Opinión > ANÁLISIS/ NELSON FERNÁNDEZ

Un incentivo fuerte para que MPP y PCU cedan ante Astori

Ganarle a Economía en ley de cincuentones sería dar pasos hacia una derrota en 2019 por la fuga de votantes de centro
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02 de diciembre de 2017 a las 05:00
Parece un problema grave, pero tiene fácil solución. Solución política, negociada, con apretón de manos y todos contentos, o casi contentos.

Sin embargo, un clima de desconfianza interna puede convertirlo en un lío de consecuencias impredecibles. El Frente Amplio debe decidir cómo resuelve el caso de "los cincuentones" y se enfrenta a una disyuntiva inesperada, dada por el trancazo de Astori con el anuncio de legisladores del Nuevo Espacio y Asamblea Uruguay de que no están dispuestos a votar el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo, sino se le introducen modificaciones sustanciales.

Esta vez, el ministro de Economía no se resignó a quedar sujeto a la votación interna y acatar una decisión orgánica del partido de gobierno. Avisó que así como está no lo votan.

Las modificaciones propuestas son de dos tipos: a) acotar los beneficios a dar por ley para los cincuentones, y b) ofrecer libertad de cambio de régimen no ahora, sino al momento del retiro de la vida laboral.

En el Ministerio de Economía y Finanzas consideran que el impacto fiscal del proyecto en discusión es tan grave, que si se convirtiera en ley habría varias renuncias en esa secretaría.

¿Por qué se ocasionó el problema? La reforma previsional de 1995 se hizo luego de varios intentos frustrados y ante la amenaza de un desbarranco del sistema que tenía un creciente e insostenible déficit. La solución de crear un sistema mixto, con un tramo de "bolsa de reparto" de solidaridad intergeneracional y otro de capitalización de ahorro individual, permitió una mejora sustancial de las finanzas públicas, lo que poco después fue reconocido por el investment grade conseguido por primera vez.

¿Eso es importante? A inicios de 2016, el presidente Tabaré Vázquez dijo que preservar esa categoría era la prioridad máxima de la política económica para ese año (es una escala de notas que se asignan a los bonos de deuda de un país para establecer la voluntad y capacidad de pago que tiene el país en cuestión). O sea que conservarlo debe ser importante.

1. ¿El problema a solucionar es un problema de las AFAP?
No, en la gestión del ahorro de los trabajadores, las AFAP lograron una rentabilidad muy buena para sus afiliados. La "pérdida" se da en el tramo de aporte al BPS, que para la jubilación le computan lo que descontaron al trabajador a partir de 1996.

2. Los cuarentones o treintañeros se preguntan si también a ellos les pasará lo mismo cuando lleguen a cincuenta y pico. No; no es así, es solo a la franja de actuales cincuentones, porque los otros han estado más tiempo en el nuevo sistema y van a cobrar una jubilación mejor a la que cobrarían por el viejo régimen.

3. ¿Y por qué la cuestión está con los cincuentones actuales?
Porque es la franja de trabajadores que debieron entrar al nuevo sistema, pero a mitad de su vida laboral.

4. ¿Cómo los afecta?
Cuando comparan lo que cobrarían de jubilación por el viejo sistema con lo que van a cobrar por el actual (BPS+AFAP), les da que "pierden" algo o bastante. Lo que no se ve es que "aquel" sistema previo a 1995 no se sostenía sin cambios, por lo que si no había reforma, se habría estirado la edad de retiro y bajado el cálculo de la jubilación inicial. Por lo tanto, la comparación parte de una falsedad.

5. ¿Todos los cincuentones están afectados por esto?
No; solo los que tienen salarios de más de $ 50 mil y más, o bastante más.

6. ¿Y todos los cincuentones con sueldos mayores a $ 50.000 son golpeados?
No; solo si se jubilan a temprana edad, porque si lo hacen a los 64 años, la "pérdida" se achica bastante; si lo hacen a los 65 casi que no hay problema, y si lo hacen a los 66 o 67, no pasa nada.

Vázquez y Astori eludieron durante un tiempo la presión del un grupo de afectados, pero algunos grupos del FA y el PIT-CNT vieron el caso como una chance de golpear la reforma y debilitar a las AFAP para más adelante buscar su eliminación.

En cada Consejo de Ministros abierto, la atención se la llevaba el grupo de cincuentones manifestantes y Vázquez decidió que había que hacer una ley: Economía (MEF) no tenía intención de hacer un proyecto, y Trabajo (MTSS) tenía en carpeta el hecho por la delegación del PIT-CNT en el directorio del BPS.
Luego llegó la danza de números sobre los costos a pagar.

En aras de la unidad, Astori ha callado y más de una vez ha aceptado fórmulas que no le gustaban. Pero esta vez salió a trancar fuerte, su bancada anunció que no vota el proyecto original y subyace el aviso de renuncias varias en el MEF.

¿Es una crisis grave? Lo parece, pero tiene fácil resolución. Los grupos más de izquierda tienen un incentivo político para ceder ante el astorismo: atienden el reclamo de cincuentones, dan una solución parcial, fruto de la negociación interna, contemplan el planteo de cuidado fiscal de Economía, y se acabó el problema.

Pueden no hacerlo, enfrentar a Astori y tratar de obligar a la bancada a que vote en bloque el proyecto inicial. Eso sería una crisis.

¿Y qué pasaría si el astorismo fuera mandatado a votar la ley, aunque pudiera expresar desacuerdo y fundamentar que lo hacía por disciplina partidaria? Muchos de sus seguidores entenderían que aun en temas graves a Danilo (o sea a la centro izquierda) le doblan el brazo sin drama alguno.

¿Quién perdería? Por un lado, el país, por el grave impacto fiscal de la medida. Pero políticamente, el Frente Amplio sufriría un revés no menor.

El MPP, el PCU y otros grupos podrán decir que ellos no pierden votos, pero deberán ver cómo sí los pierde el espacio "socialdemócrata", "socialcristiano" o de centro izquierda.

Una fuga de electores del astorismo no solo perjudica a ese sector, sino a todo el Frente. Porque el riesgo de derrota para el FA en 2019 está por la posible pérdida de votantes de centro izquierda y centro. Es cierto que algunos podrán irse por izquierda (para la UP, el PT, el PERI u otros), pero la clave está en los que no retengan por "el centro".

El MPP, el PCU, el PS (con sus dos alas), y otros grupos, tienen un incentivo para ceder, que está en entender que podrán doblar el brazo del MEF y celebrar una victoria contra Astori, pero luego llorar una derrota ante "la derecha".

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