Un estudio de la Universidad de Melbourne y KPMG, realizado en 47 países, muestra que el 66% de las personas ya utiliza herramientas de inteligencia artificial de forma regular e intencionada.
Sin embargo, ese nivel de adopción no está acompañado por formación. El 61% de la población global no recibió capacitación en IA, y el 48% afirma no saber cómo funciona.
A pesar de ello, tres de cada cinco personas creen que pueden usarla eficazmente, en parte por la accesibilidad de estas herramientas.
El 72% de los encuestados acepta el uso de inteligencia artificial. No obstante, la confianza es limitada: el 54% se muestra cauteloso respecto a sus efectos.
El 80% expresó temor frente a los riesgos asociados, como pérdida de privacidad, ciberataques, desinformación, dependencia tecnológica y reducción del contacto humano.
En las economías avanzadas, la desconfianza y el escepticismo son mayores que en los países emergentes.
Desigualdades regionales
En los países emergentes, el uso de IA en el ámbito laboral alcanza al 72% de los trabajadores, frente al 49% en economías desarrolladas.
Asimismo, la confianza y aceptación son más altas en países como India, Nigeria, Egipto, Arabia Saudita, China y Emiratos Árabes Unidos.
Por el contrario, Estados Unidos, Japón, Alemania y Francia combinan alta adopción con baja confianza y más preocupaciones éticas.
IA en el trabajo: beneficios y riesgos
El 58% de los trabajadores encuestados ya usa IA en su empleo. Las ventajas señaladas incluyen mejoras en eficiencia, habilidades y generación de ingresos.
No obstante, el informe advierte sobre prácticas riesgosas. La mitad prefiere usar IA antes que interactuar con colegas, y más del 50% cometió errores por mal uso de estas herramientas.
Casi el 50% reconoció haber compartido datos sensibles en plataformas públicas de IA. Además, muchas personas evitan mencionar que usan estas tecnologías.
Educación: dependencia sin regulación clara
El 83% de los estudiantes utiliza IA en sus estudios, destacando su aporte en la organización académica y la reducción del estrés.
Pero esta adopción va acompañada de consecuencias. Entre el 25% y el 33% admiten una disminución en el pensamiento crítico o en la colaboración con pares.
Cuatro de cada cinco estudiantes afirman dedicar menos esfuerzo al estudio gracias al apoyo de IA. Dos de cada tres no informan su uso al entregar trabajos.
Solo la mitad de los centros educativos tienen políticas claras sobre IA.
Demanda por regulación
El 70% de la población global cree que es necesario establecer normas específicas sobre inteligencia artificial.
Sin embargo, solo el 43% considera que la legislación actual protege adecuadamente a la ciudadanía.
El 76% apoya la creación de marcos legales internacionales. A su vez, el 69% espera que los gobiernos nacionales regulen el uso de la IA, y el 71% sugiere esquemas compartidos con la industria.
El 87% reclama leyes concretas para abordar los efectos de la desinformación generada por inteligencia artificial.