“Se necesita preparar gente para la cuarta revolución industrial”

¿Cómo ve a América Latina y particularmente a la región en materia de productividad y competitividad?

El tema hay que ponerlo en un contexto amplio, que es relacionarlo con el estado del desarrollo económico y social. América Latina ha tenido especialmente a principios de este milenio una etapa muy  próspera  por el superciclo de los commodities. Y tuvo un crecimiento razonable, con la ventaja de que muchos países tuvieron un efecto muy positivo en la reducción de pobreza. Sin embargo, en los últimos años los vientos han cambiado. La coyuntura internacional es diferente y la verdad de las cosas es que ahora no tenemos vientos de cola, sino de frente.  América Latina está con un crecimiento promedio muy bajo, lo cual en el corto plazo no ha tenido un impacto en la parte social, pero no puede seguir así.  Es una etapa en la que hay que definir una estrategia que permita  retomar el crecimiento para tener no crecimiento de 2%, 2,5% promedio, sino del doble.

¿Qué hay que hacer para mejorar y ponerse a tiro?

Se necesita una agenda integral de desarrollo que compatibilice lo que llamo las cuatro e: estabilidad y equilibrios macroeconómicos; eficiencia que tiene que ver con productividad y transformación productiva; equidad  y equilibrio ambiental.  La productividad es clave. Al compararla con el mundo, América Latina tiene avances, pero otras regiones han avanzado mucho más. Estamos muy distantes  Si medimos los índices de ingreso per cápita, participación en el comercio o índice de competitividad  no estamos en la mejor posición. Por ejemplo, en el índice de competitividad que hace el Foro Económico Mundial, de 140 países hay uno solo que está debajo de la posición 40 y que es Chile. Hay dos o tres que están bordeando la posición 50 donde está Uruguay, Brasil está en la posición 72 y Argentina en la 78. Para qué hablar de los otros países. Tenemos que hacer  un gran esfuerzo.

¿Cuáles son las claves?

Hay temas claves que tienen que ver con áreas que son críticas para la competitividad y para el crecimiento de buena calidad. Uno es la infraestructura donde se está muy rezagado. Se necesita no solo la acción del Estado, sino también la acción del sector privado. No hay recursos suficientes, no hay capacidad para hacerlo. Hay que duplicar la inversión en infraestructura.

¿Y la educación?

Ese es el segundo punto: educación y habilidades. Es la educación no del siglo XIX  o XX. Habemos demasiado abogados, economistas. Se necesita preparar gente para la cuarta revolución industrial que está en marcha. Si no se hace el cambio en las habilidades de la gente, no van a tener empleo de aquí a 20 años. Este no es un trabajo meramente en las universidades y centros de estudios técnicos. Es un quehacer diario en la empresa y en todos los lugares para ir adaptando las habilidades de la gente para esta nueva era de las tecnologías. Y otras claves son la tecnología y la innovación. O sea, cómo traer experiencias de países que traigan tecnología a través de la inversión extranjera. Es cómo incentivamos a la innovación y la creatividad dentro de los países, y cómo logramos que eso suceda con cierto dinamismo. Uruguay está avanzando en esa materia más que otros. Y lo más importante y serio es la institucionalidad. Cómo asegurar que hay una visión compartida de parte de los diversos actores en la política.

Camilo dos Santos

¿Eso es dar continuidad más allá de los gobiernos de turno?

La democracia tiene elecciones cada cuatro o cinco años.  A veces los líderes piensan en la elección y no piensan en que varios de estos temas requieren quince o veinte años.  Hay temas como infraestructura y educación que necesitan tiempo y continuidad. No solo en los actores políticos. También con los principales actores de la sociedad, donde están los empresarios y los trabajadores. Hay que lograr que se den cuenta que los temas de eficiencia y competitividad no son solo un tema economicista. Es una condición necesaria para crecer. Y crecer con buena calidad es una condición para mejorar la calidad de vida de la gente. Economías que no crecen, que son inestables macroeconómicamente están destinadas a reducir la perspectiva del potencial desarrollo asociado a la gente.

¿Cómo puede jugar la integración regional en estos temas?

Hay que ver cómo repensar la cooperación regional. Los procesos de integración están atravesando una situación de fragmentación. Hace 25 años soñábamos con un Mercosur fuerte. De pronto todo se ha quedado medio en el aire y cuando algo no funciona bien, en lugar de arreglarlo se crea lago nuevo. Es el fundacionalismo sistémico crónico recurrente como le llamo.

¿Está agotado el Mercosur?

Quizás el tipo de acuerdos  basados en la filosofía de integración que se tenía hace 30 años hay que revisarlos. Hay que tratar de reencontrarle sentido al Mercosur. Hay que buscar un enfoque no tradicional.

China es un jugador fuerte en materia de inversión. ¿Se puede sacar más provecho de esa relación?

China es muy importante. Es proveedor de recursos y tiene grandes mercados. Creo que la relación con China hay que hacerla más simétrica. Que no solo la relación esté vinculada con algunos países en flujos financieros o en sectores que son íntimamente ligados a las importaciones para el interés interno de China y que tienen que ver con las ventajas comparativas de la región.  También hay que incentivar a que haya recursos e inversión directa en sectores de innovación, de tecnología, para insertar a la región en las cadenas productivas.

¿Y usted  cree que a China le puede interesar eso?

Le debería. A la larga van a tener que hacer eso. Más aun con las diferencias que se han planteado a nivel internacional con Estado Unidos. Hay que buscar un camino diferente.

¿Cómo ve a Uruguay en estos temas?  

Al ser un país pequeño tiene mucho más claridad en las cosas que hace. Tiene una convivencia política mucho más civilizada que en otros países. La construcción de consensos puede ser más fácil. Veo a Uruguay como un país serio y creo que tiene  todas las condiciones para ir hacia adelante, pero tiene que pensar en la agenda.

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