Lu Ferreira prepara nuevo disco y empieza una gira por la costa

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Lu Ferreira: "Muchas nos estamos haciendo nuevas preguntas para ocupar los lugares que deseamos ocupar"

La cantautora prepara su primer disco de estudio mientras comienza una gira por la costa uruguaya
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17 de enero de 2023 a las 17:41

Un teléfono celular fue el único intermediario de una llamada de amor, o de lo que queda del amor cuando una relación termina. Lu Ferreira tocaba la guitarra y cantaba su primera canción orientada a aquel aparatito que trasladaba su voz.

"Te quiero libre / Así es mejor amar, amor".

Una canción, hija de una separación, llegaba directamente hacia la mujer que la había conmovido para convertir aquel sentimiento en una catarsis que canalizó en un puñado de acordes. Sería la primera vez que alguien escucharía El amor sabe andar, su primer tema y uno de los sencillos que integran su primer disco 14 años después.

En medio de la grabación de su primer álbum de estudio, Lu Ferreira empieza el año con una gira por varias ciudades de Rocha, Maldonado y Canelones. Desde Punta del Diablo hasta Costa Azul. Antes de salir a la ruta destina unos minutos a conversar con El Observador.

Solés contar que cantás desde que aprendiste a hablar, ¿pero cuándo ese talento se convirtió en una decisión profesional?

La primera vez que fui a hacer algo en un marco más formal fue a los ocho años, cuando fui a un casting para un programa en Canal 5. Siempre lo tomé muy en serio, desde la liviandad de la niñez, nunca me sentí exigida y para mí era hermoso todo lo vinculado a la música. Llegué a grabar un par de temas con otra niña con la que habíamos quedado seleccionadas pero el programa no salió. Si bien me hacía mucha ilusión, la experiencia fue tremenda: fue la primera vez en mi vida que grabé en un estudio. En una familia donde no había antecedentes, no había nadie que se dedicara a la música.

Desde entonces has interpretado en diferentes géneros. ¿En qué momento se mueve algo adentro para decir "esto lo quiero contar" y componer?

Siempre tuve mi cuadernito y un grabador que había en la vuelta en casa. Me pasaba grabando cosas y componiendo. Yo no me daba cuenta de que estaba componiendo, pero escribía todo el tiempo. Me expresaba creativamente a través de la escritura, la voz y la composición, solo que nunca lo ordené en una canción. La primera vez que compuse un tema creo que no tenía presente que quería ponerme a hacer canciones. Con la música fue siempre así de orgánico: empecé a hablar, a cantar, de repente estaba haciendo un casting porque era lo natural. En un momento tenía una relación amorosa, me separé de la persona con la que estaba y de manera catártica me salió de una con los tres acordes que sabía en la guitarra a mis 20 años, que terminó siendo El amor sabe andar. Fue un lindo accidente. No fue algo que me propuse. Tuve la suerte de arrancar con algo que tuvo re linda receptividad. Pero cuando la compuse no sentía seguridad para mostrarla.

¿Y a quién se la mostraste?

Recuerdo en un llamado a la que en ese momento era mi exnovia. La llamé por teléfono y se lo canté, no le gustó mucho [se ríe]. Yo se lo canté ahí con el telefonito, no existía el altavoz. Después se la mostré al guitarrista con el que tocaba en ese momento. Fue como un antes y un después. En el primer show donde la canté fue en Bar Lobo y fue tremendo, porque el hecho de animarme a mostrarlo para mí –por mi personalidad y en mi propia historia personal– fue un paso hacia la confianza en lo que hago muy importante.

¿Cómo sentís que te has desarrollado como compositora?

No puedo separar a la compositora de la persona y como persona he vivido transformaciones, me he nutrido de cosas tan diferentes, que se ve reflejado en el arte que hago. Veo maneras muy diferentes de expresar el arte en el correr de mi vida. Las que más me gustan son las actuales, sobre todo por mi manera de interpretar; cada vez me siento más genuina, menos limitada, más libre. A su vez cuando empecé a componer fue desde una inocencia absoluta. Hoy por hoy es un equilibrio de las cosas: saber que yo tengo esa herramienta –que en ese sentido sigue estando la inocencia porque justamente el arte me habilita esa inocencia y esa cosa de no pretensión– y a su vez tengo bastante junado el oficio.

En las letras de tus composiciones hablás sobre el amor y sobre este aprendizaje al que te referías como una persona que además es intérprete y compositora. También te referís mucho a lo espiritual. ¿Qué lugar ocupa esa conexión en tu vida y en tu música?

Así como no puedo separar a la persona de la que hace música, no puedo separar al espíritu de la persona y de la que hace música; porque si bien en este momento de la humanidad hay personas que todavía dudan de que somos espíritu para mí ha sido muy evidente. Es inevitable hablar de eso porque el arte es lo que más me lleva a ese momento sagrado de poder apagar  la mente y conectar con mi parte espiritual, que es muy importante. Esa parte que tiene que ver con la espiritualidad ayuda a que podamos comprender mejor el sentido de algunas cosas que nos pasan. En mi caso me tocó vivir una vida en la que muchos momentos se me presentaba esa pregunta existencial porque, si no, no le encontraba sentido a la vida. Tuve una experiencia bastante dura de vida y agradezco haber podido conectar con esa parte porque si no no sé en qué andaría.

¿Cuándo llega el momento de interpretarlo delante del público es una forma de compartir esa conexión o esa búsqueda?

Siento que lo que hago, la música y el arte, va por dos carriles. Por un lado están los motivos o las explicaciones que humanamente le doy a lo que hago y por otro lado, si me pongo a sentir por qué hago lo que hago, es porque simplemente es ser yo. Si lo observo me doy cuenta de que me hace bien compartir un mensaje de amor, me hace bien poder ser un estímulo para las personas, algo que nos conecte con la sensibilidad, porque creo que en el mundo hay mucho de otras cosas y que necesitamos imperiosamente esos espacios. A veces trato de tomar conciencia de para qué canto, pero por otro lado simplemente canto porque en este momento de mi vida – y siempre lo ha sido– cantar es ser yo.

Has cantado desde tango, a zarzuela y rock. Tenés una versatilidad que no se encuentra fácilmente. ¿Cómo fuiste navegando por esas diferentes corrientes?

En casa se escuchaba música popular y mucha música uruguaya. También folklore argentino. Mi mamá era azafata y cuando viajaba a Brasil traía mucha música brasilera. Se escuchaban boleros, Luis Miguel estaba en auge. Escuchaba lo que estaba de moda en ese momento, como el cuarteto y Rodrigo. Y a mí me gustaba todo. Después, a los 10 años comencé a cantar zarzuelas y tangos en un coro en el que había personas más grandes que yo y todo el repertorio era muy popular. También llegué a cantar ópera. Cuando fui creciendo, en la adolescencia, tuve un pequeño momento de rechazo a la cumbia y a algunos géneros. Pero después empecé a elegir más libremente lo que me gustaba, independientemente de si estaba bien que si me gustaba el rock también pudiera gustarme la salsa. Eso es algo que siempre me fue natural. Si algo me gusta lo canto. Puede haber personas que preferirán escucharme cantar blues que tango o bossa-nova que mis temas, pero me siento cómoda interpretando todo porque para mí todo es música. Me es muy fácil y tengo también esa versatilidad en general en la vida.

Esa naturalidad para moverte en distintos géneros también te ha llevado a colaborar con diferentes artistas, ¿cómo es ese vínculo?

Me encanta, porque soy una persona que disfruta compartir. Disfruto mucho de la compañía, de poder cantar con colegas, de pasarla bien cantando con otras personas. También disfruto mucho de esa versatilidad, cuando me llaman para cantar una canción que no es lo que canto habitualmente, me encanta. Siempre que digo que sí es porque tiene sentido, porque la persona es muy capa, porque la admiro mucho o por algún otro motivo. Siempre estoy encantada de cantar.

A los 25 años empezaste a cantar en La Tabaré y formaste parte del proyecto durante cinco años. ¿Cómo viviste esa experiencia? ¿Qué aprendiste de esa forma de compartir la música y de esa exposición?

Lo primero es que fue un sueño hecho realidad de una manera muy potente. Cuando entré a la banda fue muy mágico para mí. En mi universo en ese momento entrar en La Tabaré era como para un jugador de fútbol ir al mundial. Era un sueño cumplido, entonces experimenté una felicidad muy zarpada cuando entré en la banda. Me acuerdo que el primer show fue en la Plaza Seregni, yo hacía muchos años que ya cantaba y componía, pero nunca había experimentado cantar en vivo para miles de personas y nunca me había pasado. Es algo que impacta. Siempre te impacta, pero la primera vez en la primera vez. Me acuerdo que me puse a llorar, porque además cantaba una estrofa de la canción y casi no escuchaba mi voz, porque la gente cantaba muy fuerte. Era una energía que te sostenía. En ese sentido el primer show fue un goce. Durante el periodo de la banda son tantas las cosas que aprendí como artista: me ayudó muchísimo en confiar en mí misma, por supuesto que también cobró otro alcance mi voz y a partir de la banda muchas personas me conocieron. Adquirí muchísima experiencia artística y también humana, porque estar en una banda cinco años también te hace aprender muchísimo a nivel humano y vincular.

¿En qué momento sentís la necesidad de retomar y nutrir tu proyecto solista?

Apenas antes de entrar a La Tabaré yo estaba muy angustiada, no estaba yendo para ningún lado artísticamente y estaba pasándola muy mal. Había decidido parar y en ese momento en que me llamaron de La Tabaré no estaba en nada. Cuando entro pasé a estar en Disney. En un momento, después de un par de años con la banda, me empezaron a pulsar de vuelta las ganas de meterle a mis canciones. Mas o menos en la mitad empecé a presentarme sola, pero lo cierto es que el proyecto no me permitía desarrollarme al 100% en mis temas. Empecé a necesitar uno en el que yo pudiera expresar al máximo mi arte. Necesitaba volcar esa creatividad en mi proyecto, desde qué ropa quiero usar hasta qué es lo que quiero decir arriba del escenario, qué canciones quiero cantar, qué luces quiero utilizar o en qué lugares quiero cantar. Tenía esa pulsión interna de hacer otra cosa y fui por eso. Obviamente entre esas cosas tenía en el debe mi disco, porque empecé a componer a los 20 años y recién ahora a los casi treinta y cinco estoy grabando.

¿Cómo viene el 2023 para vos?

El 2022 se cerró con muchas puertitas abiertas. Este año la idea es seguir lanzando canciones en los primeros meses y después presentar el disco entero en todos los lugares que pueda. Pero el primer objetivo es sacar el disco. Todavía hay canciones que no decidí si van, hay canciones que la gente conoce que todavía no se si van a ir o si van a ir temas que son nuevos. Tengo temas que tienen 14 años y otros que tienen tres meses, es difícil hacer esa selección. Estoy trabajando con mi hermano y mi cuñado en la producción y eso me ha potenciado un montón, es super importante para los artistas trabajar con personas que nos escuchen, nos valoren y nos respeten. 

En los últimos días volvió a darse la discusión sobre la presencia de cantantes femeninas en espectáculos públicos. Desde tu experiencia, ¿dónde te parece que estamos en relación a la paridad en el rubro?

Las situaciones hablan por sí solas más allá de una opinión personal. Lo que planteaban las compañeras de Mydmus [Mujeres y Disidencias en la Música Uruguaya] es que hay poca presencia. Eso es una observación de lo que sucede. 

Creo que cada vez más empezamos a tener la confianza en nosotras mismas, de que lo que hacemos aporta valor a la sociedad. Nos apoyamos cada vez más, también. Eso de a poco se empieza a ver reflejado. También hay un tema de demanda a nivel social, ya sea porque se da naturalmente o porque sienten de alguna manera la responsabilidad de ir cambiando cosas, porque nosotras tenemos algo para decir y está bueno que nos tengan en cuenta. Después vemos que hay diferencias, que parece que a los organizadores les cuesta acordarse de nosotras. En esto de revernos como sociedad estamos mirando qué pasa con la mujer, el liderazgo y la música, que nosotras seamos artistas seamos protagonistas y tengamos nuestros propios proyectos.

Siento que es algo que no se puede responder de una manera simple, porque no es simple y porque son años de la mujer relegada en un lugar de no protagonismo. Eso tiene su peso. Creo que están sucediendo cambios pero todavía falta para que nosotras podamos seguir ampliando nuestra capacidad de mostrarnos y de tener la misma posibilidad que puede tener un varón. Hay estudios que indican que la palabra de un hombre frente a la palabra de una mujer tiene más peso a nivel inconsciente para las personas, seas mujer u hombre, te consideres o no machista. Hay algo muy programado en nosotros en ese sentido. Pero también siento que muchas personas nos estamos haciendo nuevas preguntas para poder ocupar los lugares que deseamos ocupar. Habrá que no claudicar en el intento de querer ser nosotras mismas y seguir de la manera en que a cada una le parezca la mejor forma de expresarlo. Hay personas que militan de una manera y personas que militan de otra. Cada una, sobre todo con mis colegas, creo que tenemos intenciones super nobles y cada una lo expresa de diferentes modos.

Estás por empezar una gira por la costa, ¿cómo te sentís de cara al reencuentro con el público? 

Muy inspirada. Tengo la bendición de poder estar tranquila en mi casa días antes de empezar una gira, con muchos momentos de introspección. En esos momentos aparecen ideas y eso para mí es estar inspirada. No estar llena de ruido sino estar tranquila. Y empiezo a ver ideas que puedo plasmar en los shows. Hay cosas que se pueden ensayar pero lo que tiene la música en vivo es que por más ensayo que hagas la cuota de lo espontáneo siempre está. Además, soy sinestésica. Tiene que ver con que se te mezclan los sentidos: los colores con los olores y los sonidos. Entonces empiezan a venirme imágenes, colores y sensaciones que van variando según el show. Siempre me pasó, justamente esto del paso del tiempo ha hecho que le de más importancia, se que me pasa y entonces le doy pelota y lo llevo adelante.

 

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