China ha sido un mercado clave para las criptomonedas, aunque hace unos años el gobierno de Xi Jinping declaró ilegales todas las transacciones con esta moneda virtual. La decisión de 2021, basada en preocupaciones sobre el lavado de dinero y otros delitos financieros, obligó a empresas de minería de bitcoins a buscar nuevos destinos y entre ellos Estados Unidos surgió como un refugio, lo que ha provocado un aumento significativo en el consumo de electricidad en el país.
China, que llegó a concentrar el 70% de la minería mundial de bitcoins, implementó la prohibición para proteger su sistema financiero y evitar los problemas asociados a la criptominería. Gracias a sus costos de electricidad relativamente bajos y hardware informático más barato, el país fue durante mucho tiempo uno de los principales centros de minería del mundo.
La minería es un eslabón clave en el mundo de las criptomonedas: es un proceso en el que computadoras especializadas resuelven problemas matemáticos complejos para verificar y registrar transacciones en una red digital llamada blockchain. Una blockchain es una cadena de bloques donde se almacenan de manera segura todas las transacciones realizadas con una criptomoneda, que es un tipo de dinero digital, como Bitcoin o Ethereum.
Los mineros, al validar estas transacciones, ayudan a mantener segura la red y, como recompensa por su trabajo, reciben partes de esa criptomoneda. Este proceso es esencial para asegurar que las transacciones sean confiables y que no se puedan duplicar ni falsificar.
Cómo fue se fue mudando la minería de criptomonedas a EEUU
Tras la decisión del gobierno chino de prohibir toda actividad con criptomonedas, muchas de las empresas dedicadas a la minería de estas divisas digitales se trasladaron en un principio a Kazajistán, atraídas por la abundancia de energía barata, indicó Business Insider. El uso de cientos de computadoras especializadas -y equipos para enfriarlas- consume una gran cantidad de electricidad.
Las compañías de criptomonedas consumían el 7% de la energía del país asiático, lo que provocó un fuerte aumento del precio de la energía y masivos apagones.
Esto generó protestas y que estas empresas fueran excluidas de la red, lo que llevó a muchas a radicarse en Estados Unidos, que hoy representa el 40% del hashrate mundial. El hashrate es la velocidad o potencia con la que una computadora o conjunto de computadoras puede realizar los cálculos necesarios para minar criptomonedas
El impacto en el sistema eléctrico estadounidense
No obstante, esta nueva ola de minería está ejerciendo una presión creciente sobre el suministro eléctrico estadounidense.
Las operaciones mineras de criptomonedas en Estados Unidos ya consumen alrededor del 2% de la electricidad total del país, suficiente para abastecer a estados enteros como Utah o Virginia Occidental, apuntó el medio especializado.
Este consumo masivo está generando rechazo en las comunidades locales. En lugares como Texas y Ohio, las instalaciones de minería requieren megavatios de energía equivalentes al consumo de cientos de miles de hogares, contribuyendo además a un aumento en las emisiones de dióxido de carbono.
Vecinos de Akron, Ohio, por ejemplo, han expresado preocupación por el impacto que estas empresas tienen en el precio de la electricidad y en la calidad de vida debido al ruido que generan. Algunos municipios, como Harrison, Arkansas, han impuesto sanciones temporales para limitar la instalación de nuevas minas debido a la presión de los residentes.
"La industria de la minería de bitcoin en su conjunto es contraria a los valores y objetivos políticos de esta administración", dijo en un comunicado Stephanie Marsh, directora de comunicaciones de la ciudad de Akron. "Las operaciones de minería digital consumen una cantidad exorbitante de electricidad, emplean a muy pocas personas y ocupan una cantidad considerable de espacio", añadió.
La industria cripto y la campaña electoral
La preocupación sobre el efecto de la minería de estas monedas virtuales se da en medio de un fuerte lobby de estas empresas en el país. De hecho, la industria cripto aportó este año 119 millones de dólares a la campaña, una cifra sin precedentes que representa además casi la mitad del total de las donaciones corporativas. La mayor parte del dinero fluyó a través de varios super PAC que apoyan a candidatos que defienden la agenda cripto para las elecciones de noviembre.
De acuerdo con un informe del grupo de defensa del consumidor Public Citizen, las principales contribuciones fueron de Coinbase y Ripple, las dos principales empresas del sector que estuvieron al frente de batallas legales con la SEC, el organismo que regula los mercados.
El candidato republicano, Donald Trump, se ha mostrado en general favorable a las compañías cripto y prometió reducir las regulaciones sobre las criptomonedas si gana en noviembre. En julio, de hecho, participó en una importante conferencia sobre bitcoin en Nashville, Tennessee.
Por su parte, los demócratas han buscado acercarse a la industria cripto. Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, encabezó una reunión virtual en agosto llamada Crypto4Harris, en la que dijo que esperaba que la cámara alta pudiera aprobar un proyecto de ley bipartidista para regular las criptomonedas antes de fin de año.
El equipo de campaña de Kamala Harris está trabajando en un programa en relación al tema y busca "resetear" el vínculo con esa industria, según dijeron varias figuras demócratas a la cadena CNBC.