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Apps de citas: ¿romance en puerto o más agotamiento?

La promesa de encontrar al amor de la vida con un clic no solo se desvanece rápidamente, sino que puede causar fatiga y frustración. Aquí, los motivos
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16 de junio de 2019 a las 05:03

Después de haber pasado un tiempo desde que se divorció, Luis decidió que era momento de volver a enamorarse. Pero a sus 48 años y con un trabajo de día completo, no sabía cómo hacer para conocer a alguien. Enseguida sus amigos le recomendaron una solución sencilla: descargar una aplicación de citas para seleccionar a su próxima pareja rápidamente desde la comodidad de un sillón o en los momentos muertos, por ejemplo, mientras viaja en transporte público rumbo a la oficina. 

Comenzó por Tinder, ya que es la app de este tipo más popular. Puso muchísimos corazones. Al principio se detenía a mirar cuidadosamente las fotos de las candidatas y a leer sus mini biografías. A los numerosos matchs le siguieron una menor cantidad de conversaciones, porque no todas las coincidencias originan un diálogo. Del mensajero instantáneo de la aplicación móvil se migra al WhatsApp y luego, si la conversación continúa con interés, se procede a la cita para conocerse cara a cara. A Luis le ocurrieron como que la mujer se esfumara como por arte de magia luego de ese primer encuentro, o viceversa. También hubo casos de damas con las que se encontró un par de veces, pero nunca logro dar con su media naranja. Y en cuanto a las conversaciones no correspondidas, de acuerdo con un estudio de una aplicación de citas, el 49% de las personas que envían un mensaje nunca reciben una respuesta, es decir, la cuestión termina siendo como hablarle a una pared.

Luis pensó que el problema era Tinder. Por este motivo decidió probar Happn, la segunda aplicación de citas más popular, que presenta a personas con las que el usuario se ha cruzado en la vida real, o es posible que esto suceda. Nuevamente el dedo se desplaza de izquierda a derecha según guste o no la usuaria que se presenta en la pantalla. Van pasando los segundos, los minutos, las horas. Y así van apareciendo fotos que suenan familiares. ¡Y es que las mismas personas que están en Tinder también están en Happn!

Un amigo le dijo: "Esto es cuestión de estadística, de tal forma que a mayor cantidad de 'corazones', mayores chances tendrás de encontrar a tu nuevo amor”. Luis decidió, entonces, poner muchos corazones y chatear con 10 chicas en simultáneo. Algo que se hizo insostenible a las pocas horas porque no recordaba quién le había dicho qué cosa ni qué le había comentado él a cada una de ellas.

El plan C de Luis fue probar otras aplicaciones similares. Y es que, como a nivel mundial más de 200 millones de personas utilizan este tipo de servicio generando miles de millones de dólares, sobran las opciones de dating app para probar. Después de tantos cruces y corazones, Luis comprendió que lo que al principio le causaba diversión, como ver las poses de las candidatas, las selfies con grandes escotes, las mujeres que buscan “amigos discretos”, y las parejas que quieren sumar a un tercero, le comenzó a causar hastío. Sí, Luis comenzó a experimentar la fatiga o agotamiento que produce el uso de las aplicaciones de citas. Se trata de un fenómeno paradójico porque lo que en un inicio parecía ser la forma más sencilla para conocer gente, resulta ser la más incierta para establecer relaciones. Y peor: el costo es alto ya que se invierte tiempo, atención, paciencia, y el esfuerzo que luego hay que poner en la recuperación indispensable para la búsqueda de una nueva posible pareja.

Como señala la historiadora Moira Weigel,  autora del libro Labor of Love, “Las citas siempre han sido algo trabajoso, pero ahora, en la era de las dating apps, la mayor parte del trabajo no se relaciona realmente con la interacción que se tiene con una persona, sino con el proceso de selección y el de auto-presentación. Esto es algo que antes no ocurría”. 

En conclusión, si bien usar estos recursos para buscar una pareja estable o para sexo casual ya es un estándar, y de hecho son muchísimas las personas que han llegado al altar gracias a ellas, es importante advertir que en muchos casos no logran cumplir con su promesa de eficiencia, que al usarlas hay que ser fuerte para soportar los rechazos, y que dejarse llevar por una foto –que por lo general está llena de filtros- puede llevarnos por caminos erráticos. En síntesis, como dice el viejo dicho, dar con el amor de tu vida en uno de esos servicios es como hallar una aguja en un pajar. 

 

 

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