25 de septiembre 2025 - 16:13hs

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ex presidente Mauricio Macri compartieron este jueves un encuentro en el marco del 95° aniversario de la creación del Reino de Arabia Saudita en el hotel Four Seasons de la Ciudad de Buenos Aires. La foto, inesperada para muchos, combina tres claves: el intento de la Casa Rosada de dar gestos hacia sectores aliados y dialoguistas, la recomposición del vínculo tras la discusión en Expoagro y el contexto en el que La Libertad Avanza evitaba convocar a Macri a sus actos. En paralelo, la Casa Blanca de Donald Trump le pidió a Javier Milei que mejore sus gestos políticos para garantizar la gobernabilidad.

El escenario elegido no fue casual. El Four Seasons, con su impronta diplomática y su habitual despliegue de figuras políticas y empresariales, se convirtió en un punto de encuentro que excedió la celebración saudí. Allí, entre embajadores y dirigentes, la presencia de Macri y Francos llamó la atención porque simbolizó un acercamiento en un momento en el que Milei necesita reforzar puentes, tanto hacia adentro como hacia afuera.

El gesto dentro de una estrategia más amplia

En la Casa Rosada subrayan que el gesto se inscribe dentro de la misma estrategia que viene ejecutando el ministro del Interior, Lisandro Catalán. El funcionario se muestra con gobernadores, intendentes y jefes legislativos de la oposición dialoguista, con la misión de aceitar vínculos que permitan sostener el andamiaje parlamentario del oficialismo. Francos, como jefe de Gabinete, refuerza esa lógica, aunque en su caso lo hace con señales hacia el PRO.

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La relación entre el macrismo y el gobierno libertario vive una tensión permanente. Macri alterna gestos de apoyo hacia Milei con momentos de distancia. El expresidente ha marcado diferencias en temas sensibles como la política exterior, la estrategia en el Congreso y las alianzas partidarias. Pero al mismo tiempo mantiene canales abiertos con Karina Milei y con el propio Francos, quien suele ser el interlocutor natural en la mesa política.

El antecedente inmediato del cruce entre ambos en Expoagro fue un recordatorio de esas tensiones. Durante el almuerzo en San Nicolás, Macri y Francos discutieron en duros términos sobre la estrategia del gobierno y la capacidad de gestión de la administración Milei. El intercambio se filtró a la prensa y dejó heridas abiertas, aunque no irreparables. Por eso, la imagen de este jueves tuvo un valor simbólico adicional.

En el oficialismo remarcan que "es necesario bajar los decibeles" con el macrismo. Milei sabe que el PRO, en sus distintas vertientes, sigue siendo un espacio con peso territorial y con capacidad de incidir en el Congreso. Macri, aunque ya no ocupa cargos institucionales, conserva influencia sobre un grupo de legisladores y dirigentes que pueden marcar la diferencia en votaciones clave.

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La presión de Estados Unidos

Ese clima también se alimenta de la presión externa. Según confiaron fuentes diplomáticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, transmitió a Milei la necesidad de mostrar más gestos de apertura política. La administración norteamericana considera que la gobernabilidad argentina requiere tender puentes con sectores opositores y aliados, y que el enfrentamiento permanente puede volverse un obstáculo para estabilizar la economía y garantizar inversiones.

El marco del hotel Four Seasons sirvió de excusa perfecta para este reencuentro. La diplomacia ofreció un terreno neutral donde los protagonistas pudieron mostrarse sin necesidad de explicitar acuerdos. La efeméride internacional permitió bajar la tensión y enviar un mensaje político sin necesidad de comunicados oficiales.

Un dato no menor: hasta hace pocas horas, La Libertad Avanza evitaba convocar a Macri a sus actividades de campaña. El propio expresidente blanqueó el martes que hacía un año que no hablaba con Javier Milei, dejando en claro la distancia entre ambos. Esa revelación le dio aún más relevancia a la postal junto a Francos en el aniversario saudí.

Fuentes que conocen a ambos remarcan que no hubo una reunión formal, sino un intercambio cordial en el marco de la celebración. Sin embargo, lo suficiente como para que las fotos circularan y generaran lecturas políticas. En el macrismo celebraron el gesto, mientras que en la Casa Rosada destacaron la madurez de Francos para retomar el diálogo.

El trasfondo es más amplio: el Gobierno necesita consolidar apoyos externos en medio de una campaña electoral exigente y con un clima económico todavía frágil. Francos entiende que el éxito de Milei depende no solo de mantener alineado al oficialismo sino también de tejer acuerdos con sectores de poder que exceden la órbita libertaria.

Macri, por su parte, busca mantener su centralidad en el tablero opositor. Aunque ya no conduce de manera orgánica al PRO, su palabra todavía ordena en varios distritos. Y en paralelo intenta preservar vínculos que lo mantengan vigente en el círculo rojo. El reencuentro con Francos le permite enviar un mensaje hacia adentro y hacia afuera: que sigue en juego.

La incógnita es cómo evolucionará esta relación en los próximos meses. Los antecedentes muestran que los acercamientos son siempre frágiles y pueden desmoronarse al calor de cualquier discusión. Pero la foto en el Four Seasons abre una nueva etapa. Un gesto de pragmatismo que, en política argentina, vale tanto como un acuerdo escrito.

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