Un alto general del Pentágono dijo este jueves que se equivocó al acompañar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a tomarse fotos cerca de la Casa Blanca la semana pasada después de que una manifestación pacífica antirracista fuera violentamente dispersada en la zona.
"No debería haber estado allí. Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de participación militar en la política interna", declaró el general Mark Milley sobre el controvertido incidente del 1° de junio, cuando Trump caminó desde la Casa Blanca para tomarse una foto sosteniendo una biblia frente a la cercana Iglesia de Saint John, vandalizada la víspera durante protestas contra la brutalidad policial.
Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, y el secretario de Defensa, Mark Esper, fueron muy criticados por estar involucrados en lo que fue ampliamente considerado un espectáculo político montado por Trump.
Minutos antes de que el presidente y su comitiva aparecieran, cientos de manifestantes habían sido reprimidos y forzados a salir del Parque Lafayette, ubicado cercano a la Casa Blanca y a la iglesia, en un operativo en el que efectivos de la policía y tropas de la Guardia Nacional cargaron contra ellos y les dispararon bombas de humo y gases lacrimógenos.
La presencia allí de Milley fue particularmente cuestionada ya que llevaba puesto su uniforme camuflado de combate.
Normalmente, los oficiales militares usan su uniforme de gala formal cuando van a reuniones en la Casa Blanca, y para muchos esto implicó el apoyo de Milley al declarado deseo de Trump de desplegar tropas estadounidenses en servicio activo contra los manifestantes.
Líderes religiosos estadounidenses criticaron duramente la decisión del presidente de Estados Unidos de posar con una biblia delante del templo, minutos después de ordenar la represión de la protesta por la muerte de George Floyd a manos de la policía.
"Fue traumático y profundamente ofensivo en el sentido de que algo que es sagrado fue utilizado incorrectamente para un gesto político", denunció Mariann Budde, la obispo de la diócesis episcopal de Washington, a la que pertenece Saint John.
La Casa Blanca, sin embargo, defendió enérgicamente la controvertida aparición. "El presidente quería enviar un mensaje fuerte", dijo la portavoz Kayleigh McEnany.
La muerte del ciudadano George Floyd, de raza negra, a manos de un agente blanco de Minneapolis el 25 de mayo, desató grandes manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial en todo el país, algunas duramente reprimidas.
AFP
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