Un reclamo de “las doñas”

Es por eso preocupante las reflexiones que el domingo pasado realizó acerca de la formación educativa de los hijos de las familias pobres, en una de sus primeras apariciones públicas en la campaña electoral, en un acto realizado en el callejón lindero al edificio principal de la Universidad de la República.

El expresidente Mujica dijo que es necesario que en el próximo período de gobierno se concentren recursos en barrios pobres. Aunque no profundizó demasiado en su propuesta, compartimos la idea de que el país tiene que hacer un esfuerzo en ese sentido, no solo en hacer más visible la inversión social en los sectores más desfavorecidos, sino también en diseñar políticas que permitan gestionar mejor y de manera más transparente los recursos que administra el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), de un pobre desempeño.

Un Mides que no ha sabido atacar el problema de la desigualdad y la marginación que no reaccionan a la mejora de la economía, y que se hace más visible con la desaceleración del nivel de actividad.

En ese mismo acto, Mujica dijo que había que preguntarle “a las doñas” –en referencia a las madres de hogares pobres- “qué es lo que quieren”. Ellas no pueden “bancar que un gurí vaya al liceo cinco años porque (mañana) precisa plata para la leche”.

“Muchísimos de esos gurises precisan una capacitación rápida para tener un mango porque no tienen la capacidad de los sectores de las clases medias donde papá y mamá bancan a la nena cinco años”, afirmó.

Es preocupante como lamentable que un líder político con experiencia de gobierno transmita a sus potenciales votantes que esa idea facilona es una verdadera solución social al drama del abandono escolar y que una “capacitación rápida” es una propuesta potente contra la pobreza y la desigualdad.

¿Qué supone una “capacitación rápida” en términos de tiempo? ¿Un año? ¿Dos años?

Las “doñas” necesitan que sus “gurises” adquieran una buena educación secundaria u otra de aplicación inmediata en el sector productivo y el mundo real, pero de calidad. Y eso no se adquiere a la ligera, como da a entender el expresidente.  

Una formación técnica de calidad lleva su tiempo si es que la intención última es dotar a los jóvenes de una educación que rompa el círculo de la pobreza.

El sistema educativo de Finlandia es un buen ejemplo. Ofrece formación profesional de tres años en 10 áreas educativas pensadas para el mercado de trabajo, en un régimen flexible que permite, por ejemplo, sumar la experiencia laboral del alumno. El estudiante también adquiere los fundamentos de una profesión durante su tiempo de trabajo. Una vez obtenido el título, puede seguir formándose en universidades politécnicas.

El planteo de Mujica parecería que está motivado al principio del placer de la antigua Grecia, ligado al instante, al decir de la filósofa francesa Chantal Delsol en su libro Populismo. Una defensa de lo indefendible, “pretendiendo que todo es fácil”.

Pero lo que estamos necesitando son propuestas que respondan al principio de la realidad, que son las que se logran con esfuerzo y están atadas al largo plazo.