Tras tres años en primera división y la obtención de un Torneo Clausura, Plaza Colonia ha vuelto a la Segunda División Profesional de Uruguay o Segunda División, la antes llamada "B". La felicidad duró poco. Poquísimo. Ni tiempo dio de disfrutarla.
Si vemos la historia del fútbol uruguayo, la debacle de Plaza era algo de esperar, considerando que los clubes provenientes del interior llegan siempre a la división principal con los días contados. Con el estigma de una condición maldita. El llamado
campeonato uruguayo es en verdad un campeonato montevideano.
Ni siquiera clubes con las mejores intenciones, como Plaza, logran alterar esa lógica, si se quiere horrenda, que indica que la asimetría entre capital e interior se constata radicalizada también en el ámbito del fútbol. Quienes deseamos que el campeonato uruguayo sea algún día un lugar más variado, no tan monótono, y que no ganen siempre los mismos de siempre (la repetición es intencional), sentimos tristeza por la caída en picada de Plaza Colonia y por el hecho de que el inaceptable ciclo mantiene vigencia.
Tal como el caso de Rocha Fútbol Club lo destaca, ganar un torneo o un campeonato no sirve de nada a la hora de intentar cambiar en forma definitiva la blindada tradición que ha caracterizado al fútbol uruguayo desde sus comienzos, tradición según la cual la hegemonía capitalina es a perpetuidad.
Tal como están las cosas en la tabla, los dos únicos clubes del interior que aun resistían en primera, Plaza y Juventud, cambiarán de división este año. Los clubes del Interior que en algún momento aspiraron a integrar en forma regular la elite profesional (Maldonado, Frontera Rivera, Tacuarembó,
Cerro Largo, Rocha, Paysandú Bella Vista, Atenas San Carlos), fueron tragados por el sistema, algunos más pronto que otros. La
AUF fue fundada en 1900, es decir, ha habido tiempo de sobra para imaginar y concretar una realidad futbolística profesional bastante mejor de la que tenemos.
La histórica inhabilidad de los dirigentes para concretar la integración del fútbol del interior (y por ende brindar mayor variedad en cuanto a oferta de entretenimiento), impide ser optimista a la hora de imaginar un panorama un poco mejor del que tenemos.