AFP

Triunfo del Brexit de Boris Johnson fue una victoria pírrica

Las realidades del poder relativo significan que el Reino Unido y la UE están, y seguirán estando, lejos de ser iguales

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08 de julio de 2021 a las 15:08

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Por Martin Wolf

 

El botín es para el vencedor. Boris Johnson ganó el referéndum sobre la membresía del Reino Unido en la Unión Europea (UE) hace poco más de cinco años; luego ganó el liderazgo del Partido Conservador en julio de 2019; llegó a un acuerdo con la UE en octubre; y obtuvo una decisiva victoria bajo el sistema de votación del Reino Unido conocido como “escrutinio mayoritario uninominal” (FPTP, por sus siglas en inglés) en las elecciones generales de diciembre. Él ha rehecho a su país. Pero ¿lo ha rehecho para bien o para mal? ¿Ha incrementado las oportunidades para los británicos o las ha reducido? ¿Ha hecho que el Reino Unido sea más influyente y próspero, o menos? Mi respuesta a todas estas preguntas es: “lo segundo”. Pero admito que todavía es demasiado pronto para saber lo que esta historia deparará.

Un punto que surgió rápidamente (y que no sorprendió a nadie informado) es que los partidarios del Brexit habían malentendido a la UE. Anand Menon, director de la iniciativa “UK in a Changing Europe” (El Reino Unido en una Europa cambiante) del Colegio del Rey de Londres (KCL, por sus siglas en inglés) ha señalado que Dominic Raab (actualmente el secretario de Relaciones Exteriores) dijo en abril de 2016 que “podemos tener un control adecuado de nuestras fronteras, pero no necesitamos estar sujetos a toda esta asfixiante regulación… y ciertamente no redunda en interés de los europeos erigir barreras comerciales”. La UE no estuvo de acuerdo. Ahora existen numerosas barreras: ellas se mantendrán.

La razón de este predecible resultado fue que los miembros consideran la preservación del orden legal de la UE, incluyendo al mercado único, como un interés primordial. Esto se desprende del “EU-UK 2030”, un documento de la misma unidad. Consideremos a Dinamarca, por ejemplo, un país para el que el Reino Unido es tanto un buen amigo como su cuarto socio comercial más importante. Pero Dinamarca hace más de seis veces más negocios con el resto de la UE que con el Reino Unido. El interés económico propio significaba preservar el mercado de la UE, no ajustarse al Reino Unido. Lo mismo ocurre con los demás miembros. La UE siempre es la prioridad para todos ellos.

Tal como también lo ha señalado Menon, sarcásticamente: “Era curioso que un grupo de puristas ideológicos esperara que sus interlocutores fueran ideológicamente flexibles y pragmáticos”. Está claro que, hasta ahora, el Brexit ha fortalecido a la UE, no la ha debilitado. Menon ha indicado que "Incluso Marine Le Pen rápidamente se dio cuenta de que el Brexit no haría nada para aumentar el apoyo público al Frexit". Por lo tanto, los miembros de la UE lucharon para defender sus intereses, tal como deberían haberlo anticipado los políticos británicos.

El “cakeism” — el deseo de aprovechar dos opciones que se excluyen mutuamente — de Johnson fue una tonta bravuconería, así como lo es la visión de David Frost, su negociador principal, de que la UE debería "librarse de cualquier restante mala voluntad hacia nosotros por irnos y, más bien, construir una relación amistosa entre iguales soberanos”. Por supuesto, sería más fácil lograr esto si Johnson no hubiera mentido acerca de las implicaciones de su acuerdo sobre el comercio entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, e incluso tuvo la osadía de intentar repudiarlo. La UE lo considera, con razón, como poco serio y confiable.

En cuanto a la "igualdad soberana", el Reino Unido y la UE puede que sean igualmente soberanos, formalmente. Pero están lejos de ser iguales. La economía del Reino Unido es una quinta parte de la de la UE, y su dependencia del comercio con la UE es mucho mayor que al contrario. Éstas son las realidades del poder relativo. Un realista, como el primer ministro victoriano Lord Palmerston, lo habría entendido. ¿Por qué Frost no puede?

Es inevitable, especialmente en vista del aparente deseo del gobierno del Reino Unido de tener fricciones con la UE, que las relaciones seguirán siendo venenosas durante un futuro indefinido. También es inevitable que el Reino Unido pierda más con esto que la UE.

¿Qué hay de los resultados económicos? El Brexit, por supuesto, no es el único choque que ha afectado a la economía durante los últimos cinco años. El otro es Covid-19. Pero es de destacar que, entre el segundo trimestre de 2016 y el primer trimestre de 2021, la economía del Reino Unido se contrajo un 4.3 por ciento. El desempeño de Italia fue similar. Pero la economía de la eurozona creció un 1.3 por ciento durante este período. El Brexit también ocasionó un enorme choque inicial sobre los volúmenes comerciales. Desde entonces, se ha producido una recuperación, pero el comercio del Reino Unido terminará siendo más limitado de lo que hubiera sido de otro modo. Los efectos de esto se acumularán con el tiempo, y se harán evidentes en un peor desempeño económico del que hubiera sido de otra manera.

Esto plantea una pregunta: ¿Cuál resultará ser el significado de “recuperar el control”?

No hay duda de que el Brexit le ha eliminado limitaciones al gobierno. Los primeros ministros británicos con grandes mayorías siempre podían hacer la mayor parte de lo que quisieran, siempre que mantuvieran el apoyo parlamentario. Ahora el gobierno tampoco tiene que preocuparse por las normas de la UE. Por lo tanto, el gobierno (por el que votó el 44 por ciento del electorado) puede actuar incluso con más libertad que antes. Esta forma de control colectivo puede significar mucho para una gran cantidad de personas. Sin embargo, en las muchas y diversas áreas en las que se necesita la cooperación internacional, el Brexit no ha aumentado el control sobre las opciones. El Reino Unido aún debe persuadir a otros países. Pero ahora carece de una plataforma dentro de la UE para hacerlo.

¿Y qué hay de los británicos? ¿Han recuperado el control de sus vidas? Como mínimo, las empresas que están comerciando con la UE, y las personas que desean trabajar y estudiar allí, han perdido una gran cantidad de control, no lo han recuperado.

No podemos saber qué pensará la posteridad. Pero, para mí, las promesas actuales del Brexit parecen, en gran medida, inalcanzables. No aumentará el control, sino que lo reducirá donde más les importaba a las personas e incluso al público en general. Los hábiles demagogos transformaron la infelicidad pública en hostilidad hacia la UE, la cual, en su mayoría, era inocente de lo que la gente detestaba, excepto la migración. Las estadísticas del Reino Unido son muy deficientes en este sentido: el número de ciudadanos de la UE que están buscando tener "estatus de asentado" resultó ser de 5.3 millones en marzo de 2021, abrumadoramente mucho más de lo anticipado. Pero, sorprendentemente, los flujos de migrantes del resto del mundo ahora han aumentado, conforme disminuyeron los de la UE.

A largo plazo, es probable que el Brexit dañe al Reino Unido, quizás lo divida, al tiempo que fortalece la solidaridad de la UE. Si es así, seguramente se considerará una victoria pírrica.

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