Camilo dos Santos

Y en la pospandemia ¿qué?

Ahora vamos a las cosas de la vida ordinaria, las cosas que nos importan como el trabajo, la seguridad y la economía

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15 de agosto de 2021 a las 05:00

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Todo indica que estamos entrando en la pospandemia. No es para salir a tirar cohetes ni la mascarilla a la basura. Pero sí es un camino de la vuelta a la normalidad. Hay muchos que sostienen que la batalla no está ganada y es verdad. El virus vino para quedarse, y será parte del escenario. Quizá haya que cambiar algunas costumbres y amortiguar los abrazos por más tiempo. Pero claramente lo peor ha pasado y las vacunas han demostrado su eficacia. El desafío ahora es vacunar a la mayor parte del planeta que incluye a aquellos que no tienen acceso a las vacunas en países pobres y a aquellos que, teniéndolo en países ricos, por las razones que sean no se quieren vacunar.

Es muy recomendable el informe publicado en esta edición de El Observador escrito por Ignacio Chans (ver página 4) del cual me permito extraer un párrafo: “Está claro que el covid-19 está lejísimos de terminar en el mundo, que cada día hay más de 500 mil casos nuevos y se cuentan también de a miles las muertes. Y que mientras el virus circule en el mundo, Uruguay no podrá desentenderse y deberá seguir monitoreándolo. Pero, sin caer en triunfalismos, también es claro que, en el escenario actual, el covid-19 en el país está dejando de ser un problema grave. Y que la posibilidad de que esos escenarios cambien radicalmente para que vuelva a ser una pesadilla como la de marzo-junio están lejos de ser los más probables, gracias a uno de los mejores programas de vacunación del mundo.

Decirlo tampoco es promover el desastre o ser anticiencia. Más bien todo lo contrario. Es caminar una fase de transición ordenada y escalonada, pero consciente de que la pandemia como la conocimos tiene, salvo sucesos extraordinarios, fecha de finalización en Uruguay”.

Ahora pues comienza una nueva etapa para el gobierno, que manejó muy bien la pandemia el año pasado, pasó en tres meses del cielo al infierno, pero se recuperó gracias a un plan de vacunación exitosamente diseñado y aplicado. Dejando de lado Gibraltar y otros pequeños estados, Uruguay es el malla oro en vacunación.

Ya no habrá esa atención diaria a las cifras que provee a última hora el Sinae sobre nuevos casos de contagios, número de fallecidos y camas ocupadas en CTI. Pasarán a ser parte del paisaje. Ahora vamos a las cosas de la vida ordinaria. Las cosas que nos importan como el trabajo, la inseguridad (que bajó mucho durante este período y que debe seguir esa senda y no ser mera consecuencia de la menor movilidad registrada estos meses), y la economía. Sí, la dichosa economía, que cayó fuerte en 2020 (un 5,9%) y que esta creciendo pero menos (un 3,5% para el gobierno, menos de un 3% para analistas privados).

El gobierno se mostró avaro en medidas de apoyo al sector privado ya fuera el malla oro o el pelotón. Hubo sí medidas de alivio como el seguro de paro parcial y flexible, y un financiamiento con garantía SIGA que se quedó muy corto en sus números y fue muy exigente en sus características, con lo cual muchísimas pymes ni pudieron calificar. Y eso pese a que como decía la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, “la plata estaba”.

Se defendió con uñas y dientes el grado inversor, pero el gobierno tenía caminos para hacer llegar ayuda a los que generan empleo sin endeudarse en demasía. Por lo demás cabe la pregunta de cuan bueno es tener grado inversor. Lo es para atraer inversiones pero no lo es para facilitar el endeudamiento que financia déficit fiscal corriente o estructural. Hubo ahorros pero no en los lugares prometidos por el gobierno (descenso del número de funcionarios públicos por la vía de no reemplazar vacantes). Cayó mucho la inversión pública quizá en el momento menos adecuado. Y la inversión privada, que mira con buenos ojos el clima de negocios favorable a la inversión, no ha tomado aún el vuelo necesario para levantar la economía. Nos han salvado dos cosas: el inicio de las obras de la segunda planta de UPM y un muy buen ciclo de precios de materias primas que ha potenciado otra vez al agro. Pero siguen sin arrancar los servicios y la industria.

Y seguimos esperando por una reforma educativa a fondo que nos posicione en la sociedad del conocimiento, donde está nuestro futuro y donde habrá empleo para nuestros jóvenes.  En la pospandemia el tema educativo es vital y esperemos que no haya nuevas demoras. Y también es hora de que los recursos que el gobierno tuvo celosamente guardados para la pandemia, los vuelque, en todo o en parte, para apoyar la recuperación y evitar que los que sobrevivieron de milagro no se caigan ahora que llegamos a la orilla. Un 3% de crecimiento es algo muy, muy modesto (América Latina crecerá más de un 5%). Y máxime cuando veníamos de cinco años de estancamiento. Uruguay necesita crecer más y crear empleo sin más demora. El gobierno tiene la palabra.

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