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Bordaberry da "vuelta la página" y finaliza 10 años como legislador

El senador colorado se dedicará a trabajar para el sector privado y mirará lo que queda del ciclo electoral "desde la tribuna"
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14 de septiembre de 2019 a las 05:02

Varios de los estantes de la biblioteca del despacho Pedro Bordaberry lucen vacíos. Desde hace seis meses que el senador colorado y sus asistentes comenzaron a sacar cientos de carpetas, papeles y documentos, algunos de los cuales fueron a parar a la basura. Luego de dos legislaturas en el mismo despacho, ubicado prácticamente a medio camino de las dos cámaras, Bordaberry se va y, al menos por cinco años, sabe que no volverá. 

En abril de 2017, el senador y por entonces líder del Partido Colorado anunció que abandonaría la política cuando terminara el periodo. “Estoy convencido de que llegó el momento de dejar el paso a otros”, escribió en un correo electrónico que envió a legisladores de su partido. De ese mail a esta parte, el senador vio la primera campaña interna en 10 años “desde la tribuna” y así también lo hará con las elecciones nacionales y las instancias electorales que le siguen. 

Esa decisión titubeó a fines de julio cuando se vio tentado a sacar una lista al Senado. Pero la negativa del candidato Ernesto Talvi a que regresara lo terminó por convencer de seguir con el nuevo camino que comenzará a recorrer desde el 15 de febrero. “El tema no era sacar una lista sino tratar de ayudar al candidato de mi partido. Entendieron que no era conveniente y ya está. El tema se terminó y la verdad que lamento haber abierto esa puerta”, reflexionó un mes y medio después de ese episodio y a pocos días de que finalice la legislatura. 

Es jueves 12 de setiembre y hace un día que participó de su último plenario en el Senado, en los  que tuvo 100% de asistencia. Si bien las normas marcan que el domingo 15 será la despedida de esta legislatura, las sesiones extraordinarias y comisiones permanentes lo tendrán ocupado por cinco meses más. Bordaberry camina por los pasillos del Palacio Legislativo y recuerda cómo solía perderse cuando en febrero del 2010 entró por primera vez como legislador. 

En el escritorio de su banca solo guarda algunos papeles con apuntes, un lápiz con poca punta y alguna lapicera. Se para en el medio de la sala y al mirar el sillón que ocupa la vicepresidenta, Lucía Topolansky, sonríe: “Ahí no me acerco porque ese lugar nunca me tocó”. 

Durante sus dos períodos como senador, Bordaberry presentó más de un centenar de proyectos de ley e interpeló a varios ministros, una actividad que le divierte y parece desafiante pero a la que está convencido que solo puede llevar adelante por el equipo que lo acompaña y asesora. El primero fue Ricardo Ehrlich, ministro de Educación y Cultura en el gobierno de José Mujica, a quien convocó por el presupuesto para obras en centros educativos y que tuvo como asesor al ahora candidato a vicepresidente colorado, Robert Silva. 

A Ehrlich le siguieron, Fernando Lorenzo, Eduardo Bonomi como ministro del Interior, Roberto Kreimerman cuando ocupaba el cargo de ministro de Industria y Rodolfo Nin Novoa como canciller ya en este gobierno, en el que también volvió a convocar a Bonomi. 
Bordaberry frena por unos segundos en su mención de ministros a los que se enfrentó en el Senado y comenta: “La interpelación lo que busca es que se cambien cosas. Obviamente que a veces querés sacar al ministro pero no es solo eso. Uno tiene que buscar que haya cambios en las cosas que están mal y hacer valer responsabilidades si las hay”. 

De inmediato, la causa Ancap se le viene a la cabeza y recuerda cuando convocó a Kreimerman y Raúl Sendic –cuando era presidente del ente- a una comisión parlamentaria “En el tema Ancap se logró un cambio, aunque tuvieron que pasar tres años. Los cambios llegan tarde o temprano”, afirma. 

En su recorrida por los recuerdos que le dejaron sus años como parlamentario, Bordaberry destaca que al terminar un debate en la Cámara de Senadores iba sintiéndose mal por el tono de la discusión. “Debato muy fuerte y no es que me arrepiento de lo que digo, que lo digo convencido, sino de los enfrentamientos que se generan. Me han tocado enfrentamientos principalmente con legisladores del Frente Amplio y aunque sentía que tenía razón y que había expuesto bien, no me dejaban un buen sabor. Pero hay que hacerlo, es parte del trabajo”, opina. 

En el camino recuerda que su abuelo Domingo Bordaberry fue legislador y piensa cómo cambió el edificio en todos esos años. Al llegar al ambulatorio señala unas puertas que están cerradas con llave y cuenta que tienen percheros donde los legisladores de otras épocas solían dejar galeras y bastones. Los despachos vinieron tiempo después. 

En el suyo se redactaron varios de los proyectos de ley que presentó y de los que lamenta que solo algunos pocos se hayan aprobado, la mayoría vinculados a temas medioambientales. Cuenta que muchas ideas que terminaron siendo proyectos surgieron por seguir las legislaciones más actúales de otros países, especialmente de la Unión Europea. Una de las últimas leyes que miró con lupa fue una húngara que apuntaba a aumentar la demografía de ese país a través de exoneraciones impositivas  para mujeres con más de cuatro hijos. Bordaberry piensa que sería bueno implementar algo similar en Uruguay. 

En sus 10 años como senador cree que le faltó una mayor capacidad de convencimiento. un don que le reconoce al nacionalista Luis Alberto Heber. “Es el mejor legislador acá adentro. Ser buen parlamentario no es presentar muchos proyectos de ley, es lograr cosas que todos los demás voten y que salgan y él tiene esa capacidad de tratar de buscar consensos. Es una de mis carencias y en los últimos tiempos lo he estado observando para ver cómo lo hace”, dice y se ríe. 

Bordaberry pasará al sector privado: ya aceptó un oferta -que aún no revela- y entre risas “aprovecha la ocasión” para pasar el chivo: “estoy a las órdenes si alguien me precisa”, bromea. 

No cree que en el mediano plazo vuelva al sector público y se enorgullece al pensar en un proyecto educativo en Durazno que integra para jóvenes vinculados al área rural. En tanto, su vinculación con la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) terminará cuando termine su asesoría -que es honoraria- en materia de derechos de televisación. “La AUF fue una buena cosa porque era un nudo difícil que se desató pero de ahí a seguir vinculado al fútbol, no”, asegura sobre el rol que ocupó como presidente de la Comisión Regularizadora de la AUF. 

La recorrida llega hasta la sala de Ministros, donde se reunían las más de 20 comisiones que integró. Bordaberry se para frente a un cuadro de José Enrique Rodó y lo mira: “Cuando llegué hace casi 10 años estaba torcido y ahora lo sigue estando”. Minutos después reflexiona: “No voy a extrañar. No quiere decir que no me genere ‘algo’ pero doy vuelta la página. La vida es una sola y no hay que amargarse”. 

Una puerta “cerrada con dos llaves”
 ¿Qué pasó con su idea de sacar una lista?
Fue un error de decodificación de mensajes míos. Un día me dijeron que yo tenía que ayudar más al partido, durante la campaña hacia la interna. Algunos decían que yo no estaba apoyando al partido, la noche de la elección interna me invitaron a la casa del partido, me llamaron especialmente para que fuera, algunos me invitaron a subir, el candidato me elogió, me llamó hermano de la vida. Yo que tenía una decisión tomada pensé que podía apoyarlo abriendo una lista distinta. Lo vi más como una forma de transmitir apoyo que como un retorno. Pero si los que quería apoyar prefirieron que no los apoyara, ya está. Mi error fue haber entendido mal los mensajes que me mandaron. Lo acepté y no hay drama. La puerta estaba cerrada con una llave y ahora está cerrada con dos. Ahora encaro para adelante pero no es más que eso. Entendían que no era conveniente y ya está. Es legítimo que así lo entiendan.
 ¿Se arrepintió de no participar de las elecciones?
No, todo lo contrario. Yo interpreté que la forma de apoyar (a Ernesto Talvi) era abrirle un grupo más al Partido Colorado, pero no era la estrategia y lamento haberme metido.
Entonces no es que prevea competir por un lugar en el Senado con otro partido.
 No, y no es que no haya tenido propuestas.
 ¿En la reunión con Cabildo Abierto hubo una propuesta?
Cabildo Abierto me quiso conocer y conversamos.
¿Y de dónde vinieron las propuestas?
 De otros partidos. Por lo general, los que vienen no son los candidatos sino dirigentes. Todos partidos chicos. Eran personas que me tanteaban. Pero como no había ninguna posibilidad quedó por ahí.
¿La decisión de retirarse es por cinco años o más?
 Cuando tomás una decisión, la tomás, y dónde vas a estar dentro de cinco años no lo sabés. Lo que me pasa es que a veces me cuestiono demasiado las cosas.

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