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¿Por qué los vehículos autónomos llegarán en un futuro muy lejano?

Varias automotrices y empresas tecnológicas han llegado a la conclusión de que fabricar vehículos autónomos será más difícil, lento y costoso de lo que habían pensado
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24 de julio de 2019 a las 05:02

Por Neal E. Boudette, New York Times News Service

Hace un año, Detroit y Silicon Valley tenían la visión de que en 2019 pondrían en las calles miles de taxis que se manejarían solos, con lo cual darían lugar a una era de vehículos autónomos.

La mayoría de esos autos aún no llega… y es probable que pasen años antes de que esto suceda. Varias automotrices y empresas tecnológicas han llegado a la conclusión de que fabricar vehículos autónomos será más difícil, lento y costoso de lo que habían pensado.

“Sobreestimamos la llegada de los vehículos autónomos”, comentó en abril Jim Hacket, el director ejecutivo de Ford, en el Club Económico de Detroit.

En el indicio más reciente de la prisa que tienen por reagruparse, el viernes, Ford y Volkswagen anunciaron que iban a hacer equipo con el objetivo de solucionar el desafío de los vehículos autónomos.

En 2021, las dos automotrices planean usar tecnología para vehículos autónomos proveniente de una empresa emergente de Pittsburgh, Argo AI, en los servicios de viajes compartidos que ofrecen en unas pocas zonas urbanas. Sin embargo, el director ejecutivo de Argo, Bryan Salesky, declaró que aquella gran promesa que había hecho la industria de crear vehículos autónomos que pudieran ir a cualquier lado estaba “en un futuro muy lejano”.

Salesky y otros atribuyen la demora a algo tanto evidente como obstinado: el comportamiento humano.

Los investigadores de Argo aseguran que los autos que están probando en Pittsburgh y Miami deben sortear situaciones inesperadas todos los días. Hace poco tiempo, uno de los autos de la empresa se topó con un ciclista que iba en sentido contrario entre otros vehículos por una calle con tráfico.

Otro auto de prueba de Argo se cruzó con una barredora de calles que de pronto dio una vuelta completa en una intersección, tocó las cuatro esquinas y se cruzó por los carriles que tenían la luz verde.

“Ves todo tipo de locuras en la calle, y resulta que no son tan poco frecuentes, pero debes tener la capacidad de manejarlas todas”, comentó Salesky. “Con un radar, cámaras de alta resolución y toda la potencia computacional que tenemos, podemos detectar e identificar los objetos en una calle. Lo difícil es anticipar qué pasará después”.

Salesky mencionó que Argo y muchos competidores habían desarrollado alrededor del 80% de la tecnología que se necesita para darle un uso rutinario a los vehículos autónomos: el radar, las cámaras y otros sensores que pueden identificar a lo lejos objetos en las calles y en las autopistas. Sin embargo, el desarrollo del otro veinte por ciento, incluido un software que pueda anticipar de una manera confiable qué van a hacer los otros conductores, los peatones y los ciclistas, será mucho más difícil, declaró.

Hace un año, muchos ejecutivos de la industria exudaban una certidumbre mucho mayor. Pensaban que sus ingenieros habían resuelto los problemas técnicos más gravosos y prometieron que los vehículos autónomos iban a transportar gente en varias ciudades, como mínimo, en algún momento de este año.

Waymo, una propiedad de la empresa matriz de Google, Alphabet, anunció que iba a comprar hasta 62.000 minivans de Chrysler y 20.000 autos eléctricos de Jaguar para su servicio de viajes, el cual opera en los suburbios de Phoenix. General Motors anunció que para finales de este año también iba a lanzar un servicio de taxis con vehículos sin volantes ni pedales, desarrollados en su división Cruise.

Cautivados por la idea de alterar el sistema de transporte, los inversionistas acaudalados se apresuraron a obtener un pedazo del pastel. Honda y el gigante tecnológico japonés SoftBank invirtieron en Cruise. Amazon, empresa que guarda la esperanza de entregar productos a sus compradores en vehículos sin chofer, invirtió en Aurora, otra empresa emergente en este ámbito.

“Había un optimismo increíble”, afirmó Sam Abuelsamid, un analista de Navigant Research. “Las empresas pensaban que era un problema muy sencillo. Solo bastaba poner algunos sensores e inteligencia artificial y sería algo fácil de hacer”.

La confianza desenfrenada de la industria fue abollada con rapidez cuando un vehículo autónomo que Uber probaba en Tempe, Arizona, chocó y mató a una mujer que estaba cruzando una calle a pie mientras llevaba una bicicleta. Una chofer de seguridad iba al volante del auto, pero estaba viendo un programa de televisión en su teléfono justo antes del accidente, de acuerdo con el Departamento de Policía de Tempe.

Desde ese incidente fatal, “casi todo el mundo ha restablecido sus expectativas”, confesó Abuelsamid. Se contempló como la primera muerte de un peatón en la que estaba involucrado un vehículo autónomo. En otras partes de Estados Unidos, tres conductores de Tesla han muerto en accidentes que ocurrieron mientras el sistema de asistencia al conductor de la empresa, Autopilot, estaba encendido, pero ni este ni los conductores pudieron detectar los peligros ni reaccionar frente a ellos.

Empresas como Waymo y GM ahora dicen que aún esperan lanzar miles de vehículos autónomos, pero están mucho más reacios a decir cuándo sucederá.

Waymo opera una flotilla de 600 vehículos de prueba: la misma cantidad que tenía en las calles hace un año. Una porción de esta cifra será el primer conjunto de vehículos que comprará gracias a los acuerdos con Chrysler y Jaguar. La empresa señaló que esperaba aumentar las compras a medida que expandiera su servicio de viajes.

“Somos capaces de realizar la labor de conducción”, comentó Tekedra Mawakana, la directora externa de Waymo. “Pero no tenemos un servicio en los 50 estados porque aún estamos validando un montón de elementos relacionados con la oferta del servicio. Ofrecer un servicio es muy diferente a crear una tecnología”.

GM se rehusó a mencionar si seguía adelante con su plan original de comenzar este año con un servicio de viajes “a escala”. En junio, su directora ejecutiva, Mary Barra, les comentó a los analistas que Cruise se estaba moviendo “a un paso muy agresivo”, pero no dijo cuándo iban a comenzar las operaciones comerciales.

China, país que cuenta con el mercado automotriz más grande del mundo y está invirtiendo de una manera considerable en los autos eléctricos, está rezagada en el tema de los vehículos autónomos, aseguraron los analistas. El país permite que las automotoras prueben los autos en vías públicas en tan solo un puñado de ciudades. Una empresa importante de China que trabaja en la tecnología autónoma, Baidu, está haciendo una gran parte de su investigación en un laboratorio de Silicon Valley.

Tesla y su director ejecutivo, Elon Musk, son casi los únicos que predicen el uso generalizado de vehículos autónomos para el próximo año. En abril, Musk señaló que Tesla tendría hasta un millón de “robotaxis” autónomos para finales de 2020.

Tesla cree que su nuevo sistema de conducción autónoma, basado en un chip de computadora que diseñó la empresa, y los datos que está recopilando de los autos Tesla en las calles permitirán que la empresa comience a ofrecer vehículos completamente autónomos el próximo año.

No obstante, muchos expertos están muy escépticos de que Tesla pueda lograrlo.

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