AFP

Triunfalismo de Xi Jinping podría ser contraproducente

El líder chino corre el riesgo de ser culpado por el fracaso de una política de cero Covid que en algún momento pareció exitosa

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05 de mayo de 2022 a las 14:49

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Gideon Rachman

Financial Times

El gobierno de China no tiene la legitimidad que se deriva de ganar unas elecciones. Pero los funcionarios chinos suelen afirmar que el Partido Comunista Chino (PCCh) se beneficia de algo aún mejor: "legitimidad por desempeño".

La idea de que el gobierno chino supera fácilmente a los disfuncionales gobiernos occidentales ha sido promovida con fuerza durante la crisis de Covid-19. En una ceremonia celebrada en 2020, el Presidente Xi Jinping proclamó que "la pandemia demuestra una vez más la superioridad del sistema socialista con características chinas". En el primer aniversario del brote del virus en Wuhan, la ciudad organizó una exposición sobre la exitosa lucha de China contra la enfermedad, en la que se mostraban, según reportó la BBC, "modelos de trabajadores médicos con trajes de protección. . . y por todas partes se ven retratos gigantes de Xi Jinping".

Pero el triunfalismo de Xi podría ser contraproducente. La política de "cero Covid" se está desbaratando. Shanghái, una ciudad de 26 millones de habitantes, lleva cinco semanas confinada en un esfuerzo desesperado por suprimir el virus, con historias alarmantes de personas que pasan hambre o se enloquecen, mientras luchan contra el confinamiento forzoso.

Las autoridades afirman ahora que el confinamiento de Shanghái se está relajando gradualmente. Pero hay cada vez más temores de que Beijing sea la próxima megaciudad en la que se apliquen confinamientos. Muchas zonas urbanas menos destacadas ya están sometidas a fuertes restricciones. En total, se cree que unos 345 millones de personas viven actualmente bajo confinamiento total o parcial, en 46 ciudades diferentes.

El problema subyacente es que la versión ómicron de Covid-19 es altamente contagiosa. Así que cualquier esfuerzo por volver a erradicar el Covid puede estar condenado al fracaso.

Los efectos sociales, psicológicos y económicos de los confinamientos al estilo Shanghái son nefastos. Pero son los efectos políticos los que más pueden preocupar a Xi. El líder chino se acerca a una coyuntura crítica en su reinado. Este año completará dos mandatos como secretario general del PCCh, momento en el que sus dos predecesores dejaron el cargo.

Pero Xi tiene la intención de seguir en el cargo. Eso tendrá que acordarse en el crucial 20º congreso del PCCh, que probablemente se celebrará en noviembre. Un tercer mandato como líder del partido afianzaría el control personal de Xi sobre el país. En los últimos años, el pensamiento de Xi Jinping se ha inscrito en la constitución del partido comunista y se han suprimido los límites de mandato de la presidencia china.

Para garantizar que la consolidación del poder personal de Xi siga adelante tal y como está previsto, el culto a Xi debe permanecer impoluto. Pero ahora el líder chino enfrenta la pesadilla de que los meses previos al congreso del partido se vean empañados por una crisis económica y por las tensiones sociales provocadas por los repetidos confinamientos.

Una salida obvia sería avanzar hacia una política de convivencia con el virus al estilo occidental. Pero mientras que algunos gobiernos occidentales gestionaron mal su respuesta inicial a Covid-19 por un exceso de libertarismo, Xi y el PCCh padecen el problema contrario: una necesidad obsesiva de ejercer control. Su instinto arraigado es responder a la propagación de la pandemia exigiéndole cada vez más disciplina y sacrificio al pueblo chino.

La nueva fase de la pandemia también está dejando al descubierto peligrosos fallos en la respuesta inicial de China al virus. El éxito inicial de la estrategia de cero Covid hizo que las muertes en China fueran de unos pocos miles de personas, en comparación con más de un millón de muertes en EEUU. Fue un verdadero triunfo.

Pero adormecida por el éxito de la estrategia de cero Covid, China se relajó demasiado en el tema de la vacunación. Un gran número de personas de edad avanzada no han sido completamente vacunadas. También parece que las vacunas domésticas de China proporcionan una protección más débil que las vacunas de ARNm que han sido fundamentales para la respuesta occidental. La combinación de estos dos factores significa que los funcionarios chinos están aterrorizados de que, si dejan que la variante ómicron se descontrole, millones de sus compatriotas podrían morir.

Eso sería una tragedia nacional. También sería políticamente tóxico para Xi. Tras atribuirse el mérito del éxito inicial de la política de cero Covid, sería difícil para él evitar la culpa del fracaso de la política. Los funcionarios locales pueden ser culpables de la agonía del prolongado confinamiento de Shanghái. Pero unos confinamientos similares a nivel nacional plantearían inevitablemente la cuestión del liderazgo nacional.

También es probable que el precio económico que pagará China aumente en los próximos meses. Las cadenas de suministro ya se están paralizando y la inversión está cayendo debido a la incertidumbre sobre futuros confinamientos.

En algún momento todo esto podría llevar a la élite china a plantearse la pregunta obvia y abrumadora: ¿tiene sentido que se prolongue el gobierno de Xi? No se trata sólo de que el líder chino haya cometido errores. Se trata también de que cualquier sistema de gobierno que coloque tanto poder y prestigio en un solo individuo es vulnerable a errores catastróficos que el sistema no puede corregir.

El servicio de inteligencia taiwanés — que probablemente tiene una mejor idea de lo que está sucediendo en el continente que el resto de nosotros — acaba de publicar un informe que sugiere que, hasta ahora, no hay señales de un desafío al liderazgo de Xi.

Pero podrían faltar seis meses para el vital congreso del partido. En los meses previos al congreso, los repetidos confinamientos podrían poner a prueba la sociedad y la economía de China como nunca antes. La continuidad de Xi en el poder ya no puede darse por sentada.

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