"A nivel empresarial ha habido mucha espera, renegociación y entendimiento"

El encargado del Departamento Legal de Baker Tilly, Fernando Posada, brinda su visión sobre la situación empresarial y de su mercado profesional

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12 de febrero de 2021 a las 15:45

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Entró a la Facultad de Derecho con curiosidad pero prácticamente por descarte. Pero desde los primeros días se “enganchó” y con el paso de los años se le despertó una gran pasión por la profesión, que también lo llevó a elegir la carrera docente.  “Cuando me recibí trabajaba en un estudio, pero decidí dedicarme al ejercicio independiente. Al poco tiempo nos instalamos con tres socios en un estudio chiquito y humilde. Trabajar de forma independiente obliga a tratar de captar la mayor cantidad de trabajos posibles y para eso hay que desenvolverse en la mayor cantidad de áreas”, recuerda Fernando Posada, quien también es escribano.

En la actualidad, en lo académico se especializa en derecho penal, pero en lo laboral —está hace seis años en Baker Tilly, donde hoy es encargado del Departamento Legal—  diariamente se dedica a lo corporativo, “mucho asesoramiento a empresas” en materia contractual, laboral y fiscal.

Baker Tilly cuenta con unos 60 profesionales entre sus dos oficinas en Uruguay (en la zona de plaza Independencia y WTC Free Zone), entre el área contable, otra de auditoría y la legal.

¿Cuál es la modalidad de trabajo en Baker Tilly?

Se apunta a un asesoramiento con cierto grado de inmediatez, una especie de estudio boutique; que no tenga una estructura que la separe del cliente, sino que el socio esté en contacto y al tanto de todo, y, aunque después delegue trabajo, no se termine de desprender. Si se quiere dar un asesoramiento integral hay que cubrir casi todos los problemas que tenga, por no decir todos.

¿Cómo fue el 2020, marcado por la pandemia?

Fue un año de mucho asesoramiento. A partir de marzo se dictaron muchas normas con contenido laboral, que fueron las que llevaron a las empresas a hacer la transición hacia la nueva normalidad de menos trabajo presencial, seguro de paro parcial, protocolos para oficinas. Si no tienen un departamento legal propio, ese asesoramiento tienen que salir a buscarlo fuera.

El hecho de trabajar en una red internacional hace que se esté en contacto con profesionales de otros países todo el tiempo. Nos preguntaban cómo se resolvían en Uruguay los contratos en hipótesis de catástrofe. Nosotros no tenemos una cultura de catástrofe como otros países.

Hemos sido interpelados por esta nueva realidad porque, gracias a Dios, no estamos acostumbrados a eso. Y empezó a verse qué hacer con los incumplimientos de contrato. Eso generó mucho ruido y mucha necesidad de asesoramiento legal.

Se plantea que las crisis son oportunidades. Es incómodo decirlo porque es un momento donde mucha gente la pasa mal, pero la realidad es que no vimos mermado nuestro trabajo.

El teléfono suena más porque hay muchos elementos nuevos en juego que las empresas y personas necesitan interpretar correctamente. Y ahí los abogados somos el teléfono rojo.

La pandemia también cortó una ola de pedidos de residencia y consultas que estaban viniendo de Argentina.

A partir de las elecciones PASO en Argentina, las consultas por residencia empezaron a multiplicarse exponencialmente. Cuando asumió el nuevo gobierno argentino, la tendencia incluso aumentó y continuó así hacia la asunción del nuevo gobierno uruguayo. El presidente dio señales claras de que el incentivo se iba a aumentar, que íbamos a seguir abriendo los brazos.

 Luego se cerraron las fronteras por el covid. y para sacar la residencia el argentino tenía que venir. Eso enlenteció las residencias. Se burocratizó demasiado. Fue un año intenso el 2020 en ese sentido.

¿Piensa que eso se retomará pasada la pandemia?

Vamos a tener que ver el verdadero impacto del covid el día después, digamos, ya que, si es que va a haber un día después, va a ser paulatino. Eran muchos los argentinos que se venían. Y se venían para mudarse y vivir acá. Una mudanza de verdad, no una jurídica. Eso tiene un freno transitorio. Tenemos un porcentaje enorme de clientes argentinos. Estamos todo el día hablando con ellos. La sensación es que se va a mantener una vez que se vayan eliminando las trabas. El flujo va a seguir. Si será tan alto no lo sabemos.

Si no hubiera existido todo este problema (de la pandemia) habría habido un aluvión de gente cruzando el charco para venirse con su familia a vivir.

¿Cuál fue el impacto a nivel general en su profesión?

Hay que partir la respuesta en áreas. Los que asesoramos a empresas hemos visto un mantenimiento y hasta un incremento de la cantidad de trabajo, como decía antes. Muchas empresas que tienen créditos para cobrar, lo que han hecho es refinanciarlos, otorgar esperas, y todo eso requiere de un soporte jurídico-legal.

En el casillero más judicial civil, ha sido raro. Por marzo, se podría haber previsto que habría  un récord de concursos y ejecuciones. Y no fue así. De hecho, hubo una baja de empresas en concurso en el 2020 respecto de 2019. Hubo casi 40% menos.

Eso se explica por mucha espera, renegociaciones, entendimiento por parte de los acreedores que no era el momento de apretar, sino de soltar un poco y dejar que se acomodara.

En general no es negocio para nadie mandar una empresa al concurso. Conviene que siga respirando.

A nivel judicial no explotó la conflictividad. Pero hay muchas empresas aguantando. y no sabemos cuánto más van a aguantar para ejecutar una deuda, para proceder a un desalojo.

Ojalá sigan esperando hasta que se recomponga la situación. Pero no sabemos si este año va a seguir manteniéndose en un número de conflictividad bajo. No creo. Probablemente los concursos sean más.

Las esperas muchas veces son patear los temas para adelante y que se genere una bola de nieve. Implica que el problema se va  acrecentando.

A la vez nos complicó muchísimo el funcionamiento judicial. Los juzgados estuvieron cerrados. Después abrieron con un sistema de agenda, que es escasa. Es un enlentecimiento tremendo y un desgaste propio de la situación que estamos viviendo.

¿Cómo ve el inicio de este 2021?

Empezamos un nuevo año pero la tónica viene marcada por el final del año anterior. Veníamos bastante bien con reincorporación al trabajo, las empresas estaban volviendo paulatinamente a la actividad, se veía más gente en la calle. pero a partir de octubre pegamos la primera bajada y en diciembre fue ir de vuelta hacia un mínimo de actividad.

Hoy estamos mejor que en diciembre, pero muchas empresas están todavía mayormente en teletrabajo. tratando de adaptarse, viendo qué pasa con los seguros de paro parcial que se fueron renovando.

Estamos en febrero, Uruguay no empezó todavía a rodar mucho.

 La vacuna es la luz al final del túnel pero no sabemos cuán largo es ese túnel. Por ahora ese cambio de mentalidad que se dio sobre fin de año todavía no se torció. Ves menos gente en la calle y menos actividad.

Ahora estamos retomando y viendo cómo van a funcionar los juzgados. Nuestra actividad se está empezando a mover pero lento.

¿Y a nivel solo empresarial?

Las empresas están explorando, viendo. No veo que sea un momento del año donde se adopten grandes decisiones que cambien drásticamente los rumbos. Por suerte, porque si se adoptan decisiones de ese estilo serán de connotación negativa.

Hoy en día estamos todos viendo a ver qué pasa. Hay fechas como la de inicio de la vacunación y el de las clases. Estamos viendo cómo se va a presentar esa nueva normalidad.

Un dato curioso en su curriculum es que durante más de dos años formó parte del Tribunal de Penas de Mayores de la Federacion Uruguaya de BasketBall. ¿Cómo llegó ahí?
Nací y viví gran parte de mi vida en el barrio de La Unión (Montevideo). Me crié a dos cuadras del club Larre Borges, un club humilde, de barrio. Jugué al basketball allí y terminé como dirigente.
Era una directiva de gente joven del barrio (el club tiene más de obra social que de club competitivo). Como persona con conocimiento legal, terminé de delegado y me convocaron para formar parte del Tribunal de Penas de la Federación. Allí llegan todo tipo de controversias como sanciones, expulsiones, de jugadores, cuerpo técnico, jueces e hinchada.
Fue una experiencia muy positiva de muchisimo trabajo. Se armó un buen grupo de gente. Ese trabajo no hay manera de no hacerlo bien porque para muchos a veces es la vida. Cada expendiente que entraba le tenías que meter toda la cabeza porque donde sancionaras mal a alguien se te caía el sistema encima. Y a veces si sancionabas bien se te caía igual (risas). La gente en general no asume cuando se equivoca. El basquetbol en Uruguay no es un negocio, es netamente pasional.

 

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