Tras implementar los primeros cambios en 2020 y 2021, este año UTE seguirá estudiando modificaciones en la estructura tarifaria que hoy ofrece a los hogares uruguayos. Hasta la fecha se instrumentó un rediseño de las tarifas inteligentes, y se creó un bono social de energía dirigido a clientes vulnerables por su situación socioeconómica. También hubo cambios en la tarifa de Consumo Básico Residencial (TCB), una opción fuertemente subsidiada y a la que ahora no se permite el ingreso de nuevos usuarios.
En diálogo con El Observador, la presidenta de UTE, Silvia Emaldi, afirmó que próximamente se empezará “de lleno” a analizar la tarifa Residencial Simple, en la que se reconoce “hay un desafío”. “Esa tarifa está por encima del costo. Vamos a analizar optimizarla”, dijo.
La tarifa Residencial que es la que tiene contratada la mayor parte de los hogares (alrededor de 900 mil servicios) es la más cara actualmente, y tiene diferente precio según la franja de consumo. El cargo por consumo de 1 kWh a 100 kWh mensuales es de $ 6,196 por kWh, un segundo escalón que va de 101 kWh a 600 kWh mensuales es de $ 7,766 por kWh, y un tercero de 601 kWh en adelante es de $ 9,684 por kWh.
“El pliego tarifario tiene que estar primero alineado a los costos. No puede haber un subsidio cruzado, excepto que haya planes del gobierno como en este caso el bono social para beneficiar a los más carenciados”, dijo Emaldi. En una lectura primaria, esta tarifa estaría en el orden del 10% por encima del costo, pero puede variar en función de la composición por franjas que tiene. Cualquier modificación que se decida como resultado de ese análisis entraría a regir recién en 2023.
Por otro lado, en el nuevo pliego tarifario vigente desde enero se dispuso que la tarifa de Consumo Básico Residencial (TCB) que tiene un costo de $ 387,5 con derecho hasta 100 kWh mensuales no recibirá nuevos clientes. Solo se mantendrá para los que ya la tienen contratada (unos 360 mil). Cuando superen más de dos veces el tope mensual de 230 kWh al mes pasarán automáticamente a la tarifa Residencial Simple. También tienen la opción de utilizar la tarifa Doble Horario.
La TCB que había sido diseñada en 2010 tenía como único requisito para tenerla consumir poca electricidad, pero sin requisito previo de nivel de ingresos económicos, por lo que cualquiera podía contratarla. La revisión busca adecuar el esquema tarifario para que exista mayor equidad en los precios, y que, por ejemplo, los usuarios que hoy tienen Residencial Simple no subvencionen a los que están en la TCB sin necesitarlo, han planteado desde la empresa.
“El precio de la Tarifa de Consumo Básico está un 40% por debajo del costo. Entonces lo que no paga la TCB lo pagan el resto de las tarifas residenciales”, afirmó Emaldi.
A su vez, entró a regir el nuevo bono social que está dirigido a beneficiarios de programas Mides. En una primera etapa alcanza a unos 100 mil clientes, y se prevé extenderlo a 140 mil clientes próximamente. Por esa vía se otorgan descuentos de entre 80% y 90% en la tarifa.
“Con el bono social queremos focalizar directamente a los colectivos carenciados, que las rebajas estén dirigidas a los más necesitados, a los que realmente tienen dificultades para pagar. El objetivo es que tengan una energía de calidad, segura y que se mantengan en el sistema”, afirmó Emaldi.
De los beneficiarios Mides, había unos 100 mil clientes de UTE regularizados, y unos 60 mil tenían tarifa Residencial Simple. “O sea, siendo de los grupos vulnerables pagaban la tarifa más alta que tenemos”, añadió Emaldi.
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