En una economía donde más de tres cuartas partes de los ingresos en divisas provienen del petróleo, la caída del precio del barril ha intensificado su fragilidad estructural. Durante el primer semestre de este año, el crudo Merey, el principal producto de las exportaciones venezolanas, registró un descenso del 15% respecto al mismo período de 2024. El resultado es evidente: restricción en la oferta de dólares, depreciación de la moneda y aceleración de la inflación.
Si bien el precio del petróleo es volátil y proclive a giros drásticos, por ahora no parece claro que el barril vaya a repuntar significativamente en lo que resta de 2025. Las preocupaciones sobre el impacto del aumento de aranceles en el crecimiento de la economía global empañan las expectativas de demanda, justo cuando la OPEP+ ha decidido incrementar la oferta. En consecuencia, los venezolanos podrían enfrentar un segundo semestre sin un cambio de tendencia.
El crudo Merey se cotizó en un promedio de 59,6 dólares por barril durante el primer semestre, frente a los 69,9 dólares del mismo período de 2024. Además de enfrentar esta caída de precios, Venezuela vende buena parte de sus exportaciones en Asia con descuentos significativos para eludir las sanciones de Estados Unidos. Como resultado, aunque la producción petrolera aumentó en el primer semestre, el ingreso de divisas es insuficiente para cubrir la demanda de dólares.
A comienzos de año, los venezolanos podían adquirir un dólar con 52 bolívares; hoy necesitan 129 en el mercado oficial, donde la prioridad la tienen las empresas de alimentos básicos, medicinas y productos de cuidado personal. En el mercado paralelo, que opera principalmente a través de criptomonedas en plataformas como Binance y atiende la demanda insatisfecha, el dólar se cotiza entre un 30% y un 40% por encima del tipo de cambio oficial.
El pasado 4 de junio, la vicepresidenta Delcy Rodríguez reconoció que, "en un país cuyas divisas dependen principalmente de los hidrocarburos", la caída en los precios del petróleo ha tenido un impacto significativo. Por ello, añadió, "las divisas deben tener una priorización" para reducir las importaciones dirigidas a lo que denominó "consumo suntuario".
Nicolás Maduro - 6-8-25- EFE
EFE
Esta semana, el mandatario Nicolás Maduro afirmó: "Seguimos teniendo lo que yo llamo un sobrecalentamiento interno en el comercio porque ha aumentado la capacidad de consumo". Y sumó: "Nosotros somos gente muy consumista, que le gusta pasear por los centros comerciales, por los bulevares, comprar por aquí, comprar por allá".
El ingreso de los trabajadores en Venezuela se encuentra entre los más bajos de la región. La remuneración mínima, que incluye salario y bonos, equivale a 160 dólares mensuales. En el sector privado, los obreros de pequeñas empresas perciben alrededor de 210 dólares al mes, mientras que en las medianas empresas el ingreso asciende a 235 dólares.
La inflación secreta
La depreciación del bolívar, tanto en el mercado oficial como en el paralelo, encarece las importaciones y deteriora las expectativas, acelerando la inflación, cuyas cifras permanecen ocultas. El Banco Central no publica datos desde octubre del año pasado, y la represión del Gobierno ha obligado a organismos privados como el Observatorio de Finanzas a suspender su divulgación.
En mayo -el último mes en que el Observatorio de Finanzas publicó estadísticas- la inflación acumulaba, según sus estimaciones, un salto del 105% en los primeros cinco meses del año. Economistas explican que la administración de Maduro recurre a la emisión de dinero para financiar gasto público, una práctica que agrava el desequilibrio porque inyecta bolívares en la economía que aumentan la presión inflacionaria y la demanda de dólares.
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Un mural refleja la crisis cambiaria en las calles de Caracas
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"Uno no necesita que le digan lo que está pasando con la inflación. Los precios aumentan continuamente y el sueldo, que en su gran mayoría son bonos, alcanza cada vez menos", dice un trabajador del sector público que pide reservar su identidad por temor a represalias.
La licencia a Chevron
En un contexto marcado por la caída de los ingresos petroleros, la escasez de divisas y la aceleración de la inflación, el papel de Chevron en Venezuela adquiere una relevancia estratégica. La empresa estadounidense ocupa un lugar clave en el rompecabezas petrolero del país, aunque su margen de maniobra está condicionado por las sanciones impuestas por Estados Unidos.
En noviembre de 2022, la administración de Joe Biden le otorgó una licencia que permitió un aumento sostenido de la producción en los campos donde opera en asociación con Pdvsa, la estatal venezolana, y contribuyó a ampliar la oferta de dólares en el mercado cambiario.
La licencia estuvo vigente hasta mayo de este año, y para entonces la producción en los campos petroleros donde participa Chevron alcanzaba los 240.000 barriles diarios, equivalentes a una cuarta parte de la producción total del país. Además, la venta de divisas en el mercado cambiario, destinada a cubrir compromisos en moneda local, representaba cerca del 30% de la oferta de dólares en el mercado oficial.
Venezuela-Chevron- EFE
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La administración de Donald Trump revocó la licencia otorgada durante el mandato de Joe Biden y emitió una autorización individual, que a diferencia de la anterior, no es de carácter público. Diversas fuentes señalan que esta nueva licencia prohíbe a Chevron realizar pagos en efectivo al gobierno de Maduro.
El acuerdo contemplaría que la empresa pague impuestos y regalías con parte de los barriles de petróleo que produce en asociación con Pdvsa, o a través del suministro de diluyentes que Venezuela mezcla con sus crudos pesados.
Empresarios consultados consideran poco probable que, bajo el esquema de la nueva licencia, el sector privado reciba el mismo flujo de dólares que en el pasado por las operaciones de Chevron. No obstante, se espera que la compañía mantenga un margen de actuación que siga impulsando el aumento de la producción petrolera, actualmente estimada en 910.000 barriles diarios, según fuentes secundarias de la OPEP.
Nicolás Maduro minimizó el impacto de la licencia al afirmar que "Venezuela, con Chevron o sin Chevron, va creciendo un montón y avanzando con esfuerzo propio". Sin embargo, agregó: "Welcome, bienvenidos. Y todo el que quiera venir de Estados Unidos a invertir, welcome".