¿Periodismo del siglo XIX o del siglo XXI?

Hace unos días me crucé en la calle con un viejo periodista que, luego de saludarme, me increpó en broma pero casi en serio: "Ahora que vos escribís, entonces yo puedo sacar fotos, ¿no?". Se refería a una nota sobre la situación del Penal de Libertad escrita por mí y publicada en El Observador.

Me quedó dando vueltas la reflexión de cómo concebían los periodistas su trabajo hace 40 años y cómo nos vemos hoy. Según mi amigo, ¿soy fotógrafo o periodista?

Era usual que los reporteros de medios escritos usaran el enunciado "Los fotógrafos también son periodistas", que es similar a decir "Las mujeres son iguales que los hombres"; en ambos está implícito el prejuicio discriminatorio.

Pero las cosas han ido cambiando.

Si soy periodista, ¿cuáles son los límites de mi trabajo? ¿Debería ceñirme solo a la modalidad en la que mejor me desempeño?

Incluso dentro del conjunto de los reporteros gráficos hay profesionales que piensan que los fotógrafos no deberíamos ni siquiera hacer video.

Las herramientas están ahí para ser usadas. Son instrumentos de comunicación y si realmente me considero periodista, debería saber utilizarlas. Porque hay cosas que dice la imagen y no transmite el texto y viceversa. Es una gran mentira que una imagen vale más que mil palabras. Hay historias que merecen ser contadas en video. Allí debería radicar nuestra mayor preocupación, en contar la historia.

Por supuesto que hay formas de hacerlo con las que nos sentimos más afines, pero eso no implica desconocer todo el abanico de posibilidades de comunicación fácil y directa que nos ofrece la era digital.

La respuesta a aquella pregunta del periodista viejo tal vez sea que sí, él debería estar también sacando fotos, y haciendo videos, y usando redes sociales.

Es cierto que en situaciones límite solo se puede trabajar con una modalidad, aquella en la que nos reconocemos, pero eso no implica que, cuando las condiciones se dan no busquemos el formato que mejor cuente la historia.

Creo que, a pesar de la ironía que emplea mi amigo para referirse a mi trabajo, seguiré tratando de aprender a usar todas las herramientas al alcance de mi mano para lograr hacer lo que más me gusta: comunicar.