Esta historia de fe y amor empezó en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro en julio de 2013. Soledad Silveira, uruguaya, y Milton Álvarez, guatemalteco, asistían a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que ese año se organizaba allí. Entre los millones de jóvenes que estaban en la ciudad brasileña, ambos habían sido seleccionados para representar a su países, Uruguay y Guatemala, a través de sus trajes típicos.
“Yo estaba vestida de ‘china’ y él estaba con un traje típico de Guatemala, un traje de sololá”, relató Soledad al portal ICM, de la Iglesia Católica de Montevideo. Esa coincidencia les sirvió para intercambiar e-mails y quedar en contacto. “Compartimos correo, porque nosotros no llevamos cámaras de fotos y él nos sacó unas. Con el tiempo fuimos escribiéndonos y conociéndonos más”, según contó ella.
Silveira admitió que él le llamó un poco la atención y él dijo que el vínculo surgió como una amistad. "Obviamente no puedo ser ciego y decir que no me fijé en una mujer guapa, pero algo muy sano, sin doble sentido, ni nada por el estilo. Es más, de ese día que nos conocimos no tenemos fotos juntos”, afirmó.
A medida que avanzó el tiempo la comunicación aumentó, hasta que llegó el 27 de julio de 2014 y se ennoviaron. “Nos hicimos novios un año exacto después de habernos conocido en la JMJ de Río de Janeiro. Y ahí empezó un camino que incluyó mucha oración, mucho diálogo. Nos quedábamos hasta tarde conversando porque la distancia era muy grande y era necesario conocerse y dialogar mucho”, contó ella.
Ese año él viajó a Uruguay y se quedó dos meses. Al año siguiente ella viajó a Centroamérica. Finalmente, decidieron que ella se fuera a vivir a Guatemala. “Nos casamos por civil, el 29 de mayo de 2016, y desde ese momento estamos soñando con casarnos en una JMJ. Es más, traemos todo, vestido, papeles, todo para hacerlo aquí”, contó Silveira antes de saber si lograrían su sueño.
Álvarez afirmó que aunque están casados por civil hace tres años, no conviven. "Vivimos como novios. Ella duerme en un cuarto, yo duermo en otro y en el medio está el de mi madre”, dijo con una sonrisa. “A pesar de que nos amamos y queremos formar una familia, nuestro amor más grande es Dios. Entonces todo tiene que hacerse según su voluntad. Y sabiendo esto y que ella también está de acuerdo, estamos siempre deseosos de cumplir este sueño: estar en la JMJ y casarnos”.
Por motivos económicos no pudieron asistir a la JMJ de Cracovia, Polonia, así que Panamá se presentó como la oportunidad.
De todos modos, no era fácil, porque se debían cumplir algunos trámites eclesiales, pero finalmente lograron cumplir su objetivo.
Este viernes a las 7 de la mañana de Panamá –9 horas de Uruguay– Soledad Silveira y Milton Álvarez dieron su sí frente al altar de la parroquia Inmaculada Concepción, en Juan Díaz, Panamá Sur.
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