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Unos 900 desempleados mayores de 45 años formaron un movimiento para ser escuchados
Daniel Hardy se quedó sin empleo hace dos años. Comenzó a buscar, tuvo algunas entrevistas pero el problema era siempre el mismo: la edad. A sus 58 años, sigue desempleado y mes a mes baraja opciones pero el mercado laboral no le ha abierto ninguna puerta.
En un momento, y en medio de esa búsqueda, se preguntó si a alguien más le pasaría lo mismo. Conoció un par de personas, se dio cuenta que no era el único y formó un grupo de Facebook con personas desempleadas que tienen entre 45 y 65 años.
Así fue que en octubre nació el “Movimiento Social Adultos Mayores sin Trabajo”, que, actualmente, tiene más de 900 participantes de todos los departamentos del país.
En diálogo con El Observador, Hardy rememoró que en un principio la iniciativa no fue más que un grupo con un par de conocidos que estaban en la misma situación. Sin embargo, luego de algunos días decidió que era momento de expandir su idea “y ver qué pasaba”. En medio de ese camino de incertidumbre, el boca a boca jugó su papel y el grupo comenzó a crecer de manera exponencial.
En ese momento, Hardy se dio cuenta de que no estaba solo pero también que el problema iba un poco más allá de la falta de empleo. A través de las anécdotas que contaban los participantes, se podía notar cómo algunos buscaban empleo hace más de cinco años mientras que otros cayeron en depresión profunda. “Hablamos de salud mental cuando muere un jugador de fútbol, pero no cuando se suicida un desempleado”, comparó enfáticamente.
Dentro del movimiento, se encuentran diversos perfiles de profesionales y personas capacitadas. “Desde una mucama, un carpintero con experiencia hasta una relacionista pública o publicista”, aclaró. En la misma línea, gracias a las cifras que arroja el grupo, identificaron que la mayoría de los integrantes son mujeres y el promedio de edad de los participantes es de 55 años.
Hasta el año 2006, los mayores de 45 años representaban el 19% de los desempleados. Sin embargo, se estima que esta cifra aumentó ante la llegada de la pandemia, sobre todo dentro del segmento de las mujeres. “De acuerdo a algunos cálculos que hemos hecho, hoy sería el 33%”, estimó Hardy.
Sin respuesta
Desde que se formó el grupo, la actividad se ha concentrado sobre todo en reuniones con legisladores y personalidades del sistema político nacional. Hace unas semanas, algunos integrantes del grupo se reunieron con el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres.
En los más de 50 minutos que duró el encuentro, el jerarca reconoció que en muchas oportunidades de trabajo se discriminaba por edad, y afirmó que esto sucedía tanto en el sector público como en el privado.
Hardy comentó que el diálogo con Mieres fue “muy ameno” pero no se arribó a ningún acuerdo o solución concreta. De igual modo, nota que el tema está más sobre la mesa que antes, aunque aún faltan muchos pasos para hablar de avances concretos.
El movimiento plantea que se puede devolver a los desempleados mayores de 45 años, el 30% de lo aportado a las Afaps, siempre y cuando lleven más de seis meses de inactividad. En Chile y en Perú se está implementando esto desde que comenzó la pandemia, a modo de paliar la crisis de empleo que existe. “No venimos a inventar la pólvora, es algo que da buenos resultados en otras partes”, dijo Hardy.
El otro punto que proponen, es la posibilidad de dar créditos blandos que funcionen como puntapié para comenzar algún negocio. De acuerdo a lo que dice el documento redactado por el movimiento, se podrá aplicar tanto para la apertura de locales comerciales como la adquisición de herramientas de trabajo.
El objetivo de este crédito sería darle la posibilidad al desempleado de volver a la actividad de manera independiente, sin la necesidad de tener que seguir buscando empleo. El grupo está integrado por muchos que tuvieron que vender herramientas o entregar locales comerciales con el fin de alivianar el bolsillo, pero “esto les devolvería por lo menos las ganas de intentar”, explicó Hardy.
A su vez, también plantean que se apliquen descuentos o bonificaciones en algunos gastos fijos. Así como en la factura de Antel se otorga un 25% menos para quienes están en seguro de paro, los integrantes del grupo piden algún tipo de beneficio para tratar de minimizar el egreso de dinero durante algunos meses. “Claramente, esto quedaría nulo una vez que la persona salga de la situación y pueda percibir ingresos”, afirmó el fundador.
En cuanto a los planes, en el corto plazo esperan obtener más visibilidad dentro del sistema político, porque en el sentir general del grupo no hay una representación legislativa de sus necesidades. “Es como que no existiéramos. Nadie levanta la mano por nosotros”, se lamentó Hardy.
Los problemas
Más allá de los inconvenientes económicos que arrastran estos desocupados desde hace algunos años, aparece un punto que resulta crítico: la depresión profunda y los problemas en la salud mental.
Hardy explicó que es común que muchos de los integrantes manifiesten señales preocupantes o que directamente caigan en depresión. Estos casos suelen ser de aquellos que buscan trabajo desde hace unos cuantos años, pero sin éxito.
“Llega un momento en que la desesperación te gana. Tenés que pagar los impuestos, los gastos fijos y contribuir con la familia”, puntualizó Hardy. De igual modo, hizo hincapié que es optimista en que recibirán alguna respuesta de las autoridades, dado que fue el propio presidente de la República, Luis Lacalle Pou, quien derivó el tema al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
