El miércoles 29 de mayo, la plana mayor del gobierno fue hasta el Aeropuerto de Carrasco para recibir el vuelo de JetSmart que inauguró la ruta Buenos Aires-Montevideo. Se trató de un evento institucional que contó con la participación de los embajadores en ambos países, un tiempo dedicado a discursos e incluso un corte de cinta.
Las autoridades celebraron el aumento de la conectividad y la mayor competitividad para un destino importante que –por la diferencia de precios– se masificó en el último tiempo.
Pero a cuatro meses de esas sonrisas, en el gobierno están decepcionados con la situación. La low cost chilena transmitió que dejará de volar la ruta a partir del primero de octubre y que también abandonará la frecuencia a Curitiba.
“Fue una sorpresa desagradable”, dijo el canciller Omar Paganini al comentar la noticia. Mencionó que la empresa alegó que la ruta no era “rentable” y consideró que “desarrollar un mercado lleva más tiempo y un plan más sólido del que aparentemente tenían”.
La aerolínea opera dos frecuencias diarias los siete días de la semana.
Según supo El Observador por fuentes oficiales, la empresa pidió un subsidio –vía publicidad o rebaja de precios en los pasajes– de unos US$ 100 mil mensuales para cubrir el déficit que le generaba la ruta.
“No le cerraban los números”, valoró un informante. El pedido fue rechazado por el Ministerio de Turismo bajó el argumento de que la cifra era descabellada.
En un intercambio de cartas con el embajador de Uruguay en Argentina, Carlos Enciso, el CEO de JetSmart, Estuardo Ortiz, señaló que habían “hecho un gran esfuerzo” pero no habían contado “con un régimen de promoción específico ni con incentivos suficientes para revertir la situación financiera desfavorable”.
El ejecutivo había considerado previamente enfrentaron “condiciones que no contribuyen a la sostenibilidad de la operación”.
Además de la solicitud de subsidio, la aerolínea había cuestionado los horarios que le asignaron inicialmente para volar lo que motivó conversaciones y mejoras con los operadores del Aeropuerto de Carrasco.
Otro punto que también incidió fue que Aerolíneas Argentinas –la otra empresa que opera la ruta– bajó un poco sus precios para mantener la venta de pasajes, señalaron fuentes del gobierno.
Para el primer año de operación, JetSmart estimaba transportar unos 127.000 pasajeros.
"En el caso específico de Buenos Aires-Montevideo, se identificaron desafíos como la baja demanda sostenida, la alta carga impositiva, y la competencia con otros medios de transporte, lo cual impacta directamente en la viabilidad de la ruta bajo nuestro modelo de negocio de ultra-bajo costo”, expresó la compañía en un comunicado.
En el gobierno, sin embargo, tienen otra visión. Enciso –el embajador– mencionó que la ruta demostró desde el inicio un “rendimiento acorde a las expectativas” y consideró que tenía una “tendencia en aumento” ya que estaba dando “señales positivas respecto a su futuro”.
En la carta, habló de “profunda preocupación”, “desconcierto” y “malestar” en Uruguay por la decisión y planteó abrir un “canal de comunicación” para “reconsiderar la posición”.
Ortiz –el CEO de JetSmart– le contestó que quedaban a disposición para “discutir posibles alternativas” que permitieran “mantener la conectividad” aunque en el gobierno ven difícil una solución porque no hay margen para ayudas económicas.
La explicación de JetSmart
La empresa aeronáutica indicó que para tomar la decisión consideró diversos factores y enfrentó condiciones que no contribuyeron a la sostenibilidad de la operación. Sin embargo expresó que mantiene la intención de generar nuevas oportunidades de negocios que permitan fortalecer su presencia en Uruguay.
A nivel general la compañía sostuvo que la activación de las rutas se realiza atendiendo factores estacionales como demandas específicas de mercado. Sin embargo, añadió, cuando esas demandas no se mantienen estables surge la necesidad de tomar decisiones respecto a la continuidad de algunas rutas.
En ese caso, el resultado puede ser la suspensión temporal o la cancelación de ciertos trayectos lo que es una “práctica habitual” en el sector aeronáutico para adecuar la oferta a las condiciones del mercado.