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Recogiendo los primeros frutos

Recogiendo los primeros frutos. Leé aquí el editorial de El Observador

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27 de mayo de 2022 a las 21:57

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La visita oficial del presidente Luis Lacalle Pou al Reino Unido tiene una trascendencia mucho mayor que el viaje en sí mismo, que fue importante, obviamente, en un sentido económico y también político.

El mandatario uruguayo supo aprovechar su estadía en la capital de la quinta potencia del mundo, y uno de los faros democrático de Occidente, desde el sábado 21 al miércoles 25, para exhibir las condiciones favorables de nuestro país en cuanto a la estabilidad institucional y económica.

Uruguay sobresale mucho más en el contexto internacional de tensión por la violenta invasión a Ucrania por parte de Rusia y el carácter autoritario o de dudosa reputación democrática de influyentes países de América latina, cuando no de un populismo rancio que siempre agrava los momentos de crisis.

Como escribió recientemente el politólogo e historiador Armando Chaguaceda, en la plataforma Diálogo Político, en la pugna global entre democracia y autocracia, Latinoamérica es un escenario donde la libertad retrocede por la influencia de la agenda iliberal. 

Es cierto que no hace falta realizar una visita de Estado para que el primer ministro británico, Boris Jhonson, esté al corriente de las aptitudes de Uruguay, recientemente reconocidas por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.

La invitación del premier británico, en todo caso, nos habla de su interés por estrechar lazos con un país de características ejemplares como Uruguay.

Y así parece haberlo interpretado Lacalle Pou que, de regreso al país, dijo que Johnson “se da cuenta de la importancia del Cono sur, del Mercosur y de la relevancia que tiene Uruguay”. Más bien de esto último, lo que se reflejó en que Johnson le habló “directamente” a Lacalle Pou de acrecentar el comercio entre los dos países. 

Es el primer paso hacia un entendimiento que podría desembocar en negocios de sectores como el agrícola, energético, financiero, tecnológico y transporte.   

El presidente uruguayo parece que empieza a recoger lo que sembró con su prédica de la libertad responsable, que empezó en su propia casa, superando con creces la prueba trágica de la pandemia. 

Un concepto que nos anima a extender al manejo en general de la cosa pública, de una política distributiva sensible a las urgencias sociales, sin caer en conductas populistas de los recursos públicos, tan familiar en nuestra región. 

La invitación del primer ministro británico al presidente uruguayo, y la actitud de apertura, es un reconocimiento a una gestión muy celosa de la estabilidad tanto política como económica, en tiempos en que otros gobernantes se han escudado en la crisis para desviarse de la senda democrática y del cuidado macroeconómico. 

La vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, al elogiar al presidente Lacalle Pou, en una entrevista en El Observador, el lunes 23, ofreció elocuentes argumentos sobre cómo se ve al Uruguay desde el exterior: un liderazgo con vocación  en el largo plazo y que pugna por los valores democráticos esenciales. Y dijo más: “Cuando uno ve ese ingreso per cápita de los uruguayos es absolutamente envidiable (si se lo compara) con el de toda América Latina”.

Por algo el premier británico invitó al presidente uruguayo a su residencia del número 10 de Downing Street.

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