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Bolsonaro contra la gripecita que es como un embarazo

El presidente brasileño ha menospreciado el riesgo que implica el coronavirus, mientras la cifra de muertos sube.
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21 de marzo de 2020 a las 11:32

“Creo que hay un elemento de fantasía o ficción a su alrededor. No está tan mal”, dijo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sobre el coronavirus el 11 de marzo. Fue en Estados Unidos, durante una gira que lo llevó a encontrarse con el presidente Donald Trump. Añadió que la prensa exagera el alcance la pandemia. “La cuestión del coronavirus, desde mi punto de vista, ha sido sobredimensionada. El tema tal vez ha sido potenciado por razones económicas”, especuló.

Poco después los integrantes de su comitiva comenzaron a dar positivo de coronavirus: ministros, senadores, diputados, funcionarios, empresarios. Hoy ya son 23 los contagiados.

Bolsonaro, sin embargo, no escarmentó. Al regresar, debía pasar 14 días en cuarentena, pero se hizo un test para detectar el virus y, como dio negativo según anunció, abandonó su encierro en el Palacio de Alvorada.  El 15 de marzo salió a la calle y participó de un polémico acto político en su apoyo y en contra del Congreso Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia. En el mitín, al que concurrieron unas 8.000 personas, Bolsonaro tocó las manos de decenas de simpatizantes y se sacó selfies con muchos otros, todo lo que está desaconsejado para evitar la propagación de la enfermedad.

El lunes 16 dijo en una entrevista que generar un caos en la economía generaría más muertos que la pandemia. Ese día los presidentes sudamericanos participaron de una videoconferencia para aunar esfuerzos en la lucha contra el virus. Asistieron los presidentes de Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Guyana y Uruguay, pero Bolsonaro faltó. En su lugar participaron dos ministros.

Al día siguiente, en una entrevista con radio Tupí de Rio de Janeiro, calificó la situación creada en torno al coronavirus como una “histeria”, una palabra que usó una y otra vez durante la charla.

“Lo que está errado es la histeria, como si fuese el fin del mundo. Una nación como Brasil, por ejemplo, solo estará libre cuando cierto número de personas se infecte y críe anticuerpos”, declaró.

En la entrevista, Bolsonaro criticó a algunos gobernadores por adoptar medidas para aumentar el distanciamiento social, como cerrar cines, teatros y ferias. Los acusó de perjudicar mucho a la economía solo por “histeria”. Y también rechazó que la Confederación Brasileña de Fútbol haya suspendido los partidos.

“¿Qué es lo que está pasando? Nosotros teníamos que pasar por esto. Comenzó en China, fue para otros países de Europa, sabíamos que pasaríamos por esto. Lo que está equivocado es la histeria, como se fuese el fin del mundo”.

Ese mismo día murió el primer brasileño por el virus.

El 18 de marzo una periodista de TV Globo le preguntó si no se arrepentía del mensaje que le había transmitido a la gente el domingo, cuando se había abrazado y fotografiado con sus partidarios en la calle.

“El equipo va bien y estamos ganando por goleada. Pero también es gracias a su técnico. Entonces, vamos a hacer justicia y elogiemos al director técnico que se llama Jair Bolsonaro”, respondió.

Agregó que como líder de la nación, su deber es estar al frente del pueblo: “No se sorprendan si la semana próxima me ven en un subte de San Pablo en el horario pico, o en una barcaza en Rio de Janeiro”, agregó, aludiendo a dos medios de transporte que suelen ir repletos a las horas más concurridas.

Y volvió a criticar a los gobernadores que han tomado medidas contra el coronavirus.

“Hay ciertos gobernadores que están tomando medidas extremas, que no les compete a ellos, como cerrar aeropuertos, cerrar carreteras, no les compete. Cerrar shoppings, cerrar ferias”.

Bolsonaro se ensañó con Wilson Witzel, gobernador carioca y adversario político: “Están tomando medidas, a mi entender, exageradas. Cerrar el aeropuerto en Río de Janeiro. No le compete a él, mi Dios del cielo… Vi el decreto del gobernador de Rio y confieso que quedé preocupado, parece que Rio de Janeiro es otro país”.

El día 18 Bolsonaro insistió en mantener la tranquilidad y realizó otra comparación que recorrió las mesas de noticias del mundo: “Hay que tener calma, esto va a pasar. Es como un embarazo, en algún momento tenía que nacer la criatura”.

Ese día, en las redes sociales anunció que un segundo test de coronavirus también le había dado negativo.

El 19 Brasil decretó el cierre de sus fronteras terrestres (salvo con Uruguay) como una medida contra el avance del virus. El presidente y sus ministros se presentaron con mascarillas en una rueda de prensa.

El viernes 20 le preguntaron si aceptaría mostrar los exámenes de coronavirus que le habrían resultado negativos, Bolsonaro declaró que después de haber sobrevivido a un cuchillazo en 2018, “una gripecita no me va a derrumbar”.

Horas después afirmó que quizás sí se contagió del coronavirus y que es posible que se haga una tercera prueba para saberlo.

Ese mismo día, el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, alertó que si no se hace algo para frenar la epidemia el sistema de salud brasileño enfrenta el peligro de colapsar.

En pocos días, y mientras el presidente Bolsonaro hablaba de fantasía, ficción, histeria y embarazos, el número de muertos en Brasil por la pandemia de coronavirus había pasado de cero a 12.

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