A diario, vivimos una realidad que daña el presente e hipoteca el futuro de los chicos, una realidad que nos interpela como sociedad y como humanidad. Nueve de cada diez familias argentinas cree que no debe usarse el castigo físico como forma de disciplina. Sin embargo, de acuerdo a un estudio de UNICEF, dos de cada tres familias reconoce que recurren a estos métodos aprendidos que incluyen violencia física o verbal.
Quienes la ejercen quieren ampararse en que se trata de "métodos de crianza" hacia niñas niños o adolescentes. Lo cierto es que la agresión verbal, los gritos, las palizas, y hasta los golpes con objetos constituyen actos violentos. Estas prácticas aprehendidas que muchas veces se inician con un reto, se naturalizan, y se pueden transformar en golpes, luego se reproducen de generación en generación.
Si hay violencia, hay alertas. Necesitamos visibilizarlas y abordarlas.
No todas las niñas y los niños pueden dar cuenta o relatar lo vivido. Muchos crecen con estas vivencias y ni se cuestionan lo que sufren. Y también cuando se dan cuenta sienten vergüenza, se sienten culpables o que algo hicieron para merecerlo.
La violencia pega en el corazón de la autoestima y anula la posibilidad de hablar, decir, denunciar.
Romper la espiral de silencio o entender que fueron víctimas puede tomar años, o incluso, nunca suceder. Otras veces, cuando se animan a ponerlo en palabras, no son escuchados, no les creen o, cuando son adultos, les dicen que ya pasó mucho tiempo, que ya es tarde.
Nunca es tarde para escuchar. Nunca es tarde para sanar.
La Justicia, el Estado, el sistema educativo y de salud, los centros recreativos y deportivos, entre otros, las y los adultos responsables quienes debemos ayudar en la detección. Somos quienes debemos mirar, escuchar, ver, conocer las pautas de alerta y generar los espacios necesarios para que ese niño, esa niña pueda contar lo que está viviendo. Así podremos actuar y ejercer el rol de protección integral de sus derechos.
En muchas ocasiones escuchamos frases como: “No sé si meterme, son problemas de familia”, “No denuncio porque no estoy segura/o”, “¿Y si llamo y tengo problemas?”. Es muy común que las personas sientan miedo o crean que están denunciando en vano o que ello conlleva a trámites interminables o a ser identificados. Pero ese llamado es muy importante porque da lugar a una intervención y a que todo el sistema de protección se ponga en funcionamiento para una restitución inmediata de derechos. Desde que comenzó el año hemos recibido en nuestra línea de Whastapp 20% de consultas por violencia y maltrato.
También, con el objetivo de desarrollar estrategias restaurativas de cumplimiento de penas en situaciones de malos tratos cometidos contra las infancias y adolescencias, desde el 2021 implementamos el taller “Vínculos saludables y crianza responsable”. En este taller, del que participan hombres y mujeres que ejercieron violencia contra sus hijas o hijos, el 57 % dijo que había sido víctima de maltrato en su niñez. Este dato significativo nos conduce invariablemente a poner el foco en las causas y trabajar para que este tipo de crianzas violentas no se repliquen de generación en generación. Y el maltrato puede tener consecuencias severas en el desarrollo de los niños e incluso en su salud mental.
Hace pocos meses, la Argentina se conmocionó cuando conocimos la trama detrás del crimen de Lucio donde se vio claramente cómo todo el sistema de protección que debía proteger sus derechos falló. Revisar cada intervención debe ser una tarea de la Justicia para que esto no vuelva a suceder. Hay que destinar todos los esfuerzos y los recursos necesarios para terminar con este flagelo.
Todos los días vemos que las violencias son temas centrales de los medios de comunicación y las redes sociales. Todo es real. Por eso, poner en agenda las múltiples formas de violencia a la que están expuestos niñas, niños y adolescentes es urgente.
En esta línea, buscamos generar una alerta para que las vivencias negativas de los adultos responsables de hoy no se repitan en la crianza de sus hijas e hijos, elaboramos una campaña en base a los testimonios de las y los participantes del taller con el fin de concientizar acerca de estas prácticas violentas de crianza que se van repitiendo de generación en generación. Acá, una campaña para repensar los roles y vínculos en materia de crianza
No toleremos ni invisibilicemos la violencia. Es urgente. Es todos los días. Es hoy.
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