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Héctor Rondán, el uruguayo que hizo historia en el ciclismo de España y que vuelve con un gran proyecto

Fue profesional en Reynolds -hoy llamado Movistar-, corrió la vuelta a España, dirigió al femenino, promovió ciclistas a los Juegos Olímpicos y a los 67 años vuelve para trabajar en formativas y mujeres
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29 de mayo de 2020 a las 05:04

Corría el año 1970 y Héctor Rondán ya andaba arriba de una bicicleta. Un buen día estaba haciendo ruta cuando, pasando el arroyo Yaguareté, una camioneta se le paró delante y bajó el español Mario González, entonces entrenador de la selección uruguaya de ciclismo. "Si usted quiere dedicarse al deporte debe alejarse de toda la manga de borrachos que lo rodean", le dijo. Y así, casi sin quererlo, comenzó la carrera de un hombre destinado a abrir puertas impensadas para el ciclismo nacional. 

Rondán, nacido en Fray Bentos en 1953, está radicado desde 1978 en Navarra, España, donde corrió dos temporadas como profesional y donde después forjó una notable carrera como entrenador a partir de 1982. Este año montó un proyecto con el que retornará a Uruguay para trabajar en categorías formativas dando apoyo económico y colocando a jóvenes talentos a correr algunos meses en España. 

Tomás Margalef, Fernando Justet, Luis Méndez, Rondán, Mario Margalef y Felipe Rey de Joselín de Mercedes

Rondán siguió la recomendación de Mario González. Le planteó a sus padres alejarse de sus amigos, dedicarse al ciclismo y obtuvo una seca respuesta de parte de su padre: "Mire que acá no quiero vagos". Entonces armó el bolso y se radicó en Mercedes donde el entrenador tenía un departamento donde alojaba a los deportistas del equipo local Joselín: "A pesar de los años, durante toda mi carrera como entrenador he aplicado el librito de González, un maestro. Él me dijo que en poco tiempo iba a empezar a ganar carreras y al mes gané una prueba en Montevideo", recuerda a Referí desde Navarra. 

Con la aurirroja de Joselín

Rondán tenía 17 años. Así dejó la escuela industrial de Fray Bentos en la que estudiaba para tornero fresador y comenzó otra vida: "Me fui a buscar la vida con el deporte".

"En 1976 gané una etapa de la Vuelta Ciclista, entre Paysandú y Fray Bentos; estaba todo el pueblo en la llegada. ¡Lo que lloró mi padre! 'Ese es mi hijo' gritaba. Fue muy emocionante"

Con la selección uruguaya

También integró la selección uruguaya. Debutó en la Vuelta de Guatemala, recuerda con especial orgullo haber ganado una 9 de Julio en San Pablo, participó de la Vuelta a Chile, la Transpeninsular de México y la Vuelta de Colombia. "Después de esa Vuelta se corría una clásica donde estaba la selección de Bélgica con Eddy Merckx. Pero la ruta estaba tan mal que se retiraron enseguida", rememora. 

La puerta de España y el baile recaudador

La selección de España llegó a Uruguay para correr la Vuelta Ciclista de 1977. El entrenador José Miguel Echevarri se puso en contacto con su compatriota González y charla va, charla viene, a Rondán le ofrecieron irse a correr una temporada a España. 

"Me conseguían equipo, casa y alimentación. Solo tenía que conseguirme el pasaje que me salía US$ 1.000. ¿Pero de dónde sacaba esa plata si mis padres no tenían un mango? Entonces mis amigos organizaron un baile con orquesta para recaudar fondos. Juntaron US$ 1.200 y así me vine", contó. 

Despedida en la prensa de Mercedes

Corrió cuatro temporadas en el equipo Reynolds, la segunda de ellas, la 1980-1981 como profesional. Fue así el primer profesional en España y el primero en disputar la tercera gran prueba a nivel mundial del deporte del pedal: la Vuelta a España. El segundo fue Fabricio Ferrari, con Caja Rural, en 2013. 

"El primer año gané 13 carreras, muchas con montañas donde nunca había corrido. En profesionales ya era más difícil, estuve dos años, hice puestos buenos pero gané solo dos carreras, una de tercera categoría, y otra en la Vuelta a Burgos. No era Alejandro Valverde, Miguel Indurain ni Federico Moreira, yo era un trabajador", comenta.

Reynolds fue cambiando de nombre con el tiempo. Se llamó Banesto desde 1993 y Movistar desde 2011. Es el principal equipo de España y un top 3 a nivel mundial.

En 1981, una caída le provocó una fractura de rótula. Tenía 28 años y tuvo que dejar el deporte. Con los pesitos ahorrados se compró una casa con su novia Marian con la que después se casó. Trabajó como jefe de ventas de la cerveza San Miguel hasta que un día lo invitaron a entrenar a un equipo aficionado de ciclismo. Hizo el curso de entrenador y aún sigue vinculado al pedal. 

Dirige al Belori de Pamplona y desde 1992 se especializó en el ciclismo femenino pero también siguió trabajando con varones. En 1996 fue designado por la Federación Española como entrenador nacional, cargó en el que solo estuvo una temporada: "Llamaban a casa y se quejaban con mi esposa de por qué había convocado a alguna corredora y no a otra. Una cosa de locos". Fue la primera vez que un extranjero dirigió a una selección de damas en España. 

Entre 2006 y 2015, su equipo tuvo como main sponsor al Reino de Navarra lo que potenció al proyecto en forma superlativa. Desde Belori saltaron a las selecciones españolas y fueron olímpicos Hodei Mazkiarán y Juan Peralta, mientras que en ciclismo adaptado, Eduardo Santas llegó a ser campeón mundial en pista. "En 2013 los cinco primeros corredores de elite de España en ruta eran de mi equipo", dice con orgullo. 

El proyecto que se viene

"Lo tengo en mente hace tres años", dice Rondán que a pesar de que se le cayó el apoyo de una entidad bancaria consiguió el esponsoreo de un amigo español empresario que opera en España y Argelia.

"Está dedicado a las escuelas deportivas, a partir de los cuatro o cinco años hasta los junior y también a las damas de todas las categorías. Uruguay tiene una necesidad de promocionar esas categorías porque nos hemos quedado sin cantera. Saldrá al mismo tiempo en Uruguay, Argelia y España". 

"En Uruguay tenía lo justo, no me faltaba comida pero nunca tuvimos nada; lo poco que hice fue porque la gente me ayudó; es hora de intentar devolver algo lo que hicieron por mí"

¿En qué consiste el proyecto? Rondán lo explica así: "A las escuelitas se los va a equipar con vestimenta y cascos y se les va a dar después de cada prueba de exhibición un sanguche, un refrigerio y fruta. El foco no va a estar en la competición porque la idea es que todos se lleven un premio. Para los junior y las mujeres habrá una ayuda económica que no va a ser muy significativa pero que algo será, se brindará esa ayuda por corredor y por carrera. Se les pagará la licencia, se les hará una concentración de tres días en un sitio con Velódromo. Cuando termine la temporada de los junior, los tres mejores corredores que la Federación Uruguaya de Ciclismo (FUC) designe como mejores de la categorías vendrán a correr tres meses a España con los gastos cubiertos de bicicleta, casa y comida". Ahí quedarán enrolados al equipo de Rondán.

"También se hará una analítica anual a principio de temporada para hacerles un seguimiento a cada corredor.", explica el uruguayo.

Rondán pretende desembarcar con su proyecto en julio para poder firmarlo y empezarlo a implementar. "Si trabajamos todos juntos esto puede salir adelante, no es cuestión de una persona. En Uruguay todos saben lo que es una bicicleta, todos lo vivimos y no somos desconocedores de las necesidades que existen en el país. La idea es darles oportunidades a la gente joven y hacerlos creer en algo", concluye con la ilusión del que vuelve al pago para intentar dejar una huella.

La anécdota
"Pasó hace 44 años y recién la semana pasada me enteré el por qué. Fue en una Vuelta al Uruguay, en una etapa entre Carmelo y Mercedes. Antes del repecho de Mercedes veníamos 20 en una escapada y a tres o cuatro kilómetros de la llegada al que era mi segundo pueblo, me quedé. Entonces, un corredor se dejó caer del pelotón, me metió rueda y me llevó de nuevo entre los escapados. En la rambla de Mercedes los pasé y gané la etapa. Era Washington Díaz, el Apache, que era del América, otro equipo. En su momento, no sé si por desagradecido o porque no le daba importancia a las cosas, me olvidé del gesto. Pero la semana pasada tuve la oportunidad de preguntarle por qué hizo eso por mi. Y me contestó que un día había cruzado desde Argentina a Fray Bentos en lancha y yo, sin conocerlo, le ofrecí donde quedarse dos días y le di de comer. Realmente me emocionó". 

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