Camilo dos Santos

“Es posible que perdamos el grado inversor el próximo año”

El economista analizó la actual coyuntura económica y señaló que de no darse los ajustes necesarios, será imposible encauzar el déficit fiscal

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22 de diciembre de 2019 a las 05:00

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El economista y asesor independiente Javier de Haedo habló con El Observador sobre la coyuntura actual de la economía nacional y lo que espera ocurra en 2020, en una situación económica que después de varios trimestres mostró algunas señales de recuperación en los últimos datos divulgados por el Banco Central del Uruguay (BCU). De Haedo cree que el gobierno electo hace bien el diágnostico, pero no coincide con la forma en que se anuncia se va a llevar adelante el ajuste de las cuentas nacionales para bajar el déficit fiscal.

Después de más de 15 años de crecimiento, ¿cree que puede haber de parte de los uruguayos una sobreexpectativa que no esté alineada con el ajuste que se va a implementar?
Esos 10 años de bonanza terminaron hace cinco años largos ya. Los años de muy buena situación externa y de gran impulso económico uruguayo llegaron hasta 2012 o 2013. Estos últimos años han sido de una economía prácticamente estancada y ese estancamiento justamente es el que hace que las expectativas de muchas personas y familias se vuelvan más complicadas. Una cosa es estar mirando siempre hacia arriba y estar progresando, pero llega un momento en que eso deja de ocurrir. De hecho, durante estos cinco años hubo pérdidas de puestos de trabajo, 50 mil personas en este quinquenio perdieron su trabajo. Entonces, muchísimos uruguayos tienen a alguien cercano que perdió su trabajo y eso también puede generar expectativas negativas en mucha gente.

Sin embargo, al pasar la raya, en estos 15 años hubo avances importantes. 
Sin dudas. En lo que insisto mucho es en que hay que tener en cuenta la diferencia entre el nivel y la tendencia. Es absolutamente indiscutible que no hay área en que no estemos mejor que en 2004, con excepción de la parte fiscal, que está bastante peor que en aquel momento. Todos los indicadores sociales y económicos son considerablemente mejores. Lo que ocurre es que la tendencia se planchó hace algunos años y eso al pararse hoy es lo que importa. Lo que importa son las perspectivas para adelante, que tampoco son claras en que los próximos años vayan a ser sustancialmente distintos a los anteriores. 

Con un nuevo gobierno en un escenario volátil en lo global, además.
Estamos en un mundo con bastantes complicaciones, que crece menos y tiene una guerra comercial importante, con idas y venidas. Además, tenemos un barrio con muchas complicaciones, con una Argentina que está procesando un ajuste muy grande y no sabemos cómo va a terminar esa historia: si se renegocia o no la deuda, en qué condiciones, si Argentina puede volver a los mercados, qué inflación va a tener. Esta multiplicidad de tipos de cambio que tiene Argentina afecta de manera distinta a los diferentes sectores en Uruguay. Una cosa son los exportadores de bienes, otra los sectores turísticos, otra es el consumidor que va a comprar a Argentina y otra los que compiten con las importaciones que vienen desde ese país. Es muy difícil hoy hacer una proyección a cinco años que permita ver un cambio de tendencia auspicioso. Debemos tener más información antes de poder asegurar eso y la vamos a tener seguramente en el correr de los próximos meses, en la medida en que el nuevo gobierno asuma y empiece a tomar medidas y a ejecutar políticas. Cuando se muestren las cartas, capaz que en seis u ocho meses, se podrá tener más certeza sobre lo que puede ser el crecimiento del país en los próximos cinco años.

Sobre las tarifas públicas, de Haedo dijo que con una una inflación del 8% y una devaluación del orden del 17%, los costos de las empresas estatales este año subieron considerablemente, tanto por los costos internos como por el tipo de cambio, particularmente para Ancap y UTE.  Deberían subir las tarifas. “El gobierno saliente decidió no hacerlo,  por lo que el gobierno entrante tendrá que hacerlo apenas asuma”, comentó. 

La planta de UPM asegura un colchón para el crecimiento que puede hacer más fácil procesar un ajuste.
UPM da un colchón muy relativo, todo el mundo lo sobreestima. Da un crecimiento económico que no deja tantos impuestos como otros emprendimientos. Perdemos mucho más con los argentinos que van a dejar de comprar acá o con los uruguayos que van a comprar en Argentina que lo que se gana con UPM. Es una obra y construcción exonerada de impuestos, por lo que su impacto en materia fiscal es mínimo. No tienen que hacerse ilusiones con eso (por el gobierno electo), porque no le van a cerrar las cuentas. Es un crecimiento que no genera recaudación como los puntos normales de crecimiento.

Camilo dos Santos

Si no se esperaba una temporada turística muy buena por la situación argentina, el dólar turístico complica aún más. 
Ahora está bajando el gasto de los argentinos en Uruguay, pero en 2018, si se suman las exportaciones de mercadería desde territorio no franco más el turismo, Argentina fue el principal cliente de Uruguay. Este dólar va a estar 30% arriba del otro y el otro ya está en 60 pesos argentinos y este va a estar rondando los 80 pesos argentinos. Obviamente que va a pegar y muchísimo. Esto equivale a una devaluación a los efectos de Uruguay y a su vez el blue (dólar del mercado clandestino) va a acompañar al nuevo dólar turístico, porque antes de ir a usar la tarjeta van a ir a comprar el blue porque es más barato, hasta que deje de serlo y valga lo mismo. Esto implica que no solo vamos a perder a los argentinos que no van a venir o que van a gastar menos, sino que también perdemos a los uruguayos que van a empezar a gastar allá. El efecto es doble.

Yendo al tema del déficit fiscal, ¿cree posible bajarlo con las medidas que se plantean?
Es imposible. El informe de Fitch reclama una mejora fiscal de 2,5%, que es el objetivo que se trazó el próximo gobierno a cinco años. Vamos a estar en una situación en la que se requiere de un ajuste y tiene que haber señales claras en ese sentido. Lo que han planteado (Luis) Lacalle Pou y (Azucena) Arbeleche es un ajuste de US$ 900 millones por la vía del gasto del gobierno y en las empresas públicas durante el primer año calendario. Está muy bueno que hagan todo el esfuerzo que puedan, pero yo estimo que eso es imposible. Si la promesa es no subir impuestos, tendrán que poner el énfasis en la ley de Presupuesto con reformas que permitan bajar el gasto a lo largo del quinquenio, de modo de ser creíble y tratar de convencer a las calificadoras de que se inicia un camino virtuoso. Después hay que ver si las calificadoras le dan más tiempo a Uruguay o no.

¿Corre riesgo el grado inversor si no se logra bajar con rapidez? 
El déficit va a ser más alto de lo que debería durante bastante tiempo. No lo veo al gobierno ajustando como debería y, por lo tanto, es posible que perdamos el grado inversor en el próximo año. Lo que cambia con eso es que a Uruguay le saldrá un poco más caro endeudarse, aunque va a poder seguir acudiendo a los mercados para financiarse. Dentro de dos o tres años volveremos a conversar y veremos que la deuda siguió subiendo y en algún momento tendrá que agarrarse el toro por las guampas. Perder el grado inversor es una mala noticia que eleva el costo del financiamiento público, pero tampoco es el fin del mundo. Cuando los políticos en general tienen la chance de no ajustar y seguir pateando la pelota para adelante, generalmente lo hacen. (Mauricio) Macri lo hizo y el tema fue que un día le explotó. Lo de Argentina era otra situación, otra historia y un día el mercado le dijo: “Hasta aquí llegaste”. No es el caso de Uruguay, no lo veo en un horizonte, pero el ajuste tendrá que darse de un modo u otro. A veces los gobiernos no se anticipan a hacer el ajuste, entonces el mercado se los impone.

“(Mauricio) Macri se fue como llegó más o menos. Se fue y llegó con cepo, se fue y llegó con default, se fue y llegó con detracciones a las exportaciones, con inflación muy alta, con pobreza todavía más alta. Fue continuista y poco arriesgado en tomar decisiones que pudieran cambiar el rumbo de Argentina” 

¿Un déficit fiscal tan alto refleja a una sociedad que está viviendo por sobre sus posibilidades? 
La sociedad no, el Estado. La sociedad en su conjunto tiene un superávit de 1% del producto en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Ese superávit es la suma de un -5 en el sector público y un +6 en el sector privado. Ese ahorro privado se dio con caída de inversión, no fue con caída de consumo. Pero el sector privado no es el que está generando problemas, es el sector público el que está viviendo por encima de sus posibilidades.

En un entrevista dijo que en definitiva el que termina pagando el ajuste es el privado. 
Lo que digo es que algunos no se hagan ilusiones con que el que va a hacer ahora el ajuste es el sector público. Siempre el ajuste lo hace el sector privado. Hay una frase célebre de Margaret Thatcher: “There is no such thing as public money”, no existe el dinero público, lo que hay es dinero privado. Y aunque el ajuste se haga por el lado del gasto y fueran exitosos ahorrando esos US$ 900 millones, esos US$ 900 millones dejarán de entrar en el bolsillo de los privados. Serían contratos que no se renovarían, obras que no se harían y gente o empresas que perderían un ingreso. 

¿Qué otros desequilibrios hay que corregir?
Hay un desequilibrio de precios relativos. Este es un país carísimo, mientras otros países de la región ya ajustaron y se abarataron en dólares: México, Colombia, Argentina, Brasil. Eso también frena las inversiones, porque si se viene desde afuera se quiere que los dólares rindan. Uruguay tiene pendiente eso, porque su inflación es muy alta y cuando el dólar ha querido subir lo han frenado con pérdidas de reservas para que no pase el 10%. Eso fue al menos hasta noviembre, y después vino el problema de liquidez que ha bajado el dólar estos días, pero cuando se restablezca la liquidez vamos a volver a lo mismo. 

Los últimos números del PIB parecen mostrar una mejora y que se volvió a crecer, ¿qué lectura hace?
Llevamos dos trimestres de un leve crecimiento, particularmente el segundo y el tercero. Esto implica dejar atrás los últimos tres del año pasado y el primero de este en los cuales la economía cayó. Igualmente hay algunos datos del cuarto trimestre de este año que ya no son tan buenos como los del tercero. Ahora subieron interanualmente lo que yo llamo los tres motores de la economía: el consumo privado, la inversión privada y las exportaciones. En este último caso se debe fundamentalmente a la soja, dado que el año pasado hubo sequía. Ojo, no hay que lanzar campanas al vuelo, pero lo cierto es que hay un trimestre con datos positivos y hace mucho tiempo que no teníamos a los tres motores arrojando datos positivos. 

 “La economía está estancada porque perdió vigor por estar muy cara y tiene regulaciones laborales que no son pro crecimiento.  El gobierno electo tiene una agenda correcta en el corto y largo plazo. Entiende que hay un problema fiscal y que hay que resolverlo. Yo discrepó con la forma que dicen lo van a resolver” 

Integrantes del futuro gobierno dijeron que no iban a subir impuestos, ¿van a poder cumplir? 
Dijeron que no iban a subirlos y tenemos que creerles. Creo que están absolutamente equivocados. Honestos en sus ideas, pero equivocados. Y creo que la realidad va a mostrarles que estaban equivocados y van tener que hacer lo que dijeron que no iban a hacer. Desde mi punto de vista lo óptimo sería subir el IVA, eliminar esos cuatro puntos de descuento que hay con las tarjetas de débito, aunque no es mucho dinero. Pero dos puntos del IVA pueden ser US$ 600 millones o US$ 700 millones. Eso implicaría una señal de ajuste impositivo inmediato y al mes siguiente ya estarían recaudándolo. Eso les permitiría tomarse el tiempo para hacer las reformas en recursos humanos y servicio civil en el presupuesto, comprar tiempo para poner la casa en orden lo más rápido posible. 

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