Juan Samuelle

Alerta roja en el mercado de granos tras la invasión rusa

Los precios se disparan, tanto en granos como en fertilizantes y energía; en varios casos el techo de los valores no se aprecia

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05 de marzo de 2022 a las 07:20

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La invasión rusa de Ucrania ha agregado combustible a un mercado de granos que ya estaba en llamas. El trigo alcanzó esta semana los precios más altos en 14 años (desde marzo 2008) y seguramente siga subiendo, lo que lo llevaría a precios nunca alcanzados.

Aunque los mercados ya estaban en alerta, la magnitud de la guerra ha superado lo previsto y así está repercutiendo en los mercados mundiales de granos, y particularmente el trigo (Rusia es principal exportador mundial) está en una paralización total.

El precio de los cereales y las oleaginosas se dispara –sin techo a la vista– a medida que la guerra se prolonga.

En Uruguay el cultivo se empieza a sembrar en dos meses, junto con cebada y colza y todo lleva a pensar que habrán señales muy fuertes de desabastecimiento que se trasladarán al precio de los granos.

Esta semana el trigo en Uruguay pasó de US$ 260 a US$ 295 por tonelada, valor todavía muy rezagado respecto a los precios internacionales, que se acercan a niveles jamás vistos.

Mientras que el trigo se mueve habitualmente en un precio internacional del orden de US$ 200 por tonelada, la consultora agrícola SovEcon estima que puede irse sobre los US$ 400.

Es una enorme oportunidad para Uruguay, pero un potencial drama para los importadores. Esta semana se acercó a esa referencia, inédita en la historia.

Particularmente sensible será la situación en los países no petroleros que dependen fuertemente de la importación de trigo. Por ejemplo, Egipto es uno de varios países en el Medio Oriente y África del Norte que dependen de las importaciones masivas de trigo para alimentar a sus ciudadanos, y las naciones del Mar Negro, particularmente Rusia y Ucrania, son proveedores clave.

Egipto canceló una licitación anterior el jueves después de recibir solo una oferta de trigo francés y ahora ha programado una nueva.

Líbano es otro país complicado, desabastecido por ausencia de silos tras la gigantesca explosión de Beirut, estaba cargando trigo ucraniano, lo que queda suspendido hasta nuevo aviso.

Ucrania tiene 6 millones de toneladas de trigo que no serán embarcadas.

Jordania hizo una licitación esta semana y nadie se presentó. Se esperan precios todavía más altos en el futuro y los exportadores no tienen apuro por desprenderse del grano.

Y así no se están haciendo nuevos negocios. Ucrania anunció que ha cerrado sus puertos hasta que la guerra termine.

Rusia no cuenta con códigos Swift para llevar adelante el comercio y las principales líneas navieras anunciaron que dejarán de ir a Rusia.

Millones de toneladas de trigo, maíz y aceite de girasol, con las que el mercado contaba, no estarán disponibles.

La incertidumbre provocada por la guerra hace que las naciones importadoras estén buscando alternativas para comprar en otros lugares, pero las opciones pueden ser limitadas ya que Rusia y Ucrania juntas representan más de una cuarta parte del comercio mundial de trigo y casi una quinta parte del maíz. Y son la salida principal del mundo en aceite de girasol, que es 15% del girasol mundial.

Hasta que llegue la cosecha de granos del hemisferio Norte, hasta julio para trigo y noviembre para maíz y soja, el abastecimiento de granos en general y de trigo en particular será muy reducido.

Argentina y Australia tuvieron cosechas récord, pero ya vendieron gran parte de su producción y son –junto a lo poco que puede aportar Uruguay– los únicos que podrían abastecer las necesidades de los compradores en este semestre.

Es altamente probable que Rusia deje su trigo para el uso interno o lo exporte a China.

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Estados Unidos está en un momento de stocks muy reducidos y la Unión Europea probablemente mantendrá el trigo dentro de fronteras, porque tendrá fuertes dificultades para alimentar su ganado sin el maíz ucraniano.

Las interrupciones se producen en un momento en que los precios mundiales de los granos ya se habían disparado por razones climáticas, entre ellas el quiebre de la cosecha de Canadá en trigo, cebada y colza, y luego también una muy mala cosecha de Brasil en maíz el año pasado y de soja en este año.

Ucrania probablemente tenga alrededor de 6 millones de toneladas de trigo para exportar (que no podrán salir) en la temporada actual, y hasta 14 millones de toneladas de maíz, dijo Andrey Sizov, jefe de la consultora SovEcon, en una nota la semana pasada.

Rusia tiene alrededor de 7 millones a 7,5 millones de toneladas de trigo para exportar, agrega este reporte que recogió la agencia Bloomberg.

Se trata de un volumen importantísimo que sale del mercado.

El precio de los granos ya era alto por un premio climático, ahora se suma un premio geopolítico: dos proveedores importantes del mercado mundial están fuera del mercado hasta nuevo aviso.

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El caso de los aceites

Otro aspecto impresionante de la situación bélica tiene que ver con el mercado de aceites. El mundo está completamente desabastecido y ahora pasa a tener un faltante de 1,2 millones de toneladas de aceite de girasol cada mes. Algo que provocará una explosión en el mercado. El aceite de girasol representa 15% del comercio mundial. Y proviene en una amplia mayoría (70% a 80%) de esa zona.

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Con el precio del petróleo arriba de US$ 110 el estimulo para usar maíz para etanol o aceites para biodiesel es máxima, pero al mismo tiempo si se usa para combustibles no será factible usarlo para consumo humano.

Eso lleva a suponer que será otro año muy bueno para la colza, la oleaginosa de invierno de Uruguay que se siembra en otoño.

Mientras, ya casi se confirma que será un año histórico de facturación por hectárea para la soja, que con las lluvias caídas y las que vuelven este fin de semana se encamina a un excelente rendimiento en la mayor parte de la superficie sembrada.

Para quien logre 3.000 kilos por hectárea quedará muy cerca de US$ 2.000 por ha la facturación, lo que dará un resultado que por altos que sean los costos será histórico.

El precio de la soja se consolida por arriba de los US$ 600 por tonelada, mientras la colza se ofrece para la próxima cosecha por encima de US$ 650.

Si no fuera por el padecimiento del pueblo ucraniano –de excelentes agricultores– sería para festejar por la valorización del trabajo agropecuario que implica.

Otro efecto de este envión de precios es el de revalorizar la producción pastoril. Para las ganaderías dependientes de alimentar el ganado a grano los costos se vuelven cada vez más altos y así se cumple que con mayor precio del maíz sube también el precio internacional de carne y lácteos.

Juan Samuelle
Producción de trigo.

La carrera de suba de precios y costos está desatada, los precios del fertilizante subieron fuerte esta semana ya en Uruguay. El fosfato diamónico US$ 100 dólares de una vez y la urea que se esperaba que baje US$ 20.

Con el petróleo por encima de los US$ 110, el precio de la energía también se dispara. Rusia y Ucrania proveen 20% de la oferta exportable mundial de fertilizantes y el área de cultivos tenderá a expandirse. Es otro ámbito en el que la oferta no podrá hacer frente a la demanda.

Reducir la dependencia de los fertilizantes importados parece cada vez más un objetivo estratégico fundamental. Mientras, como a mediados del siglo XX, las guerras europeas dan una oportunidad de desarrollo al Uruguay.

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