mejor política social es... prevenir crisis financieras”. No queda otra: hay que contactar a la mejor y más esquiva economista: la sensatez.
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