Opinión > EDITORIAL

Buenas intenciones

El debate siempre debe ser bienvenido
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12 de febrero de 2019 a las 05:03

El año pasado sucedió algo inédito. Por primera vez en la historia de la Universidad de la República el rector electo Rodrigo Arim no pudo dar su discurso de asunción en el Paraninfo de la universidad porque se lo impidieron los intolerantes que con cánticos y abucheos lograron callarlo.

Arim, exdecano de la facultad de Economía, debió masticar su bronca y tolerar el triunfo de los intolerantes. Tras asumir el máximo puesto en la mayor casa de estudios del Uruguay luego del bochornoso episodio referido, mantuvo un perfil bajo. 
Manejar la UdelaR es algo sumamente complejo: una institución pesada y burocrática donde los órganos que componen su ejecutivo están sumamente ideologizados y practican por lo general la política de una forma muchas veces temeraria. Como muestra basta leer los comunicados de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) apoyando dictadores como Nicolás Maduro o Daniel Ortega.

La UdelaR no es hoy una de las universidades más prestigiosas de América Latina. Casi no figura en posiciones destacadas en los rankings académicos ni tiene en su cuerpo docente más que un pequeño puñado de doctores renombrados a nivel mundial. Lo que sí es cierto es que se trata de una entidad sumamente relevante en la vida del país. La gran mayoría de los profesionales del Uruguay se formaron en sus aulas.

En una entrevista al diario El País previo a la elección que lo llevó a ocupar la rectoría, Arim sostuvo con tino que “la Universidad no es un lugar de consensos. No debe serlo. Somos una institución que debe vivir de la discusión, el debate y el intercambio. Y después se vota. Las decisiones importantes tenemos que trabajarlas desde la democracia”.

Fue grata la sorpresa de volver a tener noticias del rector de la UdelaR este fin de semana cuando en una entrevista con Canal 12 sostuvo su intención de fomentar el debate de los grandes temas nacionales y hacerlo con calidad.

“La universidad tiene una obligación establecida por ley que es la de aportar en el debate de los grandes temas nacionales. En ese espacio, y a partir de esa función, estaremos construyendo mecanismos de aporte, de debate, de construcción para la discusión nacional. Nuestro rol no es intervenir en la campaña electoral, pero sí aportar elementos, pluralidad y diagnósticos adecuados para discutir las distintas dimensiones que hacen al bienestar social. Tenemos que incentivar el debate nacional de calidad”, dijo.

Hasta ahí las buenas intenciones son más que gratificantes. En momentos en que analistas, políticos y periodistas pronostican una campaña sucia y en que la ministra de Educación y Cultura María Julia Muñoz derrapa ante la opinión pública con declaraciones mezquinas sobre uno de los candidatos de la oposición, la propuesta de Arim es bienvenida.

Si a esto le sumamos que todo indicaría que los candidatos a presidente esta vez sí están dispuestos a tener debates, sería positivo que sea justamente el ámbito universitario quien los legitime y procese. Más aún: habría que sumar a la movida propuesta por Arim a la Universidad Católica, la Universidad de Montevideo y la Universidad ORT Uruguay para otorgar al mundo universitario nacional en su conjunto un papel calve y bien plural para el beneficio del país y su democracia. 

 

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