Uno de los temas que se ha instalado en esta campaña es el de la nueva política versus la vieja política. Lo ha plantado principalmente el candidato Andrés Ojeda quien, con su eslogan de “el nuevo presidente”, ha intentado instalar que en esta campaña no se contraponen la izquierda con la derecha sino lo viejo con lo nuevo y el pasado con el futuro.
En su visión, a la “vieja política” le molestó ese spot o el de las mascotas, no por el contenido sino porque no les “pidió permiso”. “Me mandan a recorrer el camino que recorrieron ellos”, dice al tiempo que afirma que “los cambios generan resistencia”.
También enmarca en la “vieja política” el acarrear gente, contratar ómnibus para llevar gente a actos o a votar a cambio de un choripan y un refresco, y sostiene que eso ya no sirve, no tiene efecto. En esta visión de la nueva política, hoy se conecta con la gente teniendo otra cercanía, hablando de temas que interesan y por eso su elección de poner sobre la mesa la salud mental o el bienestar animal en lugar de la pobreza infantil, no porque no sea importante y no esté en su programa de gobierno sino porque busca llegarle al que no está en el “círculo rojo”, como afirma para referirse a la élite que marca la agenda política. Ojeda asegura que mucha gente se acercó a él por haber puesto el foco en esas temáticas.
Ojeda también se ha mirado en el espejo del presidente Luis Lacalle Pou porque es alguien que entendió esa nueva política. El presidente aprendió a lograr esa conexión y esa cercanía y es parte del secreto por el que mantiene altos niveles de aprobación cuando está llegando al final de su mandato. El hecho de que el presidente tome el celular de la persona y saque la foto él mismo le da una cercanía especial, o también logra ese efecto cuando decide caminar “solo” por pleno 18 de Julio o por la Ciudad Vieja como ha hecho numerosas veces en estos años.
El concepto de “nueva política” no es tan nuevo. En la década de 1970 el politólogo Ronald Inglehart lo utilizó para describir los movimientos que surgían en Europa occidental planteando nuevas temáticas como los derechos humanos, la ecología, y la igualdad de género, en lugar de los temas más tradicionales como la economía o la seguridad nacional, que dominaban la "vieja política".
Inglehart atribuyó la nueva política a un "cambio generacional en los valores", donde los ciudadanos, especialmente los más jóvenes, priorizaban la participación directa y la justicia social sobre las temáticas tradicionales.
Después del 27 de octubre se podrá ver si el voto joven logró ser captado por esta "nueva política" pero hasta ahora las empresas de opinión pública asocian al votante joven más con la izquierda y al votante mayor con la coalición. Así lo señalaba la directora de Cifra, Mariana Pomiés, en una columna que escribió para Montevideo Portal en junio, en la que apuntaba que en Uruguay más de la mitad de los votantes menores de 45 años prefiere o tiene decidido votar al Frente Amplio en las próximas elecciones de octubre mientras que entre los mayores de 45 años más de la mitad se inclina por algún partido de la Coalición.
A su vez una nota de La Diaria que recogía la opinión de los responsables de varias empresas encuestadoras apuntaba a que también los famosos indecisos que se ubican entre un 6% y un 13% de los votantes son mayormente jóvenes, desinteresados en la política y cercanos a los partidos de la coalición, porque votaron a alguno de ellos en 2019 o porque se inclinan a votarlos el 27 de octubre.
La nueva política entre renovación y contradicciones
Jaime Durán Barba, reconocido consultor político y autor del libro La política en el siglo XXI, junto a Santiago Nieto, es uno de los impulsores de aplicar el concepto de la "nueva política" a las campañas electorales y apunta a que los votantes buscan alternativas disruptivas que rompan con las estructuras tradicionales del poder. Este enfoque también incluye una visión crítica hacia la falta de renovación en los partidos.
Por eso cuando habla de un cambio de época, Ojeda se refiere a que es un fenómeno global y que acá "no somos marcianos". En su opinión es lo que ha permitido llegar al gobierno a “los Noboa (en relación al inesperado presidente de Ecuador), los Peña (en relación al paraguayo Santiago Peña), los Milei (por el outsider argentino Javier Milei), los Bukele (por el presidente de El Salvador) o los Lacalle Pou”. Si bien se trata de personas y de ideologías muy diferentes, Ojeda apunta a que son jóvenes y disruptivos.
Días atrás en una entrevista con La Nación Más Durán Barba destacó la campaña de Ojeda, desarrollada por uno de sus discípulos, el español Aleix Sanmartín, justamente contratado por Ojeda por ser de esa escuela. “Sanmartín está haciendo algo interesantísimo con la campaña de Andrés Ojeda que no tenía nada y va subiendo, no sé si para ganar pero cobra un gran espacio haciendo esto, la nueva política, las nuevas formas de comunicación que es lo que la gente entiende”, decía el analista ecuatoriano.
Al mismo tiempo cuestionaba que Milei está cayendo en la “vieja política” y mencionaba que vio “micros de gente que era acarreada” y a Milei en el balcón con Susana Giménez, gestos que lo distancian de la gente y lo alejan de esa espontaneidad que tenía.
https://www.bbc.com/mundo/articles/c2v0p7pvw8go
El aumento del dólar blue le está generando un dolor de cabeza al gobierno de Milei.
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Por su parte, Sanmartin explicaba que "los tres pilares más poderos que hay, en este momento en la estrategia política, son la construcción de identidades mediante el discurso, la nanosegmentación mediante los datos y el uso de inteligencia artificial para la clasificación de zonas geográficas y perfiles", decía en una entrevista publicada por la Asociación de Comunicación Política de México, donde ha trabajado muchísimo.
Ojeda también ha subrayado que su proyecto político no está respaldado por "superestructuras" o cargos de poder previos, sino por el apoyo popular. Sin embargo, en su campaña hemos visto varios componentes de la "vieja política": los acuerdos políticos que han llevado a que negociara por plata, lisa y llanamente, y lograra captar a dirigentes como pasó con el exfiscal Gustavo Zubía que abandonó su candidatura para apoyar a Ojeda, o la excabildante Elsa Capillera. También vemos un despliegue imponente publicitario que se traduce en una importante inversión económica.
A esas dos cuestiones, el candidato responde que Zubía hizo el mejor negocio que fue intentar llegar al Senado, y, sobre la plata, asegura que cuando rinda cuentas, ya que la ley lo oblliga a hacerlo, se sabrá cuánta plata invirtió y se conocerá que otros invirtieron más que él.
También se le ha criticado olvidarse de la "vieja política" al no incluir en su discurso a José Batlle y Ordóñez, la histórica figura que permitió que el Partido Colorado gobernada más de un siglo. Lo dijo Mujica en la entrevista de esta semana con Ramiro Pisabarro y Tomer Urwicz: "Este loco que salió, que está imitando a Pacheco, haciendo gimnasia con las pesas, que se define casi blanco, admirador de esto y lo otro, se acuerda de todo menos de Batlle. Ser colorado y no acordarse de Batlle, ¡la mierda! Yo, que no soy batllista, lo considero desde el punto de vista político la figura más importante que tuvo este país después de José Artigas". Él responde que no tiene que dar lecciones de coloradismo y que le pegan con eso porque está creciendo en las encuestas.
Para cerrar cito a Ignacio Urquizu, profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y candidato del PSOE a Diputados, que escribía sobre la nueva política en El País de Madrid y señalaba que la nueva sociedad del futuro será la que defina la nueva política y decía que esos ciudadanos están más informados, más formados y son más exigentes.
No estoy en contra de las nuevas formas de comunicación ni de los spots del gimnasio, o de que los políticos logren conectar con la gente, pero ojalá los uruguayos no nos quedemos en eso y demandemos a nuestros políticos más contenido, ojalá que seamos más exigentes para que los proyectos políticos también lo sean. Solo así se podrá conseguir que Uruguay sea un país más seguro, que haya una población más educada, más empleo y menos pobreza infantil.