La Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) proyectó que el precio del petróleo Brent podría caer desde los actuales US$ 68 por barril hasta US$ 51 en 2026, una baja del 25% que coincide con el mejor momento de la industria petrolera argentina en más de dos décadas. La proyección, publicada en el último reporte “Panorama energético de corto plazo”, anticipa una fuerte sobreoferta mundial justo cuando la formación de Vaca Muerta alcanzó récords históricos de producción.
El reporte de la EIA indicó que la caída en los precios podría darse debido a una sobreoferta ya presente, con inventarios globales de petróleo que crecerán en más de 2 millones de barriles diarios entre el último trimestre de 2025 y el primero de 2026. Esta proyección no incluye el aumento de producción que la OPEP y sus aliados acordaron recientemente, lo que podría ejercer presión adicional sobre los precios.
"A pesar de que la producción mundial de petróleo fue mucho mayor que la demanda este verano, aún no vimos un aumento significativo en los inventarios observables de petróleo", explicó la agencia estadounidense en su informe. Según la EIA, parte del exceso de producción terminó en reservas estratégicas observables, particularmente en China, o en otros depósitos utilizados por países para consumo doméstico.
La agencia proyectó que la producción global de combustibles líquidos aumentará 2,3 millones de barriles diarios en 2025 y otros 1,1 millones en 2026. La mayor parte de este crecimiento vendrá de países fuera del control de la OPEP, con contribuciones clave de Brasil, Canadá, Guyana y Estados Unidos.
Argentina en su pico petrolero histórico
La proyección de precios bajos llega en un momento excepcional para la industria argentina. El país alcanzó niveles históricos en la producción de hidrocarburos en 2024, con la mayor extracción de crudo en 23 años. La formación de Vaca Muerta representó el 54,9% de toda la producción petrolera nacional, consolidándose como el motor del crecimiento energético.
El año pasado cerró con un promedio diario de 707.000 barriles, un crecimiento del 10,2% interanual que marcó el nivel máximo desde 2003. La producción promedio de 2024 fue de 717.000 barriles diarios, un aumento del 11% que reflejó la maduración de los proyectos en la formación neuquina.
El impacto económico fue notable. En los primeros once meses de 2024 se acumuló un superávit comercial energético de US$ 4.806 millones, una situación que no ocurría desde 2009. La balanza energética de 2024 totalizó US$ 5.700 millones, empujada por exportaciones de petróleo de US$ 5.500 millones que marcaron el segundo superávit en 14 años.
Actualmente, Vaca Muerta aporta 386.200 barriles diarios, lo que representa el 56,6% del total de la producción petrolera nacional. Las proyecciones para 2025 indican que el saldo positivo de la balanza energética superará los US$ 7.300 millones.
El desafío de mantener la competitividad
La perspectiva de precios más bajos plantea interrogantes sobre la competitividad de la industria argentina. Mientras que Vaca Muerta demostró rentabilidad con un barril a US$ 50, esta ecuación se calculó con un tipo de cambio más alto que el actual. Cada caída de US$ 10 en el precio del barril representa una pérdida de aproximadamente US$ 2.500 millones para la industria local.
Las petroleras que operan en Argentina advirtieron sobre una diferencia de costos del 30% al 40% con Estados Unidos, lo que requiere renegociar contratos y mejorar la eficiencia operativa para mantener la rentabilidad en un escenario de menores precios internacionales.
Sin embargo, la industria mostró signos de adaptación. La mejora en la eficiencia operativa y las ventajas de escala alcanzadas en Vaca Muerta permitieron que la formación mantenga su competitividad internacional. Los operadores locales lograron reducir costos y optimizar procesos, lo que les otorga herramientas para enfrentar un período de precios más bajos.
Perspectivas de largo plazo en el mercado global
La demanda mundial de combustibles líquidos mostrará un crecimiento moderado pero sostenido, según las proyecciones de la EIA. El consumo global aumentará 0,9 millones de barriles diarios en 2025 y 1,3 millones en 2026, impulsado casi exclusivamente por economías emergentes fuera de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Mientras que los países desarrollados de la OCDE reducirán su consumo en 0,1 millones de barriles diarios durante 2025 para luego recuperarse levemente con 0,2 millones en 2026, las economías no-OCDE mostrarán una demanda creciente: 1,0 millones de barriles adicionales en 2025 y 1,1 millones en 2026. Este crecimiento se concentrará en Asia, donde China e India incrementarán su consumo entre 0,4 y 0,5 millones de barriles diarios cada uno hacia 2026.
Para Argentina, este contexto presenta un panorama mixto. Las proyecciones oficiales estiman que las exportaciones energéticas del país alcanzarán US$ 36.700 millones en 2030, consolidando al sector como uno de los principales generadores de divisas. Esta cifra refleja la capacidad de Vaca Muerta para mantener producciones competitivas incluso con precios internacionales más bajos.
El nuevo escenario global ofrece tanto desafíos como oportunidades. Si bien los menores precios reducirán los márgenes de ganancia, también podrían expulsar del mercado a productores menos eficientes, beneficiando a quienes logren mantener costos competitivos. El éxito argentino dependerá de sostener el ritmo inversor en Vaca Muerta mientras consolida su posición como jugador relevante en el mercado energético mundial.