MARTIN BERNETTI / AFP

Una región en combustión que arde de norte a sur y de este a oeste

Sudamérica es un mapa de conflictos. En pleno desarrollo, como el caso de Venezuela; y otros, uno cada semana, de explosión intensa e imprevisible, que debilita gobiernos y estraga vidas.

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23 de octubre de 2019 a las 05:02

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El fantasma de la inestabilidad recorre la región. De arriba abajo, de un lado a otro. Ataca por igual a países con índices buenos e índices malos, a gobiernos que se reeligen y a gobiernos que se estrenan. A los que se dicen de izquierda y a los que asumen liberales. Es un fantasma cargado de chispas.

Y la Organización de Estados Americanos, de las que casi todos forman parte, y que este martes acaba de convocar de manera extraordinaria a su Consejo Permanente para considerar el penúltimo episodio, “el caso boliviano”, es un bombero con mangueras perforadas.

“Estamos en guerra”, dijo un sorprendido Sebastián Piñera ante el estallido social desatado en Santiago y otras ciudades chilenas después del ínfimo aumento (cinco céntimos de dólar) en la tarifa del Metro de la capital. ¿En guerra en el país que muestra los mejores datos macroeconómicos? Crecimiento, buen nivel de empleo, movilidad social, inflación controlada…

No solo de macroeconomía vive la gente.

Piñera dio marcha atrás. Como una semanas antes lo hizo Lenín Moreno en Ecuador. En Perú, que intentó imitar a Venezuela en la dualidad presidencial, se quedó sin Congreso, ante el aplauso de las multitudes. Manda el sentir de las calles, que está harto de trámites y representaciones, ¿será eso un patrón?

Gonzalo Arriaza, economista, profesor en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, advierte dos rasgos que pueden repetirse de un escenario a otro: las políticas en ejecución no incorporan la visión de todos los sectores; y la desinformación, propia e inducida, le impide a la gente saber qué viene, cuándo y cómo.

Ecuador

El incremento del precio los combustibles (de hasta 123%), en este país que produce más de 500.000 barriles de petróleo al día, como parte de acuerdos suscritos con el Fondo Monetario Internacional —a cambio de liberar recursos para una economía axfisiada— provocó la reacción airada de las comunidades indígenas que sitiaron Quito y obligaron a la mudanza temporal del Ejecutivo a la ciudad de Guayaquil.

RODRIGO BUENDIA / AFP

Lenín Moreno denunció que tras las protestas se movían el expresidente Rafael Correa, su antiguo aliado, y Nicolás Maduro. Pero congeló las tarifas y aceptó discutir la orientación de recursos públicos hacia los sectores más necesitados.

Venezuela

Desde enero de este año hay dos presidentes en la nación caribeña: uno, Nicolás Maduro, que dispone de los recursos, menguados, y de la disuasiva fuerza militar; y otro, Juan Guaidó, reconocido por medio centenar de países, que despacha sin cartera y arrastra la debilidad de una propuesta de cambio que se erosiona con el paso de los meses.

La larga e irresoluta crisis venezolana, con cuatro millones de exiliados y una situación de deterioro social y económico, con grave incidencia en la situación de los derechos, nunca vista en esta nación —la de mayores reservas de petróleo del mundo— conmociona, y divide, al mundo democrático.

Perú

Martín Vizcarra, devenido presidente luego de las denuncias de corrupción que sepultaron el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, amparado en la popularidad adquirida con su promesa de “regeneración moral” decide disolver el desprestigiado parlamento peruano, al que le exigió un voto de confianza, y convocar elecciones para el próximo mes de enero.

AFP

El Congreso se rebela, suspende temporalmente a Vizcarra y nombra en su lugar a la vicepresidenta Mercedes Araóz que se juramenta de inmediato y promete “estar a la altura”

Todo sucede en una noche. Al día siguiente, Vizcarra, rodeado del Alto Militar y coreado en las calles, muestra su poder, Araóz renuncia y el Congreso duerme el sueño de “los justos”.

Chile

En el país modelo, para muchos, explota una revuelta aún en escena tras el aumento de las tarifas del Metro de Santiago. El saldo es inimaginable: destrozos, saqueos, militarización de las calles y 15 muertos hasta la media tarde de este martes.

El presidente Sebastián Piñera sobrecogido por la magnitud del estallido habla de “guerra” y la noche del lunes, en alocución televisiva, propone un pacto social para atener las necesidades de los que se han quedado en la cuneta del crecimiento del país.

Hay “sospechas” de la actuación de grupos organizados, que habrían atizado la cara violenta de las protestas, pero también un malestar latente por expectativas frustradas

Bolivia

La polémica participación electoral de Evo Morales en el intento de lograr un cuarto período electoral, forzando la Constitución vigente, tiene su colofón violento a partir de la actuación del Tribunal Supremo Electoral que suspende el escrutinio cuando los datos presagiaban una inevitable segunda vuelta.

JOSE LUIS RODRIGUEZ / AFP

La reanudación del conteo 24 horas después estira la ventaja de Morales, lo pone a punto de ser reelecto y se incendian las calles: centros electorales destruidos, choques entre partidarios del mandatario y su rival, Carlos Mesa, que obligaron a la OEA a la convocatoria extraordinaria de su Consejo Permanente para este miércoles. Y  Estados Unidos advierte que se “trata de subvertir la democracia en Bolivia”

Paraguay

El presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, con un año de mandato, se salvó por los pelos en julio de un “juicio político”.

Todo comenzó con la dimisión del presidente de la Administración Nacional De Energía (ANDE), Pedro Ferreira, quien reveló la existencia de un acta de contratación energética, firmada dos meses antes en Brasilia, que, a juicio de la oposición, perjudicaba la soberanía nacional.

El gobierno apartó a los técnicos de Ande que se oponían a la negociación y los sustituyó por altos funcionarios de la Cancillería. La amenaza del juicio político hizo retroceder a Abdo que  instó a su canciller Luis Alberto Castiglioni a dejar sin efecto la controvertida acta.

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