Un hombre fue condenado a nueve años de prisión por haber violado a una adolescente de 14 años a quien atacó en un descampado en la ciudad de Pando (Canelones) el sábado 8 de diciembre en plena mañana, a metros de donde vivía la víctima.
La joven volvía a su casa. Había salido a comprar un equipo de karate en el club al que iba, y tomó un atajo habitual: en lugar de dar un rodeo, atravesó un descampado que llevaba directo a su vivienda, cuando el violador le salió al paso. Primero le peguntó la hora y luego le dijo: "Estás muy linda, estás muy buena", relató la fiscal del caso, Alicia Ghione, en el dictamen en el cual solicitó la condena.
Ella le dijo que eran las 10.30 y siguió caminando, pero el hombre la persiguió y la agarró por la espalda. Entonces empezó el infierno: mediante golpes a su cabeza y la cara, la arrastró hasta unos pastizales que había al costado de un camino improvisado, y empezó a desvestirla. "Estás buena, vas a ser mía", le decía a su víctima, y luego la obligó a anular la función de ubicación por GPS de su celular.
Para que nadie escuchara -el descampado es una zona de tránsito vecinal- el violador le tapaba la boca a la adolescente y, para no levantar sospechas, cuando notaba la presencia de alguien se incorporaba, apresando la cabeza de la joven contra la tierra usando una pierna, y simulaba que estaba orinando. Un testigo que en determinado momento pasó muy cerca dijo que vio a un hombre con su torso desnudo.
"Así estuvo sometida la adolescente de 14 años a los aberrantes vejámenes de la conjunción carnal con violencia, reiteradamente, amenazas de muerte y golpes que la dejaron en un estado de shock emocional y de semiconciencia. Así padeció la víctima, durante aproximadamente una hora y media (y) dos horas, esta situación", dijo la fiscal ante la Justicia. Cuando el hombre se fue, le dijo a la joven, bajo amenaza, que esperara media hora antes de moverse. Ella esperó solo diez minutos. Se puso una camiseta y salió corriendo hasta su casa. Cuando llegó, eran casi las 12.30.
El imputado se declaraba inocente y negaba toda implicación en los hechos. Sin embargo, dijo Ghione a El Observador, cuando el viernes pasado escuchó en la audiencia todos estos detalles -basados en el registro obtenido en cámaras de videovigilancia de la zona que lo identificaban y la prueba de ADN aplicado al semen que dejó en el cuerpo de la adolescente-, el hombre se asustó y pidió pactar un acuerdo con la Fiscalía.
Mediante un proceso abreviado, Ghione definió la condena de nueve años por los delitos de abuso sexual especialmente agravado por la penetración y por la condición de menor de edad de la víctima -tal como fue establecido en enero tras la aprobación de la ley de Violencia hacia las Mujeres basada en Género-, y por los delitos de rapiña -ya que el imputado se había llevado su celular- y lesiones graves. Además, el violador tenía un antecedente penal por lesiones personales, cometido en junio de este año.
La máxima prevista para la violación -que, tras la reforma de enero, está englobado en la figura de abuso sexual- es de 12 años de cárcel, según está previsto en el artículo 272 TER del Código Penal.
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