Por Majo Borges, para los usuarios de PedidosYa
A veces me pregunto quién inventó algunas combinaciones que hoy son consideradas clásicas. Quién fue el primero que combinó queso con tomate y vio que era bueno. O chocolate con naranja, o tomate con albahaca. O fútbol y cerveza. No, eso no. Pero sí me pregunto quién habrá sido el primero que en el Río de la Plata constató el éxito de la combinación que hoy es matrimonio consumado: empanadas y vino.
En cuanto a las empanadas, me considero catadora, voy probando y buscando la perfección, por sus muchas virtudes. Porque te permiten disfrutar de sabores diferentes en un mismo plato. Porque tienen la calidez de la comida casera. Y encima son preparaciones sabrosas envueltas en pan. ¿Qué más?
Hace más de una década me hice fan de D´la Ribera, por sus empanadas al horno y sequitas (cuando la mayoría eran fritas) y porque jamás se equivocaban en los gustos. En esa época llamaba por teléfono para pedirlas; después, con la llegada de PedidosYa, se volvió una de mis entradas favoritas en la aplicación. Incluso recuerdo pedir entre amigos para ver los partidos del Mundial de Sudáfrica 2010, cuando todavía resultaba novedosa la numeración que traían para identificar cada gusto (con el número visible en relieve en la masa, en lugar de los diferentes repulgues, esos que convertían la cena en un desafío molesto para los hambrientos). Identificar fácil los gustos es importante y hoy casi todas las marcas se han pasado a ese sistema. Mi pedido a D´la Ribera suele incluir una de queso y aceitunas, una de verdura (acelga, ricota, queso y condimentos), carne con pasas (carne picada endulzada y pasas de uva, me niego a entrar en la discusión que censura esta opción) y seguro mi favorita, el premio del día: la dulce Martín Fierro, que combina dulce de membrillo con pequeños trozos de queso. Si te gusta la textura de ese dulce criollo, cerrás los ojos ante el primer bocado.
Haciendo este testeo volví a otro clásico, las empanadas de La Chacha. Esta es la opción exuberante, lo que en el barrio diríamos “pochas”, muy pochas. Con mucho relleno, húmedas, imposible quedarse con hambre. Me encanta de La Chacha la posibilidad de elegir entre muchos gustos distintos de carne (con buenas opciones picantes) e incluso distintos tipos de carne, habiendo variedad de pollo para elegir, pepperoni, hasta frankfurter. Y la dulce de chocolate con nueces te hace cosquillas.
La sorpresa de este recorrido la encontré en Don Pedro. Gustosas, abundantes y divertidas. No es fácil hallar una de espinaca que no tenga un dejo ácido y encontré una perfecta, la de espinaca y queso. Después seguí con la de cerdo agridulce, que terminó de conquistar mi corazón. Como si fuera poco, la de postre de manzana incluye crema pastelera, una locura de combinación.
Mención aparte merece el sabor casero de La Mesada. Ahí aconsejo ir por la clásica de jamón y queso, que tiene gusto a la comida de mamá. Y si vamos por barrios, en el Prado las clásicas son las Del Rodeo, de las más antiguas de la ciudad, aunque modernizadas con alternativas como strogonoff de carne o pollo thai, y no es menor que la oferta incluya empanadas de mar, como la gallega o la de mejillones.
Por último, desde hace un tiempo corre un rumor en la ciudad y distintos amigos me advirtieron lo mismo: “Tenés que probar las de La Campeona, son nuevas, están buenísimas”. Y quién soy yo para llevarles la contra… Perdón, los dejo porque me tocó timbre el delivery.
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