Un nuevo pizarrón electrónico y otras tecnologías que invaden las aulas uruguayas

Llegás a clase, saludás a tus amigos, te sentás en tu banco de siempre, la profesora dice en tono alto pero sereno “buenos días” y todos responden. Hasta ahí todo va bien, pero la tiza fricciona mal con el pizarrón y se escucha un chirrido agudo, ese sonido desagradable que te hace cerrar los ojos y emitir un grito de sincero dolor auditivo.

Si al leer esto recordaste una situación similar en tu infancia o adolescencia, no sos el único, pero la tecnología se está encargando de que seas uno de los últimos. En el mundo es cada vez más común el uso de pizarrones electrónicos, que funcionan como un monitor de computadora.

Esa tecnología llegó a Uruguay el mes pasado. Se llama MyViewboard de Viewsonic, que ya ha instalado 200 artefactos, de entre 55 y 86 pulgadas en el país, los que se suman a los miles que ya se encuentran en aulas de toda América Latina. 

Marcos Paredes, gerente de Ventas de la compañía en Argentina y Uruguay, explicó a Cromo que esta nueva tecnología “promueve la colaboración y la interactividad entre educadores que pueden subir todas sus clases a la nube, y alumnos que pueden interactuar tanto físicamente como de manera remota con el artefacto”.

Paredes cuenta que la experiencia que ha recogido de los alumnos "es positiva”, al igual que la de los profesores, aunque estos encuentran más dificultades para adaptarse. “Es tan intuitivo que al poco tiempo se acostumbran”, explicó.

MyViewBoard permite hasta 20 toques a la vez en su pantalla, algo útil para cuando este pizarrón se convierte en mesa interactiva. También brinda la posibilidad de realizar videoconferencias y clases remotas, con cámara incorporada. Además, admite videos que tengan una definición en 4K.

Robótica avanzada en el salón

Si recordás al pizarrón de tiza, también recordás que todo lo que iba escrito en él terminaba (si estabas atento) en tu cuaderno, el cual rellenabas con lápiz o lapicera. Esa costumbre centenaria también va camino a desaparecer en nuestro país, gracias en parte al Plan Ceibal.

Sumadas a sus ceibalitas, en 2018 decidió dar un paso más en la tecnología para el salón de clases: incursionó en el mundo de la robótica con su Proyecto Ceilab. Hasta ahora, 19 institutos educativos cuentan con el laboratorio completo de este proyecto, con kits de robótica, placas programables, impresoras 3D y hasta drones.

 “Todas estas tecnologías son muy versátiles, pasan de ser muy simples a combinarse para proyectos más complejos. La idea del proyecto es que empiecen a plantear la necesidad, implementen, apliquen las distintas tecnologías y se familiaricen”, explicó Florencia Peirano, jefa de Laboratorios Digitales.

Las utilidades tecnológicas se brindan a instituciones que tengan proyectos a futuro y necesiten de estos artefactos. Sin embargo, no es tan simple su implementación: se requieren más o menos 50 metros cuadrados, ciertas condiciones de iluminación y extracción de aire, explicaron desde Ceibal. 

Se realiza primero una instancia de sensibilización con referentes de las escuelas o liceos que superan ese primer filtro. “Después hay capacitaciones inmersivas de cada tecnología que brindamos en nuestro ‘Ceilab modelo’, donde podemos simular con los propios docentes lo que hay que hacer”, agregó Florencia. Ese es el último paso previo al comienzo del proyecto, que se basa en la metodología de trabajo de taller (Makerspace, lugar para fabricar).

Desde bandas de música conformadas por robots hasta la medición del desnivel de un techo y del nivel de agua en una plantación, Ceilab ha potenciado variados proyectos escolares, en contacto constante con los lugares.

Por fuera de los proyectos completos, Ceilab brinda equipación electrónica por separado. Según un comunicado del Plan Ceibal, 99,8% de las escuelas públicas urbanas cuentan con equipos de videoconferencia. “En educación media casi todos los centros tienen kits de robótica, sensores, incluso más de 80 cuentan con impresoras 3D”, agregó González, que cree que estas tecnologías individuales están muy bien distribuidas, tanto en el espacio rural como el urbano.

La experiencia en instituciones privadas

Hay más tecnologías que irrumpieron en aulas uruguayas. Sylvia Fojo, profesora en el Uruguayan American School (UAS), se encontraba en 2017 en Inglaterra en el marco de un congreso cuando vio a estudiantes chinos experimentar con unas placas programables llamadas micro:bit. Sorprendida, no dudó y compró 10 ejemplares para traerlos al país.

Diego Battiste

Desde ese momento, Sylvia, que en el UAS trabaja con niños de 3 a 12 años, no  significó una inversión tan grande traer placas de este tipo. “Podés traer un dispositivo por US$ 100 un año y mostrarles a los niños, después al otro año otro distinto, y así darles distintas herramientas”, explicó.

Fojo entiende que mientras más temprano los niños tengan contacto con las nuevas tecnologías, más capacidades van a adquirir en el futuro: “He visto niños de 3 años manejando Legos con un iPod. Imaginate esos niños con 12 años. Es maravilloso”.