Una guerra portuaria que nos golpea a todos

Desde el lunes 27 al miércoles 29 de setiembre, el Supra paralizó las labores de carga y descarga de contenedores del puerto de Montevideo, disponiendo de una guardia gremial para tareas de control en los receptáculos acondicionados para el traslado de productos refrigerados, en reclamo de determinadas mejoras en el futuro convenio colectivo. 

Entre las reivindicaciones, que hasta el momento rechaza la empresa, se plantea un aumento de 13 a 20 los jornales efectivamente pagos a los trabajadores eventuales, es decir, no atados a la demanda, y una mejor cláusula de paz. Asimismo, se incluye una crítica a la extensión a 50 años del contrato de la concesión de la Terminal Cuenca del Plata.

La paralización total durante 72 horas del principal puerto del país provoca perjuicios inconmensurables, pues hay daños sobre futuros negocios que son difíciles de establecer. No obstante, ya se supo que un efecto concreto fue la caída de servicios a importantes buques que sumaban 3.400 contenedores. En la industria cárnica –el principal rubro de exportación del país, cuyo mayor cliente es China– hay mucha preocupación por el riesgo de deshonrar contratos de comercio exterior. Hubo por lo menos 342 contenedores refrigerados que no pudieron salir a destino en el tiempo previsto y, por otra parte,  otros 579 vacíos que no pudieron ingresar al puerto para despachar productos cárnicos a diferentes mercados, según informó a El Observador el presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Conrado Ferber.

Un mazazo adicional es que los mayores costos que supone utilizar el recinto portuario, incluso un almacenaje que requiere de acondicionamiento de frío, recae en algunos de los actores que intervienen en la cadena de valor.  

La medida extrema sindical ocurrió en un contexto inédito de crisis en el comercio marítimo que podría extenderse hasta fines de 2022, según estimaciones de Ocean Network Express, una de las alianzas marítimas más grandes del mundo, que recoge el diario británico Financial Times. 

Los cierres de puertos de influencia internacional provocados por la aparición de nuevas variantes de covid-19, los cuellos de botella en la distribución de suministro tradicionales, que están provocando importantes retrasos en la fabricación de bienes de exportación, han repercutido en una suba de precios nunca vista en el servicio de transporte de contenedores. Una crisis que obviamente afecta de diferente manera la operatividad del transporte marítimo de Uruguay. Y en ese ambiente de incertidumbre, que golpea al mundo, el Sutra no tiene mejor idea que paralizar la operativa de la principal herramienta logística de comercio del país. 

La polémica estrategia sindical no parece tener en cuenta que las eventuales mejoras laborales de sus afiliados, se diluyen, pierden sentido, sin la fuerza del comercio. Y que el tema de la terminal de contenedores debe resolverse en otro lugar y no afectando las operaciones portuarias. 

Nueva editora jefa en El Observador
Desde el viernes 1° de octubre, Natalia Roba es la nueva editora jefa de El Observador, cargo que ocupará luego de haberse desempeñado durante los últimos cinco años como editora de la sección Actualidad. Gonzalo Ferreira, quien había ocupado el lugar de editor jefe desde 2014 hasta ahora, pasará a desempeñarse como asesor de la dirección de El Observador.