Rafael Grossi, el argentino candidateado para ser Secretario General de la ONU
El diplomático dirige desde 2019 el Organismo Internacional de Energía Atómica, jugó un rol clave en crisis como Ucrania e Irán y es hoy una de las voces más influyentes en seguridad nuclear, no proliferación y gobernanza global.
26 de noviembre 2025 - 20:07hs
Rafael Mariano Grossi es hoy uno de los funcionarios internacionales más influyentes del planeta, y pronto podría ocupar el cargo más alto al que se puede aspirar en el mundo diplomático: Secretario General de la ONU. El Gobierno, a través del canciller Pablo Quirno, anunció hoy que hizo la presentación formal de la candidatura del argentino.
Desde el 3 de diciembre de 2019 se desempeña como director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de la ONU encargada de supervisar el uso pacífico de la energía atómica, prevenir la proliferación de armas nucleares y asistir a sus Estados miembro en cooperación científica y tecnológica. Su función lo ubica en la intersección entre seguridad, ciencia y diplomacia, un terreno donde no abundan figuras capaces de mediar con eficacia en momentos de crisis.
Meses atrás, su nombre estuvo en el centro de la agenda global luego de recibir amenazas del gobierno de Irán en plena tensión regional. El episodio se sumó a otros desafíos que enfrentó en su gestión: en la guerra entre Rusia y Ucrania, Grossi tuvo un rol decisivo al intervenir para reducir riesgos en torno a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. Viajó repetidamente a la zona —aun bajo fuego— para preservar la seguridad de la planta y evitar que se convirtiera en objetivo militar directo o daño colateral.
Carrera diplomática y formación académica de elite
Grossi es diplomático de carrera con cuatro décadas de experiencia en política exterior, no proliferación, seguridad internacional y desarrollo. Es doctor en Relaciones Internacionales, Historia Internacional y Política por el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de la Universidad de Ginebra, donde también obtuvo su maestría. En 2022, esa misma universidad lo reconoció como Alumnus del Año. Su formación comenzó en la Pontificia Universidad Católica Argentina y se consolidó en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN).
En su trayectoria ocupó cargos clave en Argentina y en organismos multilaterales: fue jefe de Gabinete de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) entre 2002 y 2007; embajador en Austria y representante ante el OIEA, la ONUDI, el UNODC y la CTBTO; y previamente sirvió como representante argentino ante la OTAN y como jefe de la embajada argentina en Bélgica y Luxemburgo. En la Cancillería, fue Director General de Asuntos Políticos entre 2007 y 2009.
Su capacidad técnica y política lo convirtió en uno de los diplomáticos argentinos con mayor prestigio global desde el retorno de la democracia, con llegada simultánea a Washington, Bruselas, Moscú, Pekín y Teherán.
Experiencia internacional: de Viena a los foros más sensibles del planeta
Antes de dirigir el OIEA, Grossi ya era una figura central en la gobernanza nuclear internacional. Fue presidente designado de la Conferencia de Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) 2020, el tratado más importante del sistema global de seguridad. Entre 2014 y 2016 presidió el Grupo de Suministradores Nucleares (NSG/GSN), donde hizo historia al ser el primer presidente en ejercer dos mandatos consecutivos.
En 2015 presidió la Conferencia Diplomática de la Convención sobre Seguridad Nuclear, donde consiguió un consenso considerado improbable: la aprobación unánime de la Declaración de Viena sobre Seguridad Nuclear, un documento clave para reforzar los estándares globales tras el accidente de Fukushima-Daiichi. Ese logro fortaleció su reputación como un “artesano del consenso” capaz de gestionar negociaciones en ámbitos donde las potencias rara vez coinciden.
Su rol actual en un mundo que vuelve a mirar la energía nuclear
Desde que asumió el liderazgo del OIEA, Grossi supervisa temas de máxima sensibilidad: el programa nuclear iraní, las inspecciones a Corea del Norte, los riesgos en instalaciones de Ucrania y la expansión global de la energía nuclear, incluidos los reactores modulares pequeños (SMR). Su estilo —más directo, visible y comunicativo que el de la diplomacia tradicional— lo transformó en una referencia mundial incluso fuera del campo técnico.
image
Bajo su conducción, el OIEA reforzó sus programas de cooperación científica, protección radiológica, agroindustria nuclear, medicina nuclear y gestión ambiental, áreas donde la Argentina participa de manera activa. En un contexto donde la transición energética revaloriza el rol de la energía atómica, Grossi se consolidó como una figura influyente en debates sobre seguridad, clima y desarrollo.
Premios, reconocimientos y una proyección que no se detiene
Grossi recibió numerosas distinciones de gobiernos y universidades de todo el mundo: la Orden de Mérito de Italia, la Orden de San Carlos de Colombia, la Gran Condecoración de Honor de Austria, la Orden Nacional al Mérito Comuneros de Paraguay, premios del American Nuclear Society (ANS), homenajes de Roma, Buenos Aires, Brasil, Perú y Kazajistán, entre otros.
Recientemente fue nombrado Doctor Honoris Causa por múltiples instituciones, incluido el Politécnico de Milán, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Asunción y la EPFL de Suiza.
Su creciente perfil internacional alimenta una hipótesis que ya circula en círculos diplomáticos: Grossi podría convertirse en uno de los candidatos latinoamericanos mejor posicionados para competir por el cargo más codiciado del sistema multilateral: Secretario General de la ONU.