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Pequeño manual de buenos modales a la hora de comer

Puntualidad, vestimenta adecuada y un correcto uso de los cubiertos son algunas de las reglas básicas
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24 de julio de 2018 a las 14:00

Y, después de todo, ¿a quién no le ha pasado? Un grupo de personas a las que uno pretende impresionar nos invita a una cena y nos domina el horror: ¿qué hacemos? ¿Observamos lo que hacen "ellos" y copiamos? No confío en esta estrategia, un mirada de reojo hacia otro comensal puede fácilmente interpretarse como una señal de malos modales.

Bien podría inferir el lector que eso nos sucede justamente por querer impresionar, por aparentar ser lo que no somos; pero, pasado el mayo de 1968 ya estamos en condiciones de admitir que sí, no le busque pelos al huevo: la etiqueta también forma parte del arte del buen comer.

Para "empezar por el principio", y asumiendo siempre que usted es el invitado, no llegue jamás con las manos vacías. Un vino o postre son siempre una buena idea. Si ignora cuál será el plato principal, poco importa. No hace falta ser un experto en maridaje para saber cuál es el vino a elegir: el tinto - mil, diez mil veces tinto. ¿Por qué? No sólo es más versátil, sino que además da menos espacio al error. Los blancos o espumantes de buena calidad pueden estar (muy) por fuera de nuestro presupuesto y su simple elección requiere más habilidades de grand connaisseur.

Por supuesto que esta regla cambia si usted en efecto conoce el menú.

Un "detalle" a tener en cuenta es que el vino no necesariamente es para la cena. Más de una vez escuché a alguien quejarse porque "su" vino nunca le vio la cara al tire-bouchon. Recuerde que el vino es un regalo que usted ofrece al anfitrión; que sea consumido o no durante la cena no es una elección suya.

En caso de optar por el postre, no olvide consultar si alguno de los comensales sufre una alergia, intolerancia o sensibilidad alimenticia. No queremos culminar la velada sacudiéndole la servilleta al chofer de la ambulancia para indicar el domicilio en cuestión.

La inmensa mayoría de las cenas son casuales: exagerar la pompa lucirá un tanto... terrible. Si es hombre, simplemente evite el jean. Si es mujer, apueste por "la robe midi": es decir, un vestido cuya falda oculte las rodillas - si es por tres dedos o la palma de una mano es su elección, pero nunca debe llegar a los tobillos (creo haber ya dicho que el mayo de 1968 llegó a su fin). No me malinterprete: soy amante y defensora de las minifaldas, pero convengamos que es un atuendo para otro tipo de ocasión.

Una vez frente a la mesa, usted tendrá los cuchillos a su derecha (el filo mirando hacia el plato) y los tenedores a su izquierda. La cuchara o tenedor del postre estará paralela a usted. También a su derecha, notará dos o tres copas: agua, blanco y tinto. Si por alguna voltereta extraña de la vida le toca a usted servir el vino, recuerde que la copa más grande es para el agua. La idea es evitar accidentes de retorno a casa. La copa para el vino tinto es la que ostenta el borde más ancho (para permitir que la bebida respire). Suele ser la que está más lejos de su mano, dado que es la variante menos liviana.

La cantidad y variedad de cubiertos dependerá de la cantidad de platos y de la comida en sí, por lo que conviene siempre descansarse en la regla adorada del "de afuera hacia adentro"; es decir, comience por los cubiertos más lejanos al plato. No se asuste ante la presencia de pinzas, simplemente comerá langosta - pucha, habría sido mejor traer el vino blanco.

Tenga en cuenta que la servilleta es para colocar sobre la falda, y si debe abandonar momentáneamente la mesa, la dejará sobre la silla.

Llegó el momento de derribar uno de los mitos más difundidos sobre la etiqueta: no, no es necesario esperar a que el anfitrión comience a comer para hacerlo usted también*. A menos, claro está, que su anfitrión sea la reina Elizabeth. Para todos los otros casos, las buenas costumbres nos enseñan que es de muy malos modales dejar enfriar un plato caliente esperando a alguien más. Dicho esto, tampoco se meta una cucharada de sopa hirviendo en la boca. Ni de nada. No queremos dar la impresión de que nos estamos muriendo de hambre. En otras palabras: sí, usted terminará esperando, pero no a lo que usted siempre creyó que había que esperar.

Y aquí, unas básicas:

  • ¿Algo no le gusta? Se aguanta.
  • ¿Hay dos paneras sobre la mesa? La que le corresponde es la que está a su izquierda.
  • ¿Hay algo "para pasar"? Ofrezca la bandeja o panera al comensal que está a su izquierda primero y luego al de la derecha.
  • A la copa se la toma por el pie, no queremos cambiar la temperatura del vino.
  • No hable de política, fútbol, o cualquier tema que pueda encender pasiones.
  • Elogie los platos y los ingredientes.
  • Cuando termine de comer, los cubiertos deberán estar paralelos (si el plato fuese un reloj, los cubiertos serán las 4:20 o las 6:30)

Ahora que leyó todos los párrafos que preceden a este último, les confesaré algo: los modales sobre la mesa pueden sufrir modificaciones de país a país, no hay homogeneidad al respecto. Sin embargo, todos los tips mencionados son neutrales y, en el peor de los casos, usted pasará por extranjero, pero jamás por maleducado.

Comme d'habitue, bon appétit et à la prochaine!

*Sí espere, por favor, a que todos los comensales estén servidos.

Esta nota fue originalmente publicada en el blog Delicatessen

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