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Un debilitado Maduro inicia su segundo mandato en Venezuela

Al repudio internacional se suman los problemas internos del chavismo
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12 de enero de 2019 a las 05:02

Nicolás Maduro se enfrenta a un contexto de aislamiento general y de desmembramiento de las filas chavistas, procesos que parecen acentuarse en su segundo mandato de seis años que inició esta semana. 

¿La presión internacional será suficiente para la caída del gobierno y el restablecimiento democrático? ¿Chavistas disidentes o exfuncionarios, hoy en el exilio, arrojarán información suficiente para que avancen las investigaciones internacionales sobre la corrupción en Venezuela que contribuyan al fin del régimen en manos de Maduro?

Las opiniones son encontradas, pero sí hay consenso en que el régimen, provisto de gran fuerza militar en diversos cargos estratégicos más allá del Ejército, no claudicará a corto plazo. Por el contrario, Maduro se ha reafirmado y endurecido en sus discursos en las últimas semanas, incluso el del acto de asunción de su segundo mandato, el jueves 10.

A Maduro parece resbalarle que ningún representante de la UE ni de la mayor parte de América, excepto un puñado de mandatarios aliados, hayan viajado a Caracas para participar en la celebración presidencial.

Sanciones internacionales

La Unión Europea (UE), Estados Unidos y el Grupo de Lima –13 países latinoamericanos y Canadá– desconocieron la reelección de Maduro en los comicios del pasado 20 de mayo, boicoteados por la oposición, que los consideró un fraude. En la primera manifestación concreta del malestar regional, Paraguay rompió relaciones. En sesión extraordinaria, la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó el jueves 10 una resolución que declara “ilegítimo” a Maduro.

En total, unos 50 países consideran ilegítimo el segundo mandato de Maduro, mientras él repite: “Me resbala que digan que soy dictador”.

Paralelamente se han endurecido las sanciones internacionales en contra de su persona y de otros funcionarios del gobierno, no por casualidad justo antes de que asumiera nuevamente la Presidencia. 

Las sanciones que últimamente destacan son las de 13 países del Grupo de Lima, que impiden el ingreso a sus territorios de 93 integrantes de la cúpula del gobierno venezolano y sus familiares más cercanos (una lista con Maduro a la cabeza), y la imposición de EEUU de una nueva congelación de activos contra funcionarios y empresarios del país caribeño acusados de beneficiarse ilegalmente del intercambio de divisas derivadas del control de cambio. Esa medida parece más simbólica o nominativa que real, dado que los acusados no tienen activos en EEUU desde hace tiempo sino en paraísos fiscales, según el portal de investigación Armando.info.

El mismo jueves 10, el consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, anunció que la Casa Blanca incrementará su “presión sobre el régimen corrupto” venezolano.

También varios países europeos han congelado activos bancarios de funcionarios venezolanos y prohibido el ingreso a diversos miembros del gobierno.

Pero los cuestionamientos y sanciones al gobierno venezolano no quieren decir que esté totalmente aislado o que tengan efectos. De hecho, más de la mitad de los países del orbe viven en regímenes no democráticos y no por la presión que se ejerce sobre ellos sus gobiernos claudican. 

Las sanciones buscan que el gobierno venezolano modifique sus políticas, o que se siente a negociar. “Un escenario es que lo haga cuando vea que ya no pueden mantener sus fortunas en el exterior”, señaló Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, de Colombia.

“La historia muestra que las sanciones internacionales no logran sacar a los regímenes del poder. Llegan a dificultar sus gestiones, pero generalmente este tipo de gobiernos radicaliza sus posiciones ante la presión externa, como el caso de Cuba que lleva 60 años resistiendo el bloqueo o distanciamiento de Estados Unidos”, dijo el académico a El Observador.

Al decir de Rodríguez, “Venezuela se está moviendo en un escenario internacional alterno. Tiene relaciones con China por razones comerciales, con Rusia por motivos geopolíticos y ha estrechado sus lazos con Erdogan de Turquía en el último año. Además, en América Latina sigue manteniendo a Nicaragua, Bolivia y Cuba como sus socios”.

Los que se bajan del barco

A la presión internacional se suma cierto desmembramiento interno del régimen por disidencias que no necesariamente significarán tampoco la caída del chavismo en el corto plazo, aunque, sin duda, complican más el panorama al gobierno. 

Muchas figuras de peso del chavismo han tomado distancia de Maduro por no estar de acuerdo con la gestión de la crisis, por sentirse vulnerables en el entramado del poder, por no haber recibido más sus millonarias prebendas, o acusaron recibo de las presiones de la comunidad internacional. 

Entre los disidentes están nada menos que Rafael Ramírez (exministro del Petróleo), Jorge Giordani (exministro de Planificación), Franklin Nieves (exfiscal que condenó al líder opositor Leopoldo López), Eladio Aponte Aponte (exfiscal militar), Elías Jaua (exministro de Educación) y otros altos funcionarios que en su momento tuvieron mucho peso en las decisiones estratégicas del chavismo. 

Muchos de los disidentes que hoy se embanderan con la reivindicación de los valores democráticos, fueron los mismos “revolucionarios” que abultaron fortunas en el oscurantismo o llevaron adelante las políticas que hoy tienen a los venezolanos sumidos en la pobreza.

Lo cierto es que unos y otros “se están sacando los trapitos al sol” y la situación significa tanto un golpe como un riesgo para el régimen, ya que cada disidente que sale de Venezuela lleva un cúmulo de informaciones y denuncias contra el gobierno, como lo ha hecho la exfiscal Luisa Ortega Díaz.

La otra cara de la moneda de este desmembramiento interno, es que estas figuras están siendo reemplazadas por nuevos dirigentes madurista. La lógica del gobierno es intentar mantener lo más lejos posible a los sectores críticos por la evidente corrupción que tiñe a gran parte del sistema. 

El peso de los militares

Maduro ha logrado sobrevivir gracias a la participación de los militares en todos los sectores de la actividad económica venezolana, desde el petróleo y el gas hasta el comercio y la distribución alimentos, ha dado lugar a una relación clientelar con el gobierno difícil de desmontar.

Los militares ocupan cargos importantes en el gobierno; no solo lo respaldan sino que son parte de su estructura, con muchos intereses de por medio y dependencias mutuas. 

Ha habido cierta resistencia en algunos sectores militares, que el régimen ha logrado neutralizarlas ya sea a través de la represión, amenazas, aumentos de sueldos u otorgando desproporcionados beneficios. 

En medio de la crisis y de cara al segundo gobierno de Maduro, Venezuela paradójicamente acaba de asumir la presidencia de la OPEP, reemplazando desde enero a los Emiratos Árabes Unidos. Aunque es cierto que no es un nombramiento por mérito, sino el resultado de un sistema rotativo de los países miembros de la organización. 

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