Presidente de la Cámara de Eventos: “Necesitamos oxígeno para que la gente no quede por el camino”

Se nombró como presidente al director de la agencia Rúbrica, Germán Barcala, quien destaca que en menos de dos meses se pasó de unos 40 socios a 100, y se sumaron otros rubros, para que la gremial fuera más abarcativa. Los rubros más fuertes y visibles siempre han sido los salones, las chacras y el catering, pero Barcala subraya que hay una importante cadena de proveedores, con la que se conforma una industria “que debería ser más reconocida”.

El presidente de la ahora Cámara de Eventos del Uruguay (CEU) habla de organizadores, ambientadores, decoradores, peluqueros, tocadistas y sastres, en una larga lista que lleva a cerca de 70 actividades. “Y todos están necesitando trabajar”, apunta en relación al impacto de la pandemia.

El comienzo de año viene siendo agitado, a partir de conversaciones y pedidos de reuniones con autoridades para intentar impulsar a uno de los sectores más golpeados por la crisis del covid-19.

¿Cómo está la situación del sector?

Muy mal. Desde el 13 de marzo, las chacras y salones están impedidos de hacer eventos. Eso lleva a que el resto tampoco trabaje. La cadena se cortó. Tuvimos una pequeña apertura hace un mes por un protocolo que autorizó el Poder Ejecutivo. Nos permite hacer eventos de 80 personas en un lugar interior muy ventilado y 100 personas en espacios abiertos. Llevó mucho trabajo hacer ese protocolo. Si bien es una apertura chica, y se aprobó previo a la disparada de los casos, no fue una solución para el sector. Hubo poquitos que pudieron volver a trabajar. Eso está vigente pero por la situación actual no hay eventos obviamente. Hay un porcentaje muy alto de socios que no ha trabajado nada desde los comienzos de la pandemia; y los que han trabajado, lo han hecho entre un 20% y un 30%.

¿Cómo se sostiene eso?

Hasta el momento, la única herramienta que se ha tenido es el seguro de paro, que ha sido general. Hay muchos socios que momentáneamente se han reinventado para subsistir y esperar. Obviamente es muy difícil. La cámara está trabajando en forma silenciosa (en cuanto a apoyos a nivel del Estado). Nos gusta anunciar cuando hay cosas concretas. Prevemos un 2021 complicado. El sector necesita oxígeno, que va de la mano con la reactivación. Algunas medidas se están estudiando a nivel de Ministerio de Trabajo, y en otras se están iniciando gestiones.

¿Se sabe qué dimensión tiene el sector?

No existe un estudio de impacto económico. Lo que se realizó en junio fue un estudio sobre los eventos del año 2019. Arrojó cifras importantes pero yo creo que son mayores. Se hizo sobre datos de Agadu y una encuesta, y señaló que hubo más de 13 mil eventos en todo el país, con una participación de 1.200.000 personas. Se facturó unos US$ 73 millones. y eso implicó más de 6.000 personas trabajando y casi 500 mil jornales. A partir de esa base de información queremos estudiar cómo impacta en la economía uruguaya.

¿Hay una predominancia de los eventos sociales?

Los sociales tienen más fuerza. Se habla de bodas, de fiestas de quince. Lo empresarial ya había bajado un poco en 2019. En 2020 no existió prácticamente. Partiendo de la base (del estudio de 2019), uno de los principales objetivos de la cámara es el reconocimiento del sector, que se tome conciencia que involucra mucha gente, y que, junto a otros como el turismo, es uno de los más golpeados. Seremos de los últimos en volver a trabajar.

Muchas veces se habla de las fiestas como algo banal y prescindible, pero hay que poner el foco en la mucha gente que trabaja. Tenés al que tiene una chacra de eventos muy grande con una espalda más importante, pero también tenés al mozo, al que cuida los coches o la persona de ropería. Tenés una pirámide muy importante. Incluso, hay gente que no llega a los jornales y no tiene siquiera el seguro de desempleo, por la cantidad de eventos que tuvo en el año. Hicimos unas canastas para darles a los sectores más complicados. Fue una movida exitosa.

¿Con qué autoridades interactúan?

Somos un sector que no tiene un ministerio que lo represente, como pasa con turismo, transporte u otras áreas. Muchos sienten que estamos un poco huérfanos.

¿No sería el Ministerio de Industria?

Sí, creo que va por el lado de Industria, pero tiene que haber también una voluntad política de “adoptarnos”.

¿Qué otros objetivos buscan?

La obligación nuestra es ocuparnos del sector. Estamos buscando aumentar el profesionalismo para que cuando se vuelva a los eventos, la gente tenga tranquilidad y sepa que los proveedores de la cámara tienen buenas prácticas en cuanto a seguridad sanitaria. Hay que salir fortalecidos y con una imagen diferente.

Otro punto es repensar el formato de los eventos. Si bien uno tiene en la cabeza bodas de 400 personas –y va a seguir habiendo público para ello– descubrimos que hay interesados en eventos más íntimos, más chicos, entre 80 y 100 personas, para invitar al círculo íntimo.

Hay que evaluar formatos diferentes de eventos, con una trazabilidad más tecnológica. Que no solo se tenga la lista de quien vino, sino que se sepa quién entró, quién salió, dónde se quedó. Puede parecer que se invade la privacidad, pero es un tema apuntado más a la seguridad del asistente y el trabajador.

La postura nuestra es hacer cosas, pero precisamos que nos acompañen. (La recuperación) va a llevar dos o tres años. No va a haber ayuda por tres años, ni pretendemos eso, pero sí que nos den un empujón ahora para que la gente no quede por el camino.

¿Qué más pueden hacer?

Estamos en un acercamiento con empresas públicas y privadas; queremos conversar con los clientes que hacían eventos, que entiendan y compartan. No esperamos todo del Estado. Lo que nos pasa es que hay gente que está realmente muy mal. Hay gente que no llega. Estamos perdiendo personas de mucha calidad, de trabajo de muchos años. No es justo que se queden por el camino.

Hay otros rubros a los que se les dan subsidios como a los guías de turismo. Está muy bien que se los den. Pero tienen un ministerio que los respalda y que pelea por esas cuestiones. Nosotros estamos medio que dependemos de todos y de nadie. También comprendemos que ahora hay otras prioridades.

Nos hemos reunido con el Ministerio del Interior para buscar mecanismos de denuncia. El sector se entera permanentemente de eventos (clandestinos) y hay un bien superior a cuidar. Hemos denunciado cada vez que hemos tenido datos concretos.

El tema es que si los multan a las cinco de la mañana, el daño ya está hecho. Hay que agarrarlos antes. Pero los lugares los anuncian el mismo día y nosotros tampoco somos la policía. Estamos en contra de este tipo de fiestas, porque entendemos que cuánto antes se normalice todo, antes volveremos a trabajar.

¿Cómo está viviendo en lo personal estar al frente de la Cámara en estas circunstancias?

Estoy con una directiva activa y comisiones que trabajan. Por ejemplo, la de asunto social fue espectacular el trabajo que hizo con las canastas mensuales. Fue una movida de donaciones de empresas y trabajo de los socios. Se continuará por unos seis meses más.

En lo personal, es algo desafiante. Es que te den el timón en medio de la tormenta. Este es  un momento histórico en el que había que dar un sacudón; conservar lo bueno pero darle un empuje diferente. Me sedujo la idea, y así me metí en este baile y acá estoy bailando.