La ultraconservadora Sanae Takaichi ha ganado recientemente las primarias del Partido Liberal Democrático (PLD), el partido gobernante de Japón, lo que la coloca como favorita para convertirse en la nueva primera ministra del país, probablemente el 15 de octubre, tras la votación parlamentaria.
Takaichi, de 64 años, derrotó en una reñida segunda vuelta al ministro de Agricultura, Shinjiro Koizumi, y, de ser confirmada, hará historia al ser la primera mujer en liderar Japón.
Takaichi, admiradora de Margaret Thatcher, es conocida por su perfil nacionalista y conservador. Su liderazgo está vinculado a la ala más dura del PLD, donde defiende una política que enfatiza la seguridad y la preservación de la identidad cultural japonesa.
De hecho, una de sus principales preocupaciones es el impacto de la inmigración en la sociedad japonesa, postura que ha sido muy controvertida en medio de un país que ha mantenido tradicionalmente una postura restrictiva hacia los inmigrantes.
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La inmigración y el giro conservador en Japón
Uno de los aspectos más destacados de la campaña de Takaichi ha sido su postura antiinmigrante, que resuena con el creciente rechazo a la inmigración en Japón.
El país ha experimentado un creciente nacionalismo en los últimos años, un fenómeno que no es exclusivo de Japón, sino que se observa en muchas partes del mundo.
En Japón, los temores sobre la pérdida de la identidad cultural y la presión sobre el sistema de seguridad social han alimentado una retórica cada vez más fuerte en contra de la inmigración.
Takaichi ha sido clara en su advertencia sobre cómo una mayor inmigración podría desestabilizar la sociedad japonesa. Se ha comprometido a preservar la herencia cultural de Japón y a proteger los valores tradicionales.
Este enfoque ha sido bien recibido por sectores conservadores de la sociedad japonesa que temen que la afluencia de inmigrantes altere las estructuras sociales y económicas que han prevalecido durante generaciones.
Además, Takaichi ha sido una firme defensora de las políticas de seguridad estrictas y de las normas culturales que deben respetar los extranjeros.
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La recién elegida líder del Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, Sanae Takaichi, hace una reverencia mientras estrecha la mano del primer ministro Shigeru Ishiba después de ganar las elecciones de liderazgo del PLD en Tokio.
La creciente ola de antiinmigración en Japón
El rechazo a la inmigración no es nuevo en Japón, pero ha cobrado fuerza en los últimos años, en gran parte debido a la creciente presencia de turistas y trabajadores extranjeros en el país.
Japón ha experimentado un aumento del número de inmigrantes, pero este fenómeno ha generado tensiones dentro de la sociedad japonesa, particularmente en áreas urbanas como Tokio, donde los incidentes negativos cometidos por extranjeros, aunque minoritarios, han sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación.
La socióloga Kikuko Nagayoshi, de la Universidad de Tokio, ha señalado que la percepción negativa hacia los inmigrantes está muy vinculada a la idea de que no respetan la moral ni las reglas japonesas.
A pesar de que una mayoría de los japoneses reconoce que los inmigrantes pueden ayudar a la economía del país, existe una fuerte preocupación de que puedan aumentar los costos del sistema de seguridad social y comprometer la seguridad pública.
Política migratoria y el Partido de Extrema Derecha Sanseito
La migración ha sido un tema central en el debate político japonés.
En este contexto, el partido de extrema derecha Sanseito, que ha ganado apoyo en los últimos años, promueve una visión ultranacionalista que se opone a la inmigración masiva.
Este partido ha visto un aumento en su popularidad en plataformas digitales y medios de comunicación, especialmente entre los trabajadores que sienten la presión de la crisis demográfica de Japón.
Sanseito, bajo el lema "Japoneses primero", propone políticas drásticas como la deportación de inmigrantes ilegales y restricciones severas para aquellos que no respeten las leyes y normas japonesas.
Este partido también ha abogado por reducir el número de inmigrantes y aplicar políticas más estrictas en cuanto a las visas de trabajo y naturalización.
El Gobierno japonés y las reformas migratorias
El oficialismo japonés, encabezado por el PLD y con Takaichi como posible primera ministra, ha comenzado a adaptar su mensaje migratorio.
Si bien Japón ha mantenido una postura restrictiva, el gobierno está considerando reformas a la estricta política migratoria para responder a las presiones internas y a la creciente popularidad de los partidos ultraderechistas.
Estas reformas incluyen nuevas restricciones sobre la propiedad de inmuebles por parte de extranjeros y la exigencia de un nivel de idioma para los inmigrantes interesados en obtener visas de trabajo o emprendedores.
Tensiones con los vecinos y la política exterior de Takaichi
El perfil ultraconservador de Takaichi, con su énfasis en el nacionalismo y la seguridad, podría tener implicaciones significativas para las relaciones de Japón con Corea del Sur y China, especialmente en temas delicados como el pasado belicista de Japón.
Las visitas frecuentes de Takaichi al santuario Yasukuni de Tokio, que es visto como un símbolo del militarismo japonés, han generado críticas de Pekín y Seúl, complicando las relaciones bilaterales.
En su enfoque internacional, Takaichi ha mostrado interés en reforzar la alianza con Estados Unidos y expandir la cooperación en defensa en el Indo-Pacífico.
Sin embargo, su visión más agresiva en términos de seguridad podría hacer que Japón se acerque más a una postura aislacionista, lo que podría poner en riesgo su cooperación con China y Corea del Sur, dos actores clave en la región.
Japón y su futuro con Takaichi al mando
La victoria de Sanae Takaichi marca un cambio significativo para Japón, un país que ha sido históricamente homogéneo y ha mantenido una postura conservadora en temas de inmigración.
Con su ascenso a la jefatura del gobierno, Japón podría tomar un giro hacia una política más restrictiva en cuanto a la inmigración, similar a las tendencias vistas en otros países del mundo occidental.
Al mismo tiempo, la preservación de la identidad cultural y la seguridad nacional serán temas clave bajo su liderazgo, lo que podría definir el rumbo de Japón en los próximos años, tanto a nivel interno como en su política exterior.